La muñeca de Gabriel (Finalizada De Momento)

Tardes anaranjadas

Los gemelos seguían su curso, aunque Marinette de repente necesitaba reposo la verdad es que tuvimos incluso el gusto de llevarla a ella y a Adrien a la playa.

Al volver, Sabine y Tom se ofrecieron a cuidar a Emillie y a Marinette para que Gabriel y yo hiciéramos nuestro viaje a las Líneas de Nazca.

Por fin iremos juntos mi amor...

Ambos estábamos emocionados por ir aunque aún nos causaba risa el momento en que, por irme de vacaciones ahí, Gabriel casi destruyó la casa de moda.

- ¿Recuerdas como encontré la agenda? Era un desastre. Kylie y yo apenas y pudimos reencauzar la agenda.

- Cielo lo recuerdo muy bien. Pero sabes, eso solo me dio una pista de lo hermosa y adecuada que eras para mí.

- Gabriel, como puedes decir eso, en ese tiempo me odiabas.

- Eso te hacía creer Nathalie. Aunque confieso que me enamoré desde que te espié bañandote en Italia.

-¿Que hiciste qué?

- Sí. Te espié. Pero tú también lo hiciste.

- ¿Y tú cómo lo sabes?

- No hiciste ruido, pero percibí tu perfume. O no sé si es tu aroma porque, siempre has olido igual. Sí yo fuera perfumista intentaría replicar tu aroma.

Seguido de eso me beso y seguimos empacando. Luego bajamos a cenar. Sabine quiso guisar esta ocasión.

Nos cocino un delicioso pato cantonés, arroz estilo chino, costillas de cerdo agridulces y unas deliciosas galletas de jazmín para el té. Es una estupenda cocinera. A decir verdad, yo no cocinaba tan bien como ella.

- Sabine todo se ve exquisito.

- Gracias Nathalie. Es con mucho cariño. Sabes algo, me gusta estar con ustedes.

- Y a nosotros que estés aquí. Tú y tu marido son bienvenidos.

- Gracias por cuidar de mi hija Nathalie, gracias por todo lo que haces por ella. No pudo caer en mejor sitio. Ustedes, Adrien, la verdad es que todos a su modo, la han cuidado bien desde pequeña.

- Adrien está muy enamorado. Lo cual me alegra mucho. Cuando las conocimos era de sus primeras veces afuera. Yo tuve que insistirle mucho a Gabriel para que le dejara inscribirse en el colegio.

- ¿Nunca había salido antes?

- Según sé, no. Ese día era de las primeras veces que lo llevaba de paseo. Desde ahí se enamoró de Marinette. Desde ese día sus tardes en el colegio fueron anaranjadas, como la risa.

- ¿A qué te refieres?

- Bueno yo, cuando era niña, los días para mí yo los veía de colores, según mi ánimo. Amarillos como la mala suerte, naranjas como la risa, rojos de alegría, azules de tranquilidad o grises con franjas de pesadumbre. Estoy loca tal vez pero se me quedó.

De hecho cuando Gabriel me abandono en una pastelería dije que mi día había sido amarillo como la mala suerte.

- Que buena metáfora. Ahora entiendo muchas cosas Nathalie. Ahora entiendo porque cuando la infidelidad de Gabriel con Lila decías que te sentías como en un sitio gris con franjas.

- Así es. Pero por fortuna hemos logrado superarlo. Por otra parte Adrien y Marinette son muy felices y eso me alegra. Sus tardes son anaranjadas y te aseguro, que cuando nazcan los gemelos lo serán aún mas.

- Te aseguro que si. Vamos a comer.

Y nos encaminamos a la mesa a degustar su sabrosa comida, en una tarde naranja como la risa en verano.