I believe
She won't take me somewhere
I'm not supposed to be
You can't steal the things that god has given me
No more pain and no more shame and misery
You can't take me down
You can't break me down
You can't take me down(x2)
Una bella y tranquila canción que encontré por casualidad cuando me di cuenta que era tiempo de cambiar los temas que dirigían mi vida en estos momentos. Brandon Flowers y David Bowie ya se estaban cansando de mi así que era momento de dejar de repetirlos en mi cabeza y en mi notebook.
Si, ya había superado a Agustín. Sobretodo luego de lo que pasó ese día, cuando llegó aplaudiendo al descubrir el beso entre Lio y yo. Una semana atrás...
No puedo negar que me sentí incómoda, sin embargo él no tenía derecho a recriminarme nada. En todo caso era suficiente el remordimiento que tenía yo todo ese tiempo antes de enterarme que mi novio es un desgraciado.
- Wow - dijo una vez allí con sus manos aplaudiendo tan sonoramente. Usó la misma expresión que yo usé con él cuando me paré en frente de su amante y él, cuando los descubrí aquella noche.
- ¿Qué hacés acá? - mi voz sonaba gélida, no dejé que evidenciara sorpresa. No sé en qué momento terminé odiándolo, no sé en qué momento él se convirtió en un monstruo.
- Vine a disculparme, a intentar hablar contigo. Pero con esto que acabo de escuchar, creo que estamos a mano... para no decir otra cosa - estaba con su voz arrogante, plácido en vernos así. Era un asqueroso, me daba repulsión.
- ¿A mano? - reí con sarcasmo. Francamente no me importaba arreglar o no las cosas con él. Miré mi celular, vi la hora aunque sabía que no tenía que hacer nada después y lo miré a los ojos, me enfrente a él, Lionel ocupaba su lugar detrás de mi. Lo último que vi fue que abrió bastante los ojos, no se lo esperaba - bien, tengo tiempo. - hice una pequeña mueca y su mirada inquisitiva me interrogó- no te daré más patadas en la ingle si es lo que pensás. Espero no haber frustrado sus planes sexuales luego.
- ¿Qué pasó con la adorable y tierna Malena?
- ¿eso fui era para vos? - mi carcajada fue aún más sonora que la anterior - ¿así fue más fácil engañarme?
- no pretendía engañarte - su rostro se hizo más serio y su mirada estaba fija en mi, estaba más cerca también. - a Dominic la conocía de secundaria, ella significó mucho para mi pero terminamos mal y...
- aún seguiste queriéndola, así que cuando volviste a saber de ella, estábamos juntos, pero ¡te negaste! solo al principio, después de verla varias veces más, te diste cuenta que nunca la habías olvidado y decidieron...
Lo había sorprendido, podía verlo.
- Pero... ¿qué carajos...? lo sabías.
- No, no lo sabía. Lo imaginé. - sonreí de lado aunque mi semblante seguía endurecido. - Aún así no me interesa tu historia, no ahora. Quizás cuando éramos novios y hubieras tenido el coraje de decírmelo, lo hubiera entendido, pero ahora no me interesa.
- ¿Entonces...?
- Eso me preguntás... "¿entonces....?" - lo imité - veo que me enamoré de un idiota. - rodé los ojos. - Tu error fue tratarme mal, hacer como si no existiera, dejarme en ridículo con tus amigos, hacerme creer que yo tenía la culpa por no ser suficiente novia para vos, y por eso, por todo eso, lo peor que pudiste hacer, junto a tu amigo, - si, me refería a los dos, a él y a Lionel a quién no volví a mirar - fue hacerme sentir como una idiota, como una tonta. Eso no se lo perdono a nadie.
Cada palabra que salió de mis labios eran cuchillos que pretendía que no volviesen a mi. Tenía furia, enojo, ganas de hacerle pagar mi tiempo con él.
Por primera vez siento que algo de remordimiento asomó a su rostro. Pero ya no importaba sinceramente.
- Tenés razón, soy un imbécil.
- ¿Querés saber por qué besé a Lionel? - entonces aunque tenía la cabeza gacha, la subió un poco para mirarme. Quería saber qué había pasado entre nosotros.
Asintió.
