Hace 1 día había mandado a Stefan a la china, sin boleto de regreso y aunque en un principio me pareció una buena idea, ahora después de haber bebido más de un vaso de whisky no me parecía tanto.
Tenía más que claro que no podía llegar y sólo golpear su puerta, darle un beso y hacer cómo que nada había sucedido, pero con un par de tragos encima ya estaba caminando hasta su puerta y me sentía una imbécil por hacerlo; pero sólo quería sentir sus besos, caricias y estar con él.
Respiré hondo y di 3 golpes en su puerta. Abre maldita sea, era lo único que mi mente repetía. Y de un segundo a otro se abrió. –Hola. –Dije de sopetón.
Su expresión me hizo dudar de si quedarme o dar la vuelta. –Alex... –Ok, él no se lo esperaba ni parecía feliz de verme. Esto no estaba yendo de acuerdo al plan, en absoluto.
Respiré hondo y expulsé todo. –Sé lo que dije ayer y todo eso, pero lo siento, actué como una idiota. –Parecía no creer que me encontraba allí y si no fuese por el alcohol recorriendo mi sangre me habría ido enseguida–. Stefan, si no me vas a contar nunca nada respecto a tu cadena o lo que sea lo entiendo. Confío en ti.
– Alex... ¿Estás borracha? –Reí y negué al instante–. Vamos... te llevaré a tu casa.
Negué y me alejé. –¿Puedo pasar? No pretendo seguir rogándote aquí afuera... –Su cuerpo se tensó por lo que noté y negó–. Quiero que hablemos. Ahora. No estoy aquí por nada.
– Lo sé, pero no estás bien... –Negué nuevamente. Había bebido más de un vaso de whisky, pero no me encontraba ni cerca de estar borracha, y lo conocía perfectamente–. Vamos, te llevo.
Y me iluminé tan rápido como fue posible. –¿Quién está dentro? –Y por su expresión supe enseguida que había dado en el clavo–. ¿Es una chica? ¿Quién está allí?
– No es exactamente lo que piensas... –Empujé su pecho con mis manos y entré. Stefan se quedó parado en la puerta.
En su sofá se encontraba durmiendo una chica de más o menos mi edad, rubia y de largas piernas, usaba una camisa de Stefan que siempre me gustó hasta ahora, y sólo llevaba ropa interior.
En un principio mi expresión fue sólo de risa y es que había venido a buscar a Stefan porque la noche anterior no pude dormir pensando en lo imbécil que había sido, mientras él se revolcaba en su sofá con una prostituta.
Mi primera vez buscando a un chico, la primera vez que había dejado mi orgullo de lado por "amor" había sido completamente en vano, y sólo me dieron más ganas de reír.
– Olvida lo que dije, puedes seguir haciendo lo que se te pegue en ganas. –Caminé hacia la puerta y Stefan se paró en frente–. No queremos despertarla, así que ¡Córrete! ¡Ahora!
– No puedes estar enojada... –¿Enojada? No estaba así, lo que sentía eran náuseas por intentar arreglar algo con un tipo como él–. Alex, ni siquiera...
Lo dejé hablando solo para irme por la cocina, conocer tan bien esta casa jugaba a mi favor. Mi caminar era más de huida y eso era lo que pretendía hacer, huir de alguien como él.
– ¿Podemos hablar y te explico esto? –Negué, sin mirar hacia atrás. ¿Qué me iba a explicar? ¿Qué se había acostado con ella por una borrachera? ¿Qué apenas terminé con él había corrido a acostarse con la primera chica que se le había atravesado?
Me giré con ganas de golpearlo y a la vez llorar. Respiré hondo. –Desde la maldita primera vez que nos acostamos no he estado con nadie más, ¿Y tú quieres que hablemos cuando corriste a acostarte con una prostituta al día de terminar conmigo? No Stefan, no tenemos nada que hablar, ni mucho menos explicar. Me acaba de quedar más que claro qué clase de hombre eres realmente.
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Demonios: Mi Error Favorito
Teen FictionAlex y Stefan no son exactamente la princesa y el príncipe de cuentos de hadas respectivamente; ambos buscan sólo diversión y libertad, porque con los demonios que cada uno esconde es difícil que algo pueda terminar realmente bien en sus vidas. Se...