Mon coeur t'appartient

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Nuestra boda llegó, asistieron Nadja y su esposo, Marinette y su familia, algunas modelos que eran amigas mías, Adrien, mi maestra de bachillerato, Dauphine Mendeleiev, algunos amigos de Adrien y sus familias, mis padres, muy a su pesar, y el señor Stefan Agreste, padre de Gabriel. Cuando llegue al altar el lucía un hermoso traje de novio que el mismo había diseñado, yo llevaba mi hermoso vestido de novia, Adrien estaba muy guapo con un smoking color medianoche, y Marinette con su vestido corto de motas se veía preciosa. Ellos fueron los pajecitos, Nadja y mi profesora fueron mis madrinas de lazo, los anillos nos los obsequió Karl Lagerfeld, así como la fiesta fue patrocinio de Mensuel, nuestra revista amiga y para la que trabaje como modelo en mi adolescencia. Nos casaron en la Catedral de Notre Damme, e hicimos el tradicional recorrido nupcial en limusina, cuando los niños o las chicas me veían pasar me saludaban y me mandaban buena suerte. En la fiesta se encontraban todos nuestros invitados ya listos para la celebración, también André Bourgeois nos dio un hermoso regalo: dos fragancias personalizadas hechas por la casa Pèlisiér y nos dio un hermoso juego de cama de seda natural, en la fiesta, cuando lancé el ramo, Marinette fue quien lo atrapó y miró amorosamente a Adrien. Obviamente, a Chloe no le agradó mucho esto y su mueca de desprecio se notaba desde Júpiter. Después, en nuestras familias, como son familias de abolengo, se estilaba que, los invitados se quedaban en la fiesta a comer y divertirse, mientras los recién casados se iban al lugar destinado a su noche de bodas. Así pues, antes de retirarnos, nos despedimos de los invitados. A mí no dejaron de hacerme hermosos comentarios, incluso mi madre lo hizo.
Nadja: "Sé feliz siempre, Sancoeur, cuídense mucho"
Profesora Mendeleiev: "Ya por fin eres una mujer realizada y preciosa, muy buena suerte y que su amor perdure"
Sabine Cheng: Te dije que te aguardaba algo bello y grande. Ve por más.
Madre: Felicidades mi niña, que sean muy felices, cuida a tu esposo pero también el debe cuidarte a ti mi amor. Y recuerda que, el amor todo lo vence.
Por fin tenía mi propia familia, un hermoso porvenir, una aventura nueva en mi lista de aventuras por realizar, un hijo que, si bien no era mío, ya amaba. Un esposo maravilloso, un imperio que acrecentar juntos, y un montón de bellas vibraciones. Estaba casada con el hombre que amaba, a mis ahora 22 años, ya tenía todo lo que había soñado, y mucho más. Llegamos a la casa, y fuimos a la que, alguna vez fue mi habitación.
- Nathalie, eres preciosa, y eres mía, para siempre. Te amo mi pequeño Akuma, mi mariposa, mi francesita.- dijo y me besó en la cara y los labios.
Me quitó dulcemente el corsé, con una delicadeza que, hacia ver sus dedos como alas de mariposa, luego quitó la falda, dejándome en la preciosa lencería que me había regalado mi mejor amiga, Angeline Bustier, especial para ese día.

Quitó mis zapatos altos blancos, y soltó, poco a poco, las peinetillas que sostenían mi peinado

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Quitó mis zapatos altos blancos, y soltó, poco a poco, las peinetillas que sostenían mi peinado.
- No puedo dejar de mirarte, Nathalie, eres un sueño delicioso hecho realidad. Hoy me entrego a ti, por entero, por toda la vida, me entrego por amor, por convicción, porque, aún cuando no creía volver a amar, llegaste tú, a invadir con tu belleza increíble, mi corazón. Te amo.
Empezó a desnudarse despacio, al tiempo que nos besabamos, al tiempo que, éramos uno solo, fue preciso usar los Miraculous por una vez, así nuestros Kwamis también serían testigos de nuestra unión y, a la vez, les serviriamos de vehículo para unirse ellos también.
Entonces, en la piel de LePaon, fui de Hawkmoth, y el fue mío. Fuimos nuestros por hoy y para siempre.
Hicimos por primera vez, el amor de una manera tan profunda e increíble, que sentí como desde dentro, me brotaba un amor, y un llanto, tan fuertes que sentí que mi corazón iba a explotar. Y el igual. Lloramos, nos reímos, y jugamos como dos gatos. Nos amábamos y todo era testigo de ello. Si de amante, siempre fui fiel, devota, y solo tenía ojos para el, como esposa, era obvio que eso sería aún más intenso.
Al fin casados, al fin amándonos, al fin juntos y no nos separariamos nunca. O eso quiero pensar. Como dije, al pasar de los años las cosas podrían cambiar. Pero yo confiaba en que, nuestro amor, no importando cuántas veces nos pusiera a prueba la vida, todo lo vencería.
Y lo haría porque el amor de Gabriel y mío, era fuerte, irresistible, quemante. Tan quemante como la lava volcánica. Más fuerte que los huracanes y libre como las aves. Mi corazón le pertenece. Por siempre. Juntos por la eternidad.

La muñeca de Gabriel (Finalizada De Momento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora