Hermosa Dualidad

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Por fin llegó el nacimiento de los gemelos, una mañana de mucho sol.

Al igual que yo, Marinette, había sido diagnosticada apta para tener un parto en casa, aunque sería un poco más difícil porque eran gemelos y suelen tardar mucho en nacer. Para que no fuera muy traumático, habían sugerido que, al igual que mi hija, nacieran en agua. Preparamos la bañera de mi recámara como era debido para poder recibir a los niños, entonces cuando Marinette empezó con el trabajo de parto, el agua ya estaba caliente y adecuada, el material preparado, la ropa de los niños lista, entre otras cosas. Ella quiso que yo la acompañara.

Empezó a sentir el acceso de expulsión a los quince minutos de haber entrado a la bañera. Entonces tome su mano y le animé a empujar.

- Tú puedes Mari, sé muy fuerte, si te duele aprieta mis manos.

- Ya no puedo Nathalie, me está doliendo mucho.

- Empuja. Concéntrate en algún punto de la habitación, para concentrarte.

Lo hizo, entre lágrimas y mucho dolor salió el primer niño, un hermoso niño rubio, de piel blanquisima y los ojos verde brillante. Tenía los labios pequeños y como en forma de corazón de Marinette, y la hermosa forma y color de ojos de Adrien. Salió y lo limpiaron y vistieron con un trajecito con pies color blanco, de terciopelo.

Le acercaron al niño para que le diera su primer beso, y se lo llevaron ala cunita.

A los pocos minutos, bajó el otro niño, un hermoso niño de cabellos negro azulados, como los de Marinette, pero con la particularidad de tener un ojo verde y el otro azul, la boca gruesa como la de Adrien, y la piel blanquisima, los ojos almendrados y la naricita hacia arriba, como la de su hermanito.

El rubio se llamó Hugo, y el azabache Louis. Eran dos hermosos niños.

Lavaron a Louis, y le pusieron un trajecito color azul marino, igual de terciopelo, y lo llevaron a la cunita.

Mientras llevaban a los niños, se quedaron bañando a Marinette y ayudándola a trasladarse, pues estaba bastante cansada y aún había que fajarla, vestirla y dejarla descansar. Por lo menos hasta que pudiera comer.

Los niños fueron alimentados con fórmula porque, a Marinette tardarían unos días en subirle la leche. Adrien nada más ver a los niños, soltó el llanto.

- Son hermosos, mis hijos.- decía sonriendo.

- Claro que sí lo son cariño, son hermosos, más porque fueron esperados con amor.- Le dije abrazándolo fuerte.

- Gracias por cuidar a mi esposa, Nathalie. No sé que hubiera hecho sin ti.

- Sabine también me ayudó, no todo lo hice sola cariño.

- Aún así te agradezco.

Gabriel, estaba alimentando a los niños junto con Adrien, mientras yo estaba en la habitación con Marinette.

- Ahora debes descansar Mari, fuiste muy valiente.

- Gracias Nathalie, aunque en parte te lo debo a ti.

No supe que decir. La deje durmiendo y alcance a Gabriel y Adrien al que ahora sería provisionalmente el cuarto de los niños, al menos en lo que Marinette salía de la cuarentena.

- Ya somos abuelos.- dijo mi marido con una sonrisa amplia y sus ojos grises lagrimeantes. En ese momento mi pequeña Emillie, entró hecha una tromba, quería conocer a sus sobrinos, aunque le tuvimos que explicar que hasta que estuvieran un poco más grandes podrían jugar con ella. Mi hija dentro de poco cumpliría los 3 años, y mostraba gran interés por la danza.

En las tardes yo le enseñaba un poco mientras Gabriel tocaba la música en el piano. Mi hermosa hija para bailar siempre se ponía una especie de leggings pequeños y un leotardo. Así como unas pequeñas zapatillas pointe que Gabriel le había mandado hacer a medida.

Ya mi pequeña tenía el rubio cabello por debajo de los hombros, y siempre lo llevaba recogido en hermosas trenzas, que la hacían parecer un hada.

Ya con los hermosos mellizos ya éramos una familia realmente grande y hermosa. Tan distintos uno del otro, uno rubio, otro azabache, el primero ojos verdes, el segundo con una hermosa heterocromia, ambos tan distintos y tan iguales. Una hermosa dualidad.

La muñeca de Gabriel (Finalizada De Momento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora