5.

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– Lancaster y... –Stefan alzó la mirada. La señorita McDonald, de la clase de Geriatría, titubeaba mientras veía en la lista. Rogaba al cielo que no fuese yo–. Fabiani.

Matt se dirigió a Stefan con mirada asesina, éste le sonrió. Si supiera, pensé para mí.

– ¿Fabiani, eso significa que soy yo o Matt? –Pregunté evitando mirar a Stefan que se encontraba sentado en la mesa contigua.

– Si no hubiesen faltado ambos a la clase introductoria. –Miró su libro–. Sabrían que toda la clase ya tiene su pareja.

– Por mí está bien. –Miré a Stefan, no parecía nada molesto o alguna otra cosa. Matt en cambio, seguía acosándolo.

Respiré profundamente y dejé caer mi espalda en el respaldo de la silla. Esto no podía estar pasando, debía ser una broma de muy mal gusto.

– ¿Cuándo tienes libre? –Hice como si no escuchase y seguí en lo mío. Revoleó sus ojos.

La idea de pasar tiempo con Stefan no me desagradaba del todo, pero si terminábamos igual que las últimas veces, no sabía qué tan segura estaba de querer aquello. No es que no me atrajese porque sexualmente hablando éramos casi un complemento perfecto, pero no sabía nada de él, ni él tampoco debía saber mucho de mí y ese era el gran punto, porque generalmente cuando te acuestas con alguien lo conoces bien o al menos sabes más que su nombre, lo nuestro por desgracia había comenzado al revés.

"¿Qué te sucede con el nuevo?" Mi teléfono vibró, Dani no dudó en preguntar. Me puse en línea y respondí.

"Nada, pero es amigo de Matt. No quiero que piense cosas que no son... Ya sabes cómo es tu novio." Apreté enviar mientras la señorita McDonald escribía en la pizarra.

"Es un trabajo Alex, no es como que se juntarán y terminarán acostándose..." Quería golpearla, sabía a qué venía esa burla.

"Eres una maldita <3." Dejé mi móvil a un lado.

"Tú has el trabajo, yo me ocupo de Matt. Pero si terminas saliendo con él... No te culpo <3." Quise contarle, decirle que habláramos después, pero terminé por abortar esa idea de mi mente casi al instante.

"Eres la mejor y sobre lo último, olvídalo." Guardé el teléfono.

Stefan en un descuido de la señorita McDonald se cambió rápidamente de asiento hasta quedar a mi lado. –¿Te sucede algo? –Negué–. Me refiero a que si te molesta que debamos hacer el proyecto...

Me acerqué a él para susurrarle, su piel se erizó al instante en que mi exhalación le rozó. –No Stefan, es sólo que no acostumbro a hacer mis proyectos con los chicos con los que me acuesto. –Una sonrisa se formó en su rostro.

– Si te prometo que no volverá a suceder, ¿Aceptarías que lo hagamos hoy? –Lo miré casi sin poder evitarlo. Alzó sus cejas y terminé asintiendo.

– En lo que la señorita Fabiani y el señor Lancaster terminen su conversación responderé su pregunta señor Collins. –Mis mejillas se tornaron rojo intenso. Stefan en cambio se encogió de hombros.

– Mi culpa, Alex es realmente interesante. –No pude evitar golpear con mi codo su estómago–. ¿Qué? No miento.

La señorita McDonald señaló la puerta. ¡Lo mataba! En la única clase que expulsaban en todo el campus, habíamos tenido que ser nosotros.

– Fuera, ambos. ¡Ahora! –Tomé mi bolso y salí de allí enseguida. Mientras la mitad de la clase se burlaba de nosotros.

– ¿Qué crees que haces? –Espeté al segundo de cerrar la puerta. Me miró sonriendo, la situación le parecía divertida a mí en cambio me irritaba.

Demonios: Mi Error FavoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora