La muñeca de Gabriel (Finalizada De Momento)

Dias soleados

Cómo iban a venir a cenar Tom y Sabine, prepare bastante comida, ya que venían a ver a Marinette, quien ya tenía un embarazo bastante avanzado.

Por lo que respectaba a los pequeños, todo iba bien, sin embargo la que estaba bastante débil era Marinette. Al parecer presentaba los mismos problemas que yo cuando me embarace de Emillie. Los niños estaban perfectos, pero conforme el embarazo avanzaba, más débil estaba ella, entonces Gabriel y yo, mientras se cocía la carne para el guiso, decidimos hacer una especie de reunión secreta con nuestros kwamis.

- Noroo, Duusu, Marinette tiene alguna capacidad de salvarse sola?

- No realmente Nathalie, ella también requiere ayuda de alguno de los nuestros pero nosotros no podemos porque ya poseemos portador.- Respondió Duusu.

- Mmmmh y entonces, ¿Qué se puede hacer?.- preguntó Gabriel mientras yo caminaba ansiosa por la habitación correteando a Emillie, quien no dejaba de coger los bolígrafos de Gabriel.

- Noroo, ¿Crees que Tikki o Plagg, quieran ayudar encubiertos?

- Posiblemente, Duusu, pero es más seguro que sea con Tikki. Plagg es muy, indiscreto. Voy a localizarla.

- ¿Quién es Tikki?.- pregunté con aire circunspecto.

- Es el kwami de la creación y la buena suerte. Ella es la única capaz de sanar fuerzas malignas o desconocidas, al igual que yo, pero repito, yo tengo ya una portadora. No puedo servir a dos portadores a la vez.- dijo Duusu.

Salimos y terminé de guisar, hasta que más o menos un cuarto de hora después, Gabriel me llamo a la habitación. Ya habían regresado con el otro kwami y su Miraculous.

Acordamos con Tikki que solo estaría con Marinette mientras su embarazo transcurría y, pasado ese tiempo, ella retornaría a su sitio. Ella acepto y ese día acordamos entregarle los pendientes a Marinette. Fui yo quien se los di.

- Adrien, me permites hablar con Marinette?

- Si, Nathalie, claro que sí. Mientras iré por el pan para cenar.

- Marinette, quiero que tengas esto durante un tiempo. Cuando tuve a Emillie estos pendientes me sirvieron como una especie de amuleto para que estuviera sana en mi embarazo.

- Gracias Nathalie, espero me ayude un poco porque me he sentido con mucho agotamiento.

- Verás que con esto mejorará la situación.- dije mientras le ponía los pendientes. Acordamos con Tikki que no se presentaría ante Marinette, de forma que no salió, pero en el momento en que Marinette puso los pendientes en sus lóbulos, empezó su mejoría, sus colores se restablecieron y de inmediato tuvo suficiente energía. La abrace en señal de cariño. Sí bien amaba a Adrien y a ella, cuanto más amaba a sus hijos. Por ello siempre haré lo que esté en mis manos por proteger a mi familia. Por otro lado, mi pequeña hija, cada día estaba más hermosa y fuerte, era rubia, con sus ojos azul grisáceo, sus labios tan rojos, la piel blanquisima, y el cabello, que empezaba a crecer, cuando ella corría en el jardín, parecía un chal hecho con hebras de sol.

Cada que miraba a Emillie me enamoraba más de mi hija, era la madre más feliz del mundo. Y como abuela seguro seré la más consentidora. No más situaciones oscuras. Solo días de sol.

Pronto volvió Adrien, con el pan de la cena, y con unas fresas jubilee para Marinette, quien tenía antojos incontenibles. Aunque, seguía una dieta sana, no cesaba de tener antojos, y Adrien, en su amor de esposo, se los cumplía, o si yo sabía prepararlo,yo se lo hacía, ella era un ángel con mi Adrien, le agradecía en lo más profundo de mi corazón, el llegar a la vida de Adrien, quien en cuanto llego Marinette a su vida, fue un niño más feliz, un mejor adolescente, y ahora un hombre exitoso. Seguía modelando pero tenía a su vez, una exitosa carrera como abogado. Marinette era ya una diseñadora en ascenso, y que decir de Gabriel y yo. Éramos los esposos más felices del mundo. Y espero estar así de enamorada por muchos años. El lo estaba de mi. Y yo era muy feliz cuando lo notaba. Pase muchas dificultades, tanto de amante como ya casada, pero si volviera a nacer las pasaría de nuevo sin protestar. Gabriel era mi sol. Y junto a el, vivía en la eterna primavera.