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Había pasado una semana de clases y según Dan mi ánimo después del juicio había decaído con creces, no concordaba en lo absoluto, pero si nos servía como excusa para una mini fiesta ¿Quién podía negarse?

La tarde era más bien cálida por lo que una reunión en torno a la piscina parecía bastante agradable. Matt invitaría a uno que otro chico de Beta, Dan se encargaría de traer las chicas y mientras tanto yo me ocuparía del alcohol y los aperitivos, tal como lo hacíamos siempre.

Cuando el sol estaba casi en su punto más alto subí a mi habitación para quitarme la ropa deportiva y cambiarla por un bikini azul que Dani me había obligado a comprar en una de nuestras miles de tardes de compra-terapia, en ese entonces había aceptado comprarlo porque el tono combinaba perfecto con mi piel tostada, así que ahora era el momento perfecto para usarlo. Lo combiné con un short un tanto holgado y corto y ¡Voila! Algo cómodo, nada llamativo, perfecto para una reunión con amigos.

"¿Qué dices si te digo que lo de "reunión" no se entendió y pasó a ser una fiesta?" No alcancé a decir "aló" y Matt ya me daba la mala noticia. Perfecto, ironicé en mi mente.

"¿Qué tanto se masificó?" Pregunté mientras abrochaba el último botón del short. Lucía bastante decente.

"¿Algo así como que casi todo Beta quiere ir?" Respiré profundamente, ¿Por qué me sorprendía? Era Matt. Revoleé mis ojos, y terminé de arreglar mi short.

"¡Sólo diles que deben traer su propio alcohol!" Bajé las escaleras mientras mi primo seguía en el teléfono esperando otra indicación. "Lo que hay aquí no alcanza lo suficiente y créeme no pienso gastar un peso más". Colgó al instante.

La nevera se encontraba repleta de cerveza, vodka y hasta ron, pero no la usaría con la casa Beta, podían pagar por su propio alcohol, además, eran los amigos de Matt no los míos.

Mientras ordenaba el jardín sonó el timbre, debía ser Dan que se suponía que tenía que estar aquí hace 1 hora, pero mi amiga no entendía mucho el concepto de puntualidad, por lo que hace años había dejado de molestarme con aquello. Preparaba mi discurso de amiga enfadada dramáticamente por su tardanza, pero al abrir la puerta me lo tuve que tragar. Me sentí una idiota al no poder evitar alzar mis cejas en señal de asombro.

– Traje mi propio alcohol... –Levantó la botella y sonrió. Su sonrisa, no cabían dudas era hermosa. Le sonreí de vuelta.

¿Este chico siempre se iba a aparecer en mi vida así? Corrí el mechón tras mi oreja y otra vez sonreí–. Entonces puedes pasar. –Me corrí hacia un lado y él entro–. Como verás no hay nadie aún. Llegas sólo un poco adelantado...

– Lo sabía... –Mi sorpresa no se hizo esperar, cambié la expresión apenas lo noté. Debía cuidar mis expresiones o terminaría creyendo que me gustaba o algo por el estilo y no lo necesitaba, no que pensara que aquella noche había significado algo más–. Linda casa Alex.

– Gracias, Stefan. –Dije casi por inercia y educación. Comencé a avanzar hasta la sala y él me siguió enseguida. Por alguna extraña razón su persona me perturbaba, ahora de una forma agradable.

– Entonces esto de las fiestas, ¿Es algo común aquí? –Saqué las botellas de la hielera y asentí.

– Algo así. Esto se suponía sería una reunión de amigos, pero ya ves... –Me di la vuelta y caminé hasta el jardín–. Terminó por ser otra fiesta Beta-Kappa...

– Matt sigue teniendo problemas con las reuniones pequeñas. –Dijo en lo que me ayudaba a ordenar el bar improvisado a un lado de la piscina. 

Demonios: Mi Error FavoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora