[21] Samuel.

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FAYE.

Contuve una carcajada cuando observé en silencio como Raoul fulminaba con la mirada al humano, el cual estaba de espaldas a nosotros y ni siquiera había notado que estábamos allí.

El anciano, de pelo blanco y atuendo extravagante, estaba sentado sobre una vieja silla de madera mientras intentaba tocar una canción inventada a la vez que improvisaba una letra irónica que no encajaba para nada con las notas.

Mientras veía como Raoul sonreía maliciosamente, planeando la mejor manera de asustar al anciano,  me paseé por la enorme sala en la que parecía vivir. Sorprendida por los aparatos de alta tecnología y por la apariencia impoluta de aquel lugar, sabía a ciencia cierta que aquel hombre, que había decidido resguardarse en el lugar más insólito, era exageradamente rico. 

Mirándolo con nuevos ojos, me di cuenta de que a pesar de su apariencia excéntrica, no había nada de vulgar en él... Ni siquiera aquella maraña revoltosa de pelo cano. Sonreí.

Dándole de nuevo la espalda, me acerqué a unas preciosas plantas que estaban delante de él, adornando el lugar, y sonreí al ver lo bien cuidadas que estaban. Aguantándome la risa cuando el anciano gritó asustado por mi presencia, le lancé una sonrisa por encima de mi hombro mientras veía como Raoul apoyaba una mano sobre su hombro y susurraba:

  –Cuánto tiempo, Samuel.

El anciano gritó de nuevo y se levantó de un salto, mirando a Raoul con pánico.  

La guitarra cayó al suelo, olvidada, mientras la mirada celeste de Samuel se paseaba con nerviosismo entre nosotros.

  – ¿Ra... Raoul?–la voz del anciano rebosaba miedo, casi terror. 

Mirando al vampiro con una ceja alzada, él se encogió de hombros mientras sus ojos oscuros brillaban divertidos. Resoplando a la vez que ponía los ojos en blanco, observé como Raoul se paseaba por toda la sala; el anciano se movía a la misma vez, sin querer darle la espalda.

–Veo que no seguiste mis consejos –El anciano palideció todavía más al escuchar las palabras de Raoul. Los ojos oscuros de mi vampiro se clavaron en el hombre, quien negó rápidamente con la cabeza.

–Sabes... Sabes que no puedo –se defendió él, dando varios pasos hacia atrás cuando Raoul se acercó–. Esto es lo único que me mantiene con vida. ¡No puedo simplemente abandonarlo todo!

Con una ceja alzada, vi como los labios de Raoul se convertían en una mueca molesta y sus ojos refulgían con poder e ira. Asombrada ante la repentina furia que había sentido de él, me acerqué a su lado y le cogí la mano. 

  –Siéntate –le ordené al anciano, que tenía sus ojos fijos en mí como si fuera un fantasma. Él obedeció al instante, con un grito ahogado, cuando mi mirada se tiñó de negro.

  –¿Qué demonios eres? –gritó Samuel, mirándome con los ojos desorbitados. Resoplé y le lancé una rápida mirada a Raoul para asegurarme de que se había tranquilizado antes de responder.

  –Solo soy una chica que necesita cierta ayuda –le respondí, dejando que mis ojos volvieran a la normalidad. Cruzándome de brazos, adopté una pose altanera y arrogante antes de sonreír levemente, con frialdad–. Y estoy segura de que tú estás encantado de ofrecérmela, ¿no es así?

Samuel tragó con fuerza y le lanzó una mirada a Raoul, el cual tenía su mirada fija en mí, observando como controlaba la situación. A pesar de que no le apartaba la mirada al humano, estaba segura de que Raoul estaba sonriendo.

  –¿De qué va todo esto? ¿Qué estáis haciendo aquí? –los ojos celestes, rodeados de finas arrugas por la tensión y la edad, viajaban entre nosotros con rapidez–. No tengo nada que pueda ofreceros, no sin que mi vida peligre.

–Tu vida ya está en peligro, viejo –le espeté con el ceño fruncido y una mueca molesta. Por primera vez en muchas décadas, agradecí que mi madre nos hubiera enseñado a ser crueles y prácticas. Nos había enseñado a manipular y a amenazar... Y como ella bien había dicho, esta estrategia funcionaba especialmente bien con los humanos. Los ojos de Samuel se agrandaron y el miedo apareció en ellos. Contuve una sonrisa–. Quizá no hayas oído hablar de mi raza, pero te haré un breve resumen: Soy un hada, una poderosa hada que puede hechizarte hasta el punto de hacerte desear tu muerte... Y lo haré si no me ayudas.

Samuel tragó con dificultad y, tras varios segundos, asintió levemente. Raoul, a mi lado, alzó una ceja y me envió un mensaje telepático. Casi tuve que contener un grito de sorpresa:

–Vaya, vaya... ¿Dónde tenías ocultas esas garras?

Le ignoré por completo mientras contenía una carcajada.

–Sé lo que estás buscando, Hada –Samuel apartó la mirada de la mía, y yo fruncí el ceño. ¿Tanta información poseía aquel hombre? ¿Cómo había podido tener conocimiento alguno sobre la flor de Narovoa?–. Llegó hace varios días, quizá una semana. Lo único que sé sobre ella es que es joven, y que la capturaron cerca de los bosques de la ciudad de los vampiros.

Mi corazón se paralizó durante unos instantes.

–¿De qué estás hablando?–mi voz salió entrecortada, mi cuerpo empezó a temblar sin control. No, no podía ser cierto, esto no podía estar ocurriendo.

–Del hada que capturaron... ¿No era eso por lo que habíais venido aquí?

Mis ojos se clavaron en los de Raoul, que me miró igual de sorprendido que yo. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas cuando comprendí lo que estaba pasando. Habían secuestrado a mi hermana pequeña. Tharra estaba oculta en algún lugar de aquella maldita y odiosa ciudad. 

Y, si era cierto que llevaba cerca de una semana encerrada aquí, estaría completamente debilitada. Si seguía allí, podría morir. 



Lamento mucho que el capítulo sea tan corto, pero llevo muchísimo tiempo sin escribir (estoy bastante oxidada) y la mayor parte de la historia la tengo un poco olvidada. Espero poder subir el próximo pronto, y mejor, ya que no quiero dejaros con una historia a medias, y sobre todo, no quiero dejar la saga así. Sé que muchas no seguiréis la historia, y es comprensible, pero por todas aquellas que habéis estado esperando, os doy las gracias y os pido mil veces perdón, ya que, aunque la universidad me ha absorbido demasiado, no es excusa. Lo siento.

Intentaré recordar todos los detalles que tenía preparados para esta historia, e intentaré terminarla cuanto antes. Me centraré en escribir capítulos los fines de semana, pero se acercan parciales, así que no sé si seré capaz de mantener una constancia.

FAYE || LB#4 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora