12.

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– Entonces señorita Alessandra, ¿Él llegó a consumar la violación? –Su pregunta resonó en mi mente tantas veces como pude torturarme. Volví a negar. – Y el señor aquí presente, ¿Es el único testigo del hecho? –Miré a Stefan y volví a asentir.

– Ella tiene diferentes hematomas y hasta unos cuantos rasguños en su espalda y brazos. –No pude evitar mirar a Stefan. Claro, había olvidado los rasguños, que en ese momento volvieron a picar. Mi piel comenzó a arder y las imágenes volvieron a mi mente–. Quizá eso pueda servir como prueba... Yo puedo declarar, estuve ahí, golpeé a Tobías...

– El que el hecho no se haya consumado es algo bueno señorita Fabiani. –Comenzó a hablar, pero estaba claro que venía una segunda parte no tan buena–. Sin embargo, para la investigación el que no lo haya contado en el momento y el acto no haya sido concretado por el señor Wayland nos hace difícil el que podamos tomar medidas respecto a él.... –Dijo el oficial con un tono de lamentación que me pareció realmente sincero.

– Le conté todo, ¿Por nada? –No pude evitar preguntar con tono casi de frustración, negó.

– ¿Entonces? –Insistió Stefan. El oficial levantó el teléfono en su mesa y marcó un número.

– Necesito que vengas enseguida. –Con Stefan nos miramos, ¿Tendría que contar nuevamente todo? Por debajo tomó mi mano con la suya. La apreté buscando apoyo, esto me reconfortó tanto como él lo quiso.

Luego de unos breves segundos entró a la salita un tipo con traje, parecía sombrío, sin embargo, al verme esbozó una sonrisa, que más que nada fue con lástima. Stefan apretó mi mano y sonrió, al menos no me encontraba sola.

Miró al oficial Smith quién me señaló con la mirada, tragué pesado.

– Señorita Fabiani, soy el oficial Paltrow. Necesito que me acompañe... –Abrió la puerta y miré al oficial Smith que asintió. Respiré profundo y me dispuse a seguirlo–. Necesitamos hacerle unas pruebas para verificar que todo lo que usted le contó al oficial Smith es cierto, no es que dudemos de usted, pero ya debe saber cómo son los procedimientos... –Stefan se había quedado sentado con el oficial mirándome mientras me perdía por los pasillos de la comisaría.

– ¿Qué tipo de pruebas? –Pregunté con cierto temor frente a la respuesta que era obvia.

– Sólo sobre sus hematomas y rasguños, lo demás por el paso de los días ya no sirve... –Sentí un pequeño alivio.

– Yo, tengo un problema... –Dije temerosa, él se giró a verme enseguida. Bajé la mirada avergonzada.

– Es normal luego de ese tipo de episodios. No haremos nada que no puedas soportar. Tranquila. –Abrió una puerta y entré a una sala con una mujer vestida raramente. Me señaló una pequeña sala y me dirigí allí sin objetar nada.

La sala era pequeña, blanca y fría. Parecida a las que mostraban en CSI, reí ante mi burda comparación.

Al segundo entró la mujer, el oficial Paltrow había desaparecido. – Alessandra, soy la doctora Coss. –Dijo con tono afable.

– Puede decirme Alex. –Dije tratando de hacer esta conversación más cómoda.

–Está bien Alex. –Respondió suavizando su expresión al máximo–. Sé que quizá sea invasivo, pero necesito que te quites la ropa y te pongas esa bata para poder ver los hematomas y rasguños que haya dejado el agresor.

Desvestirme estos días había sido horrible, casi una tortura, tener que hacerlo para que viesen lo que Tobías había hecho con mi cuerpo lo era aún más. Respiré profundo. –Tranquila, tómate tu tiempo.

Demonios: Mi Error FavoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora