Parte 21: ¡Al fin!

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Esa semana me ganaría un montón de faltas en la Facultad. Tampoco tenía ganas de ir el viernes. 

No solo porque no tenía ganas de escuchar a alguien mencionar sobre la Luna de Miel del ex dios griego y Eva-Miss Perfecta a Europa sino porque además, los viernes solíamos juntarnos con Kevin y vaya problema ese chabón también.

No sé que nos pasa. Está cortante incluso por mensajes, cuando antes me respondía hasta los emojis. Se reía por todo.

Antes

-"Me quedé dormida"
-"Jajajaj"

-"Necesito cartulinas y marcadores para la expo de Psicología"
-"uuuh jajajajaj"

-"Me levanté con fiebre, cómo estás vos?"
-"Hola Virus jaja"

-"Cómo estás?"
-"Algo bajón."
-"Ay no! Jaja"

Ahora

-"Se me cayó la pava eléctrica que le compré de regalo a mamá sobre la colección de platos que tanto le gusta, ¡se quebraron todos!"

Visto Clavado

Foto

Visto Clavado

-"¡¿Qué carajo hago, Kevs?!"
-"No sé, te ayudaría pero estoy ocupado."
-"¿¿¿Posta???"

Visto Clavado

Yo no creo que sea solo paranoia, acá pasa algo. Pero bueno, que se muera, yo no tengo planeado rogarle amistad, aunque soy tan imbécil que no tendría que sorprenderme que no me quiera a su lado.

Cuando recogí los restos de platos quebrados e intenté esconder la evidencia de mi señora madre, fui a mi ahora pieza de chica normal a... dormir.

Me levanté al mediodía y seguía sola sin nada que hacer, ya era tarde para ir a la Facultad y tampoco tenía que trabajar. Aún así no me dio tiempo para sentirme culpable ya que cuando puse los pies en el suelo tocaron el timbre.

Había dormido con la ropa con la que habría ido a la Facultad así que me puse las pantuflas que le robé a mamá y fui de mala gana a abrir.

Obviamente no pregunté quien era porque de haber sido así, no me hubiera pegado semejante chasco.

- ¡Aaaaaaaaaaaaaah! - cerré la puerta de golpe y corrí al espejo que está en el pasillo y me arreglé lo más que pude, corrí al baño y me lavé la cara mientras me cepillaba los dientes, pero lo peor fue que tenía mechones con pasta y comencé a gritar peor, completamente nerviosa, fuera de mi. 

No podía ser, no, no podía ser verdad ¿vino hasta acá?
¿Y yo le recibí así?
¡Carajo, carajo y millones de carajos juntos!

Todavía mi mente hacía eco de la pregunta de vieja cascarrabia que le grite antes de abrir.

"- ¡¿Quién m* cuernos toca la puerta?! ¡Ya va!"

Volví a abrir intentando fingir que era normal y allí lo tenía, un extrañado y confundido Lionel.
Frente a mi.
En mi casa.
Mirándome con aquellos ojos brillosos. Marrones y brillosos. Su tez palida tenía un leve sonrojo. Y creo que es porque le estaba escudriñando con mis ojos todo su cuerpo. No, no era una visión. Era él, de carne y hueso frente a mi. 

No tenía idea de la hora en que tenía que subir a ese maldito avión, pero ahora estaba acá conmigo para...

Fue entonces que la palabra "despedida" me dio una bofetada que me paralizo y pude sentir como mi expresión de terror se hizo presente y un dolor le acompañó y me hizo estremecer.

Te lo pido, quiéremeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora