RAOUL.
Tuve que apretar con fuerza la mandíbula para no arrastrar a Faye en un profundo abrazo. Los ojos de mi preciosa Compañera de Vida se habían inundado en lágrimas cuando se había enterado de que la joven hada que se había hecho pasar por reina, había sido secuestrada. Por el gran parecido que tenía con la reina, estaba segura de que era la hermana pequeña de Faye. El dolor y el miedo que estaba sintiendo mi hada, estaba mantándome poco a poco.
Frunciendo el ceño, me acerqué rápidamente a Samuel, que casi trastabilló hacia atrás. Agarrándolo de la horrorosa camisa que llevaba puesta, lo acerqué a mí y le dejé entrever mis colmillos. El olor del miedo inundó la estancia.
–Quiero que me digas todo lo que sepas del hada.
El débil cuerpo del anciano empezó a temblar y asintió rápidamente, asustado.
–Mis contactos no son tan numerosos dentro de la élite de los renegados –Mi ceño se frunció todavía más, y Samuel añadió rápidamente–. Pero te contaré todo lo que sé, lo juro.
No dije nada, pues estaba completamente seguro de que lo haría. Después de todo, estaba comprobando que en su retorcida mente no se le ocurriera traicionarnos o engañarnos. No, a menos que quisiera seguir vivo. Él lo sabía.
–La única descripción que tengo del hada es que tiene un largo cabello negro y la piel pálida. No sé más sobre ello. Sé que la capturaron cerca de los límites de los bosques de la ciudad vampira, lo cual me hace sospechar que había ido a hablar con tu sobrino Damon, Raoul.
–¿Quién la tiene retenida y dónde está?
Samuel se movió con inquietud y apartó la mirada.
–No creo que le conozcas, Damon. Llevas muchos años fuera de este lugar, y ha cambiado mucho... Para mal. La fuerza de los renegados ha aumentado, y se ha creado una nueva jerarquía de poder. Hay alguien nuevo al mando, alguien que conoces muy bien.
–Abraham Williams –su nombre salió de entre mis labios con repugnancia y odio.
El simple hecho de pronunciar su nombre me hizo recordar todo lo que había pasado años atrás.
Alfred Williams había sido el renegado causante de la transformación de mi sobrino, y, por tanto, de su muerte. Veinte años atrás, cuando había llegado a Orum en busca de Max, había encontrado la información necesaria para encontrarle en Samuel, sin embargo, había llegado demasiado tarde. Había arrasado con todos los renegados que habían intentado pararme, y, cuando tenía entre mis manos la vida de aquel monstruo, disfruté con maldad mientras le arrancaba el corazón. Sin embargo, jamás pude imaginar que habría alguien buscando venganza por ello: su hermano menor, quien era aún más sádico, cruel y déspota.
–¿Es él quien tiene retenida al hada? –Pronuncié aquella pregunta casi con temor, pues sabía que, si la joven hada había estado en manos del sádico de Williams, nunca volvería a ser la misma.
–No exactamente –la respuesta de Samuel fue dudosa... Como si no supiera exactamente qué estaba ocurriendo con el hada–. No sé exactamente que está ocurriendo entre la élite de Renegados. Sin embargo, sé quién la tiene retenida... Y quizá os pueda dar una manera de rescatarla.
En ese momento, Faye apareció a mi lado. Los ojos verdes, casi negros, estaban llenos de lágrimas y una poderosa furia. Estaba seguro de que, si no controlaba ese poder a la perfección, podría arrasar con buena parte de la ciudad. Casi me sorprendí al darme cuenta de lo poderosa que era, a pesar de ser tan joven.
–Habla –la orden fue un golpe claro de poder. Estaba utilizando su magia en el humano, a pesar de que no había utilizado el Lenguaje Antiguo.
–Hace una semana, Williams salió de la ciudad con un grupo de los renegados más poderosos, y volvió días después con algo muy poderoso entre sus manos. No sé qué es lo que es, pero lo tiene muy bien protegido.
–¿Dónde está oculto?
Samuel agitó la cabeza, como si sintiera el poder hechizante de Faye e intentara apartárselo de su mente, pero no fuese capaz de controlar su lengua.
–No sé dónde se esconde, lo juro, desde que Raoul atacó y mermó las fuerzas de los Renegados dos décadas atrás, se ha vuelto más cuidadoso y paranoico que nunca. Solo se rodea de sus siervos principales y solo confía en su mano derecha... Pero él ha sido una sombra.
Mi mirada se clavó en la de Faye, quien me la devolvió al instante. Por un momento, deseé que nada de esto hubiera ocurrido, que ella no tuviera que sufrir el temor de perder a alguien. Me prometí que no dejaría que su hermana muriera. No, esta vez, lo conseguiría. Por ella, por Faye y por mí.
–¿Quién es su mano derecha? –mi voz sonaba más decidida, más letal. Samuel clavó su mirada en mí, y eso pareció despejar el hechizo que Faye tenía sobre él. No importaba, el miedo a la muerte era igual de hechizante que cualquier orden en la Lengua Antigua.
–Su nombre es Alexey Petrov. Fue vampiro hasta que cumplió los 180 años, aproximadamente. A partir de ahí, se convirtió en un renegado más que estuvo dando tumbos por el planeta, hasta que cayó en manos de Abraham y este lo convirtió en su mano derecha cuando Enric murió. Dicen que tiene un sádico gusto por las mujeres jóvenes y bellas como... tu acompañante –los ojos azules de Samuel viajaron rápidamente hacia Faye, y en el mismo instante los apartó de ella.
–¿Para qué tiene retenida a... el hada? –la voz de Faye sonó ronca, como si estuviera conteniendo las lágrimas.
–No sé nada sobre ello, solo que la tiene retenida en el sótano de su casa. No sé el motivo real por el que la necesita, pero si lo que me han contado es cierto, la hada no está llevando muy bien su cautiverio.
Aquellas palabras hicieron mucho más daño a Faye de lo que Samuel jamás entendería. Casi deseé desgarrarle la garganta por ello, pero no lo hice, ya que había cumplido su parte del trato.
Soltándole lentamente la camisa, dejé que diera varios pasos hacia atrás.
–Dime cómo encontrarlo.
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FAYE || LB#4 ||
VampireCuarta historia de LOBO BLANCO, espero que la disfruten. Todos los derechos reservados, no se admiten copias o adaptaciones de ningún tipo. Gracias. Después de cuatro siglos de vacía existencia, Raoul creía que lo había visto todo. Con el paso de l...