Nuestra gran familia

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Nuestro viaje a África transcurrió bastante hermoso, divertido y nos unimos más todos. Recuerdo que cuando vine yo sola, con Gabriel, desee tanto traer a Adrien, y por fin había pasado. Nada más tocar París, mi barriga creció un poco, parecía un pequeño chícharo, y mi pequeño se empezaba a mover. Ya no tenía tanta intimidad con Gabriel cómo antes pero lo compensabamos saliendo, pasando tiempo juntos, diseñando. El temia hacerme daño, ya que, según el, cuando Adrien nació, Emillie tuvo un embarazo muy complicado, tanto que solo pudo tener a Adrien. No pudo tener más hijos porque Adrien se aferró tanto a la matriz, que fue preciso extirparla. En mi caso yo sabía que era un milagro por única ocasión. Empezamos a alistar la habitación. Elegimos azul no porque ya supiéramos el sexo. Sino porque, a mi gusto, es un color muy universal, elegimos una cuna sencilla, en color blanco, muebles en el mismo tono así como una silla mecedora para sentarme a arrullarlo. Fuimos a una segunda ecografía, y ésta reveló que lo que esperábamos, era una niña.
Empezamos a elegir los posibles nombres: Cèline, Anette, Gabrielle, etc. Llegamos y lo comunicamos a Adrien, quien también nos tenía noticias.
- Yo quiero decirles una cosa.
- Qué pasa Adrien?.- contestamos Gabriel y yo al unísono.
- Estoy esperando a cumplir los 18 años para casarme con Marinette.
- Sus padres saben?
- Si. Pero de todas maneras queremos reunirlos a todos hoy por la tarde. Y qué tal va mi hermanito?
- Genial, y es una niña.- contestó Gabriel.
- Pero que lindo. Solo no vayan a ponerle Emma. Ese es el nombre de mi futura hija eh?
- No Adrien descuida.- dije yo, en tono divertido. Quizás el elegido sería Gabrielle: como Mademoiselle Chanel, y el femenino de mi esposo.
Gabriel había pensado en el nombre de mi mamá, ya que a él le gusta mucho el nombre de Blanche. Pero yo temia que se repitiera la historia y mi hija resultara una pequeña amargada como mi madre.
Por mi parte yo seguía diseñando a veces, en ratos libres, ya tenía varios conjuntos de lencería, los cuales serian confeccionados después de mi parto.
Nunca faltaba algo que hacer, ya que, como Gabriel tenía miedo de que me estresara y perdiera al bebé, me pidió ya no ir a la agencia, así que, como mi trabajo en la revista era muy poco y solo consistía en revisiones, me aburría mortalmente en la casa, así que me ponía a leer, cocinar, diseñar y a veces paseaba o me metía a nadar. Mi madre me había recomendado nadar mucho en el embarazo, y yo lo hacía, más por hobbie que por otra cosa.
Ese día estaba nadando tanto y tanto, que nunca me di cuenta de cuando Gabriel me empezó a mirar.
- Ahora eres sirena, mariposa?
- Cuanto tiempo llevas ahí?
- El suficiente para ver que eres una bella nadadora.
Y si, me encantaba nadar. Gabriel y yo aún seguíamos enamorados uno del otro.
Más tarde llegó Adrien con los Dupain Cheng, y cenamos. Preparé pan de maiz, filete, ensalada, puré de papá y pasta. De postre hice fresas jubilee. Llegaron y los hice pasar a la mesa. Ahora Adrien y Marinette estaban levantados, para dar su anuncio, así como Gabriel y yo la última vez.
- Su atención por favor. Nathalie, padre, señores Dupain Cheng, queremos decirles que, apenas cumplamos 18 años, Marinette y yo queremos casarnos.- lo dijo tan seguro y Marinette tambien, que, los ojos de los dos brillaban con el brillo del océano.
Sabine: - Acepto darte la mano de mi hija, pero con esa condición, de que si sea a los 18 años.
Tom: - No puedo decir que no cuando yo me casé con Sabine a la misma edad, pero solo deseo, de corazón, que sean muy felices.
Gabriel: Felicidades hijo. Pero tienes que hacer muy feliz a esta muchachita.
Yo: - Yo igual no puedo negarme porque cuando yo llegué con tu padre tenía 18 años, pero si puedo aconsejarles que, sean muy felices, Adrien, cuida a Marinette, nunca le faltes al respeto, nunca le falles. Hazla feliz. Y tú, preciosa, que puedo decirte, te conozco desde niña, por lo tanto te pido lo mismo para Adrien. El es como mi hijo, de modo que te pido lo mismo: respetalo, amalo, cuídalo, sean felices día a día, así como yo, poco a poco, lo he ido logrando con Gabriel.
La cena después de la noticia transcurrió preciosa. Marinette me dejó a cargo de su vestido de bodas, ya que el mío le había fascinado, Adrien le dejo el suyo a Gabriel, brindamos, y empezamos a hacer planes, pues ya solo faltaban, para Marinette dos años, y para Adrien solo uno, en cuanto a nosotros, si bien nos entristecía que Adrien pronto dejaría la casa, sabíamos que aún nos podría acompañar nuestra hija, y que, aunque se fueran, seguiríamos unidos, ya que, entre los Agreste y los Dupain Cheng, habíamos formado una familia grande y hermosa, así que siempre estaríamos todos juntos y eso yo lo sabía. Solo esperaba, otra vez, que el destino me bendijera. Gabriel me había hecho llevar a Duusu todo lo que llevaba de embarazo. No sé porque. Así como el tampoco se desprendía de Noroo. Y, si bien ahora no sabía, pronto lo descubrí...

La muñeca de Gabriel (Finalizada De Momento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora