15.

2K 72 5
                                    

                  

"¿Segura que quieres ir sola? Puedo acompañarte si lo necesitas." Aunque no quisiese ya era tarde, me encontraba en el auto rumbo a mi destino.

"Tarde tu propuesta, estoy casi llegando..." Una risa de su parte y se quedó en silencio. "Tranquila, no haré nada imbécil. Pero sabes que no puedo no venir... No hoy".

"Sólo llámanos si... Bueno tú sabes." Podría sonar excesivo e incluso sobreprotector, pero los entendía, las veces anteriores no había terminado de la mejor manera.

"Por favor no le digan nada a Stefan..." Les había dicho que no le contaran la verdad a Stefan sobre Nicholas, yo lo haría, a su debido tiempo claro. Pero hoy al menos no quería que él supiese nada y aunque a regañadientes al final aceptaron. "Dani, sé que va a sonar extraño, pero no quiero que piense que soy una loca por lo que sucedió aquella noche..."

"Nadie piensa eso, tontita. Yo, que creo saberla con todos sus detalles no pienso eso, Alex." Giré a la derecha y poco a poco comencé a bajar la velocidad del auto. "Pero es tu decisión y dijimos que no lo haríamos".

"Te amo, ¿Lo sabes?" Ambas reímos.

"Es imposible que no lo hagas." Orillé el auto y paré el motor.

"Llegué. Sana y salva." Me relajé y miré el paisaje.

"Matt ya encontró justificación para tu falta... ¿Qué se le habría ocurrido a mi primo?

"¿Qué se le ocurrió? El año pasado fue casi la gripe aviar... Por favor dime que este año no fue tan imbécil." Recordamos aquella estupidez y se nos escapó una risa a ambas.

"Esto es más real..." Se quedó en silencio, carraspeé para que hablara. "Estás en casa con varicela".

"Dani, sabes perfectamente que me dio a los 5 años, junto a Matt y Nicholas..." Mi primo cuando quería era bastante imbécil.

"Había olvidado que la primera clase la tenían juntos. Cuando el señor O'Ryan le preguntó fue lo primero que se le ocurrió..." Suspiré. "Es un idiota, pero fue lo mejor que pudo hacer".

"Dile que busque la forma en que pueda ir mañana a clases." Quité el seguro del auto y saqué la llave. "Me tengo que ir, te quiero".

"Te amamos." Se escuchó al unísono las voces de Dani y mis padres.

"Nunca en la vida voy a dejar de caer en esto. Los amo." Todos reímos, cada año sin falta uno llamaba y los otros escuchaban, hoy había vuelto a caer.

Me bajé del auto y caminé hasta aquel lugar, no hacía demasiada brisa, pero el polar que había llevado de Stefan me ayudaba a sentir el calor que faltaba. Subí el cierre hasta mi cuello y avancé, allí estaba como cada año, intacta y llena de flores.

Sentada a un lado comencé a arreglar las flores que había llevado, nunca le gustaron las flores, las odiaba en verdad, pero las calas que eran mis favoritas habían sido las únicas que soportó cerca.

Nicholas, murió a los 20 años.

Por mi culpa o no, él debería estar cumpliendo 25 años, en vez de cuatro muerto y esa era una de las cosas que nunca en la vida iba a poder llegar a entender...

Nick era el hijo perfecto, un ingeniero en formación con las mejores calificaciones de su curso, el mejor de los amigos, voluntario en el hogar de menores donde todos los pequeños lo adoraban y aunque, por otra parte, tal vez era el rey de las fiestas y el alcohol, bajo ninguna circunstancia su muerte se justificaba por esas noches de descontrol.  

Demonios: Mi Error FavoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora