FAYE.
Desperté aquella mañana con el estómago revuelto y el cuerpo tenso. A pesar de que dormir al lado de Raoul había calmado mi temor por la noche, su cuerpo envolviendo al mío y su cálida respiración tranquilizándome, aquella pequeña burbuja de paz explotó con las primeras luces del alba y la verdad me golpeó con fuerza mientras me levantaba.
Esta noche sería decisiva. Todo debía salir a la perfección... O cargaría con la muerte de Tharra por el resto de mi vida.
El pánico me atacó con fuerza, clavando sus afiladas garras en mi alma. Con la respiración entrecortada, me tambaleé hacia el baño y me salpiqué la cara con agua helada. Mi rostro pálido me devolvió la mirada. El terror se marcaba en cada una de mis facciones ante la idea de perder a mi hermana más joven, a la que había visto crecer y jugar en los enormes jardines de nuestro hogar.
Tharra siempre había sido demasiado dulce, demasiado comprensiva... Demasiado especial como para perder su deslumbrante luz interior. El simple hecho de imaginar el cuerpo apagado de mi hermana hacía que las lágrimas fluyeran de mis ojos sin control.
Con un gemido aterrado y agachando la cabeza mientras me reclinaba sobre el lavabo, sentí un escalofrío recorriendo mi espalda cuando Raoul entró al baño se quedó detrás de mí.
Sin decir nada, me giré y le abracé con tanta fuerza que estaba segura de que le crearía moratones. Sin embargo, Raoul no se quejó y yo no pude evitar apoyarme en él, su fuerte espíritu siendo un pilar fundamental para mi cordura y la razón por la que seguía ahí.
Largos minutos pasaron, mi miedo y pánico desvanecidos ante su contacto. Raoul me dio un suave beso en la frente y me limpió los rastros de mis lágrimas de la misma forma en la que yo se las limpié a él la tarde anterior. Una débil sonrisa surcó mis labios mientras me alzaba para reclamar los suyos.
Sin embargo, a pesar de que su presencia calmaba los oscuros pensamientos que se creaban en mi mente, era imposible no imaginar el terror que estaba imaginando mi hermana. Tan joven como era, era casi imposible que hubiese aguantado los largos días de encierro. La imagen de su cuerpo frío y sin vida volvía una y otra vez a mi mente.
–Debes confiar –la mano de Raoul se hundió en mi pelo, obligándome a levantar la mirada de los planos que habían esparcidos por la mesa. A pesar de que habíamos pasado la mañana casi en silencio, sin hablar de lo que había ocurrido en el baño, sabía que Raoul sentía cada mínima inseguridad que surcaba mi cabeza. Sus ojos oscuros me miraban con dureza, su ceño fruncido y la clara expresión en su rostro de que quería darme un bocado por ser tan negativa. Sentía su irritación golpeándome como un pequeño alfiler sobre la piel–. Si Tharra es la mitad de terca de lo que eres tú, vivirá. Esta noche, sacaremos a tu hermana de ese infierno y le arrancaremos el corazón a Alexey por lo que le ha hecho.
Sus palabras eran sinceras, en el fondo de mi corazón lo sabía. La fe ciega en ello me hizo tambalear; el oscuro temor que se asentaba en mi pecho se aflojó ligeramente. Asintiendo lentamente, mi mirada regresó a los planos de la mansión que teníamos delante de nosotros, notando las suaves caricias de mi Compañero en la sensible piel de mi nuca, siendo el ancla que necesitaba para mantener mis pensamientos centrados en el ahora. Quedaban diez horas para que la fiesta empezara. Para entonces, debía haber aprendido cada mínimo detalle de la estructura y además, debía parecer completamente humana.
Mis ojos se volvieron negros mientras el desafío se abría ante mí. Lo conseguiría... Lo conseguiríamos. Tharra viviría. No había más opciones.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
El fuerte sonido de la madera siendo golpeada casi rompió todo lo que había conseguido durante las dos horas que llevaba sentada en el suelo del salón, con mi espalda apoyada en el frío cristal y la ciudad a mis espaldas. El sol había calentado mi cuerpo durante la tarde, recordándome las tardes de verano que había pasado practicando en mi hogar, mi poderosa madre siendo una maestra estricta.
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FAYE || LB#4 ||
WampiryCuarta historia de LOBO BLANCO, espero que la disfruten. Todos los derechos reservados, no se admiten copias o adaptaciones de ningún tipo. Gracias. Después de cuatro siglos de vacía existencia, Raoul creía que lo había visto todo. Con el paso de l...