[30] Rojo.

2.7K 317 27
                                    

¡Hola bonitas!

Estoy leyendo los comentarios de la notita informativa, y os digo de verdad que os adoro. Gracias por vuestro enorme apoyo, y no os preocupéis, a pesar de que estoy con muchas ganas de empezar EL LEGADO DE LAIA (así es como llamaré a la historia), no voy a dejar de lado esta.

Esperaré un poco más para publicar el prólogo de la historia, así tendré aún más opiniones.

Un besazo enorme.

PAULA

PD. OS DEJO UNA FOTO DEL VESTIDO DE FAYE EN LA DESCRIPCIÓN DE ARRIBA.


FAYE.

No podía creerlo. 

Mis mejillas brillaron de la rabia que sentí al ver entrar a la joven humana que habíamos visto días atrás corriendo por las desiertas calles de la ciudad, con las mejillas abiertas y un aspecto desolado.

Aunque la imagen de la muchacha había cambiado radicalmente, ya que lucía sana y delicadamente bella, no podía apartar el recuerdo de su sangre de mis pensamientos. Aquella mujer había sido víctima de renegados; para ser más exactos, de Thomas. Le miré con una mueca furiosa.

Sin embargo, antes de que pudiera decir nada, Raoul me apartó de ambos y nos alejó de ellos, llevándome a la otra punta de la habitación. Mis labios se fruncieron en una sola línea. No quería odiar a Thomas por algo que no podía evitar, pero si estaba obligando a aquella humana a darle su sangre... Lo pagaría.

–Faye, basta –la voz de Raoul salió tensa e incomprensiblemente furiosa. Los ojos negros de mi vampiro me miraba a través de su ceño fruncido. Aunque el tono de voz era lo suficientemente bajo como para que la humana no nos escuchara, estaba segura de que Thomas oía cada palabra de esta conversación–. Thomas está haciéndonos un favor ayudándonos en esto. Lo que él haga con su vida, no nos incumbe.

Controlé la onda de poder que quiso salir de mi cuerpo. Sabía que tenía razón, pero no podía acallar mis dudas.

–¿Y la humana? Ya la viste la última vez... ¡Estaba demacrada!

Esta vez, aunque Raoul quiso responder, fue Thomas quien se acercó a nosotros y resolvió mis dudas. Sus ojos brillaban duros e inclementes.

–La relación que yo mantenga con Elissa tampoco es asunto tuyo, hadita –Thomas, inclinó la cabeza hacia la humana–. Si tanto te molesta nuestra presencia, nos marchamos. ¿Eso quieres?

Me mordí el labio con fuerza y negué con lentitud.

La conversación quedó estancada desde ese instante.

Media hora después, cuando habían puesto al tanto a Elissa de lo que estaba en juego, la humana me miraba con una fría curiosidad mientras Thomas y Raoul repasaban de nuevo la información que tenían sobre los puntos débiles de la seguridad de la mansión. 

Nos habíamos quedado a solas en la habitación mientras Elissa me ayudaba a peinarme de una la misma que forma que ella, dejando mi cuello al descubierto. Thomas me había contado que era un requisito que las presas debían cumplir al ir a las fiestas de sangre. 

Eso no habría resultado incómodo para mí, si no hubiese sido por la fría mirada que recibía de la humana que tenía a mis espaldas.

–¿Qué? –le pregunté minutos después del tenso silencio, cuando Elissa no apartó la mirada de mí.

FAYE || LB#4 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora