Si el viernes fue el turno de Kappa, hoy era el turno de Beta. La más grande fiesta que pueda ocurrir en el campus, la organizan los descerebrados -valga decir salvo Matt y uno que otro chico de esa casa- musculosos y arrogantes chicos Beta; es la octava semana de Universidad y por tradición desde no tengo idea qué año, esta fiesta se organiza sin falta.
Estoy invitada por ser Kappa, tener un primo en la casa y sobre todo porque mi bisabuelo fue quien separó la casa Beta de Alpha, desligándolas para siempre y dejando casi en el completo anonimato a esta última.
Sí, en mi familia todos habían tenido algo que ver con estas hermandades, salvo yo, que con suerte era miembro Kappa por una obligación de la tradición familiar.
Otra vez iría sola, tenía varias invitaciones informales para ir, pero no había aceptado ninguna, ¿La razón? Secretamente me vería con Stefan allí, pero no iríamos como pareja, sino que casualmente nos encontraríamos y pasaríamos el resto de la fiesta juntos, como amigos y nada más que eso. Había sido su plan y no me negué, porque ciertamente me agradaba la idea. Y sí, me odiaba por aquello.
Desde hace más de media hora que Matt se encontraba en mi habitación porque quería respuestas sobre ayer y no se iba a ir hasta que según él escuchase la verdad, pero "su verdad" era que me había acostado con Stefan, cuando simplemente me besó para luego irse y dejarme totalmente desconcertada.
Íbamos por la vez número cuatro de la misma conversación, sólo para llegar a la misma conclusión, mi verdad era diferente a la de él y mientras no escuchase que Stefan había estado en mi cama para él sería una completa mentirosa.
Me senté a su lado un poco frustrada. –¿Lo viste esta mañana escabulléndose por la ventana para que no lo vieses? –Negó aun con cierto recelo–. No sucedió nada, supéralo.
– ¿Quieres que crea que estuvieron solos y no sucedió nada? –Giré mi cabeza enseguida. ¿En serio me estaba hablando así? Hice un ademán de frustración–. Te conozco, sé qué clase de chica eres...
En el momento en que lo dijo se arrepintió, pero ya era tarde. –Matt... –No dije más mi voz se perdió en el aire.
– Alex, yo... Mierda... –No supo qué decir y mi nivel de ofuscación creció de sobremanera.
– ¡Sé que me he acostado con algunos chicos en fiestas y que quizá puedo llegar a ser comparada con una versión femenina de cualquier chico promedio de tu edad! –Comencé a gritar desesperada y más que nada ofuscada. Sus ojos se abrieron de par en par–. ¡Pero no significa que apenas esté sola con alguno lo meteré en mi cama! ¡NO soy una prostituta Matt! ¡Pensé que lo sabías!
Mi primo quiso decir algo, pero no encontró las palabras, su expresión en tanto era de culpabilidad. Matt cuando quería podía ser realmente hiriente, justo como acababa de suceder ahora.
La frustración llegó a mis ojos y unas lágrimas rodaron por mis mejillas. –Por favor sal, no te quiero aquí. –Matt se acercó y me alejé por instinto. Había cruzado el límite.
– Alex, yo no quería... –Me abrazó fuertemente y comencé a llorar como una estúpida–. Soy un imbécil, lo siento. No quería decir eso...
Sus palabras me hirieron, sabía que quizá no era el tipo de chica normal que sólo se acostaba con el que creía el amor de su vida, pero tampoco significaba que metía en mi cama a un chico sólo por estar a solas con él, sabía que cualquier chico que estuvo en mi cama al menos lo conocía lo suficiente, pero con el tema de Stefan parecía enloquecer y decir cualquier cosa, exactamente como había sucedido hace unos instantes. De igual forma terminé cediendo ante su abrazo, Matt me conocía, sabía casi todo sobre mí, pero a veces, en momentos como estos lo odiaba. No tenía derecho a tratarme como si fuese una prostituta porque no lo era bajo ninguna circunstancia y él lo sabía muy bien.
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Demonios: Mi Error Favorito
Teen FictionAlex y Stefan no son exactamente la princesa y el príncipe de cuentos de hadas respectivamente; ambos buscan sólo diversión y libertad, porque con los demonios que cada uno esconde es difícil que algo pueda terminar realmente bien en sus vidas. Se...