- Nos besamos aquella noche que me trataste horrible frente a tus amigos en Nicky Chuk's. Él me llevó hasta mi casa. Me sentía mal por vos, pero él... - y esta vez me di la vuelta para ver que Lionel siguiera allí, me miró brevemente aunque la apartó. Se sentía incómodo. - me trató como hubiese deseado que lo hiciera mi novio y no pude resistirme a él, no pude resistirme a la frustración, ni siquiera a las consecuencias que traería más para él que para mi - me refería a Eva. Solo a Eva y no a Agustín. - Y lo besé.
- Ya escuché suficiente-
- ¿Te parece que lo hiciste? ¿Mi beso con él te parece injusto, acaso vas a actuar como ex novio celoso? - mi sarcasmo bailaba en todo su esplendor aquella noche.
- Si él te gustaba más que yo, entonces no entiendo por qué me aceptaste...
- Te acepté porque me enamoraste en su momento, pero ¿querés saber la verdad? - se lo repregunté con los ojos y él pareció aceptar mi desafío. - cuando nos conocimos en la fiesta de Camille, el único que se quedó grabado en mi retina fue él. Al único que pensé durante días, fue él. Y cuando me viste buscando en el aula de segundo año de psicología social, no te buscaba a vos, lo buscaba a él. Y cuando acepté tu invitación, era solo porque ¡quería verlo a él!
- ¡Basta! - Agustín estaba con los ojos brillosos de la furia y su cara roja a punto de explotar. Me aprisionó y sujetó mis manos en su muñeca. No sabía que iba a hacer conmigo, pero sabía que había lastimado su orgullo.
- Dejala Agustín, soltala. - Era Lionel que se interpuso entre los dos. Estaba de espaldas a mi pero podía rozarle.
- Dale, la defendés demasiado. ¿Acaso ella también te gusta? - no sabía que había entre sus mirada, pero Lionel no le respondía - No me importa, hacé lo quieras pero no la jodas a Eva.
Se separaron bruscamente. Parecía que en cualquier momento le saltaría la térmica a Agustín y haría corto circuito.
Pero sin duda la que parecía una máquina de decir todo lo que pensaba yo. No me pude callar esa noche. Y quizás ahora, solo ahora, una semana después de aquella noche, comencé a reírme de lo que le dije finalmente. Al menos no me quedé con ganas de nada.
- Algo más Agustín. - él parecía querer recomponerse, con sus manos en la cabeza y caminando de un lado al otro. La verdad no lo entendía. Él parecía dolido y yo, una ebria verborrágica.- Hay tres cosas que odio de vos.
Me miró una vez más, algo confundido ante mi declaración.
- ¿cuáles son? - ya se lo veía como rendido, cansado de todo aquello.
- Malena... ya está... - ésta vez fue Lionel quien me pedía que deje todo esto. Lionel solo era un árbitro en todo esto.
- Nop - dije algo divertida, aunque por dentro me sentía arruinada y quebrada. Tomé mi bolso y las carpetas- después de todo esto, no tenemos que vernos ni hablarnos más. Pero antes quiero decirle algo a él, algo que vengo pensando desde hace semanas.
- decímelo, no te abstengas más. Ya quedó claro que acá el único miserable soy yo. Pero antes de que digas lo tuyo, dejame decirte, que yo no te odio. Me gustó que seamos novios y... me quedaré con todo lo bueno que me regalaste. Después, solo te pido perdón.
Eso que me dijo último me hizo temblar por todas las sensaciones que me hizo recordar de cuando estuvimos juntos. No pude evitar recordar algo de aquellos momentos, cuando logró enamorarme, cuando por un momento pensé que lo nuestro iba en serio...
Caminé unos pasos hacia la salida donde ya los tuviera de frente a los dos, pero solo me dirigí con la vista a Agustín.
- Hay tres cosas que odio de vos - le dije nuevamente con mi voz fría y cortante. Lo miré bien y entonces algo en mi hizo que lentamente ablandara mi semblante. - Vos, vos y vos.
Le hice una pequeña mueca y mis ojos ya no le miraban duramente.
Adiós.
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Te lo pido, quiéreme
Teen FictionMalena, de 24 años, quien vive entre dos mundos: el primero por obligación, la Realidad y el segundo, Platón, donde se hallan sus agallas y amores de primaria, secundaria y ahora de universidad es decir, chicos sexys con un gran sentido del humor, i...