14.

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La tarde estaba en su cenit, el lago se encontraba calmo y la brisa a pesar de ser fría era soportable. Mirando el horizonte me daba cuenta de lo cambiada que estaba mi vida, mis padres habían trasladado sus oficinas a la casa y no dejaban de tratarme y sobreprotegerme como si tuviese 5 años; Nona en cambio y por cuestiones obvias, había vuelto a Milán.

Yo entre tanto había dejado de beber como si no hubiese mañana, asistir a fiestas cada fin de semana y básicamente sólo me concentraba en estudiar cada día y adelantar las materias que necesitaba para irme a Ámsterdam. Stefan no tenía idea de aquello y es que esos planes estaban desde mucho antes que él apareciese en mi vida, y en algún momento se lo debía decir, pero no ahora, de eso estaba segura.

Y hablando de Stefan, él se estaba convirtiendo en eso que siempre evité, en eso que hasta él dijo que nunca sería, pero que por lo menos nos hacía bien a ambos.

– ¿Puedes creer que en serio estamos juntos hace 4 meses? –Le miré sin entender a qué venía aquello. Me acomodé en su pecho y volví a contemplar el paisaje.

– La verdad no pensé que esto iba a durar tanto... –Y es que estos 6 meses se habían pasado volando. Oficialmente con Stefan llevábamos saliendo 4 meses, los cuales para ser sincera habían parecido mucho más–. Me refiero a que, ¿Nosotros 2? ¿Llegando a 4 meses juntos? Nadie apostaba aquello...

– Ni siquiera nosotros... Reto doble superado. –Exacto. Suspiré y junté nuestras manos en mis rodillas. Esto era tan raro, pero se sentía tan bien que por momentos me asustaba.

Desde lo de Tobias el volver a si quiera poder besar a Stefan había sido un proceso, que su mano hiciese contacto con alguna parte de mi cuerpo lo era aún más, acostarnos había sido lo más difícil de todo, aún era un proceso que superar, sin embargo, eso era lo mejor. Nuestra "relación" de haberse basado en un principio en "sólo sexo" había pasado a una normal, de esas donde te vuelves idiota, pareces un imbécil al estar con la otra persona y antes de conocernos las odiábamos.

– La primera vez que vine a esta casa terminé contigo en la cama... –Golpeé su pecho con mi cabeza. Me rodeó con sus brazos y besó mi cabello–. En la vida pensé que estaría contigo aquí, con tus padres allí dentro y Matt aceptándolo...

– Es raro, debes ser el primer chico que viene aquí a pasar el rato. –Arreglé la manta que cubría nuestros pies y lo miré–. ¿Crees que vamos muy rápido?

– Y esa pregunta, ¿Es porque...? –Me encogí de hombros. No estaba acostumbrada a este tipo de relaciones, era más de las que sabía sobre lo desechable–. Creo que es porque nunca antes habías estado así con alguien...

– ¿Y tú sí? –Pregunté con cierto recelo de escuchar su respuesta. Asintió en mi cabeza.

– Pero fue hace mucho... –Reí, ¿En serio lo decía para calmarme? Le di un codazo a su costilla–. En serio.

– Lo que haya pasado antes no me importa Stefan, estamos juntos ahora. –En el momento en que lo dejé salir me reí, ese lado cursi que pensé no tenía con Stefan afloraba a cada segundo–. ¡Oh Dios! ¡¿Qué rayos hiciste conmigo?! –Dije dramáticamente, volvió a besar mi cabeza.

– Quererte, nada más que eso... –Ambos reímos, ser cursi y empalagosos no era lo nuestro, pero en momentos así era inevitable.

– ¡Somos un desastre! –Grité entre risas.

– ¡El peor error de nuestras vidas! –Me corrigió girando mi cabeza para besar mis labios, entre risas le correspondí el beso–. Pero. –Besó la punta de mi nariz–. Un muy lindo error...

Demonios: Mi Error FavoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora