Enamorados

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Después de lo sucedido en España ya no pudimos seguir ocultando al mundo nuestra relación. Alguien nos había visto en el parque y se viralizaron las imágenes. Llegando a Paris lo primero que hicimos fue anunciar la relación y nuestro compromiso. Ya no faltaba mucho, solo año y medio más. Y nosotros cada día estábamos más enamorados. Pronto sería el cumpleaños de Gabriel. A él no le gustaban mucho las celebraciones, así que no planee nada en grande. Llegado el día, le preparé panecillos de plátano, café caliente y huevo con jamón.
- Feliz cumpleaños, Lepidóptero.
- Gracias, mi pequeño Akuma.
Desayunó, y partimos para el trabajo. Yo seguía encargandome de confección y tiraje, arreglos con proveedores y ensayos con las modelos. Para mis demás ex funciones, estaba la asistente adjunta. Ella era quien le indicaba a Gabriel las horas de sus citas, comidas con diseñadores, sesiones de foto, era quien llevaba el cafe, el diario, y demás. Yo hacía lo más importante pero menos pesado. Era ya su mano derecha, y era un orgullo llegar a eso. Por otra parte ya había comenzado a diseñar mi vestido de novia, estaba trabajando en un vestido con escote de corazón, falda de gasa vaporosa, y en la parte de atrás del vestido, al final del corsé, le había colocado una bella mariposa de oro y diamantes como cierre. Mi tocado era de deliciosas mariposas de pedrería, con rosas, el velo era de un fino encaje español de Cataluña, los zapatos que había mandado hacer, fueron encomendados a la casa Blahnik, sería la novia más hermosa, estaba mal que yo lo dijera pero así era. Habia cambiado mis mechas por un hermoso degradé en color rojo

Seguía aún usando anteojos pero ahora eran de un tipo más favorecedor a mí rostro afilado, vestía más casual en la casa, pero en la oficina llevaba mi típico traje violeta oscuro, mi blusa roja de cuello de tortuga, mi cabello en mi característico...

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Seguía aún usando anteojos pero ahora eran de un tipo más favorecedor a mí rostro afilado, vestía más casual en la casa, pero en la oficina llevaba mi típico traje violeta oscuro, mi blusa roja de cuello de tortuga, mi cabello en mi característico moño, y mis anteojos. Vestida así no lucía precisamente acuerpada como soy, pero me veía linda y elegante. Sobria y distinguida.

En la oficina nuestro trato era formal, pese a que ya se sabía, acordamos tratarnos así para no dar la apariencia de que había favoritismo de el hacia mi por el simple hecho de estar prometidos

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En la oficina nuestro trato era formal, pese a que ya se sabía, acordamos tratarnos así para no dar la apariencia de que había favoritismo de el hacia mi por el simple hecho de estar prometidos.
Me llamaba siempre a su oficina en las tardes.
- Nathalie, ven a mi oficina por favor.- Se escuchaba en mi teléfono.
- Ya voy, Monsieur Agreste.
Al llegar nos besamos como si el mañana no existiera. Era tanta pasión la que desbordabamos en esos besos que, era necesario componerme la ropa y el moño. Era preciso recomponer mi maquillaje de labios y limpiar manchas de labial, nuestra pasión y amor eran tan fuertes que era cada vez más difícil soportar las tardes sin hacer el amor.
Saliendo del trabajo fuimos a casa. Yo sé que el odia las celebraciones de cumpleaños pero, me fue inevitable preguntar, que deseaba de obsequio.
- Nathalie, tesoro, mi regalo está hecho desde que nos conocimos. Desde que te vi entrar a entrevista, supe que serías para mí, que serías mi amante, mi novia, y ahora, mi futura esposa. Te amo con todo lo que soy, y, que me deje de llamar Gabriel Agreste si miento.
- También te amo, Gabriel, confieso que el día que me dejaste sin un céntimo en Saint André des Arts, te odie muchísimo, hasta te dije palabras malsonantes, pero después me fui enamorando de ti, verte dormir era un poema, porque tú siempre tan duro, tan correcto, tan perfecto, y al dormir eras tan dulce, amable, tan humano, imposible no amar cada una de tus facetas. Te amo Gabriel.
No había duda, estábamos enamorados, toda la vida caminando sin sentido y, cuando lo conocí, me sentí, esperada, deseada, como si me hubiera pedido a una estrella fugaz, como si hubiese llegado a órdenes de un sueño acariciado con furor. Era toda suya y seguramente, sería siempre así, como dije antes, falta ver si el destino siempre nos será tan favorable, tan dulce, tan cómplice. Espero que sí porque, estar enamorada me hizo ser más humana, toda mi vida tuve que ser perfecta, toda una dama, toda una Sancoeur, que según mi madre, gente que se precie de llevar ese apellido, solo tenía que ser la mejor. Y a su lado así me sentía. Me había enamorado como una loca, y el también, nuestro amor es cauto, y ha soportado todo hasta ahora. Aunque según Duusu, pasaríamos dificultades para estar juntos, eso no importaba. Estábamos tan enamorados que nos habíamos preparado para todo, para lo que viniera. Porque somos dos enamorados. De nosotros, de la vida, de lo incierto. Solo enamorados. Y eso basta..

La muñeca de Gabriel (Finalizada De Momento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora