[39] Portal.

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Chicas, por favor, leer la nota al final del capítulo. Os adoro. 

RAOUL.

Me despedí de Faye con un profundo beso, abrazándola con fuerza segundos después.

Sentí como su olor se hundía en mi interior, como el hambre por nuestra unión aumentaba hasta niveles insospechados. El deseo, siempre presente, latiendo entre ambos con fuerza. Sin poder controlarme, le di un suave mordisco en el labio; mi joven y decorosa hadita se sonrojó con los ojos entrecerrados.

–No te creas que te he dejado escapar todavía, pelirroja –mi voz sonó ronca contra su oído, hundiendo mi mano en el pelo de su nuca. En ese momento, todo lo que le había dicho sobre dejarla marchar se evaporó. Jamás–. No voy a dejar que te escapes de mí. Cuando encontremos a ese cabrón, volveré a por ti. Más te vale no huir.

Los ojos negros de Faye refulgieron con un rayo verde, antes de sumirse de nuevo en la negrura. Poniéndose de puntillas, imitó mi gesto lentamente, mordiéndome con aquellos pequeños colmillos que me volvían loco; gruñí cuando me soltó.

–No te atrevas a matarlo sin mí, Raoul –la voz de Faye sonó serena, clara contra mi piel–. Cuando termine con él, le devolveré la flor de Narovoa a mi madre y le ordenaré que me regrese aquí. No voy a volver a ceder ante ella, estoy harta de su juego. Cuando no le deba nada más, volveré a ti.

Sonreí ampliamente, sintiéndome tan eufórico que tuve unas terribles ganas de aullar como un puto lobo loco. Me reí entre dientes, sintiendo como su determinación me daba fuerzas para continuar con el plan.

Dándole un último beso, me alejé de mi preciosa Compañera para despedirme de Lucy y Tobías, que nos esperaban a una distancia segura. Observando como Faye le explicaba a Lucy el ritual, me acerqué a Tobías y esperé unos segundos antes de hablar.

–Protégela –mi orden salió entre susurros, solo entre él y yo–. O la amenaza de Rebecca no será nada comparada con lo que yo te haré.

Tobías asintió, sonriendo levemente.

Y no tuve que hacer nada más aquí.

Con un rápido guiño hacia mi Compañera, me alejé del lugar con rapidez.

* * * * * * * * *

FAYE.

Observé con el corazón apretado como Raoul desaparecía entre la negrura del bosque, y sentí la inevitable necesidad de acompañarle, de ayudarle a encontrar y a terminar con el asesino de mi hermana. 

Sin embargo, no podía. Mirando de nuevo a la pareja cuya unión era tan clara para mis sentidos como la vida que reinaba en el bosque, me sentí celosa de lo que ellos habían forjado. Recordando todas las veces que había rechazado a mi Compañero, que había repetido una y otra vez las palabras que me había dicho mi madre, me sentí estúpida al haberla obedecido. 

Sentí como mis ojos se oscurecían aún más y como mis uñas se transformaban en garras con el único deseo de golpear con fuerza a mi madre. 

Cuando la viese, íbamos a tener unas palabras.

Volviendo al presente, me acerqué a Lucy y le cogí ambas manos con fuerza.

–Escúchame, pequeña. Cuando abras el portal, deberás actuar con rapidez y sin miedo, confiando plenamente en tu poder, en que podrás mantenerlo abierto. Cuando lleguéis a Yaräin –incluí a Tobías, pues sabía que aquel terco vampiro no iba a dejar a su Compañera sola; me sentí más estúpida aún por haber pensado en abandonar a Raoul–, deberéis repetir las siguientes palabras: Fa-hye a' tha gainthuir, sonaireachd na tha banche –esperé varios minutos, mientras repetía una y otra vez las palabras, obligándoles a memorizarlas; me sorprendí gratamente cuando Lucy las pronunció a los pocos intentos con perfección–. Es muy importante que las pronunciéis con la mayor claridad posible y sin temor en la voz, pues una mínima variación de la pronunciación puede provocar que las guardias acaben con vuestra vida.

(Faye nos ha enviado, tenemos un mensaje para la reina)

Lucy palideció levemente, pero asintió con rapidez. Mirando a Tobías, supe en ese momento que acabaría con la vida de cualquiera que amenazara a su Compañera. Asentí levemente al entender la profundidad de su mirada.

–Vale, vale, creo que lo tengo todo –Lucy hizo un adorable intento de controlar el temblor de su voz. Con una pequeña sonrisa, le di un beso en la mejilla y le entregué una pequeña parte de mi poder. Los ojos de Lucy refulgieron con el poder que poseía y del cual no era consciente–. Voy a hacerlo.

Asentí, apartándome de ambos.

Con los brazos cruzados, observé con atención como Lucy comenzaba a repetir paso por paso las instrucciones que le había dado; sentí algo de tensión y preocupación en mi interior, pues todo lo que le había dicho no eran más que las lecciones teóricas que mi madre me había enseñado siglos atrás. Me mordí el labio con fuerza, y lancé una silenciosa plegaria a Ryenna para que la ayudara.

Lucy empezó a murmurar las palabras que le había dicho, que despertarían al bosque y decidirían si era digna de ser escuchada.

Gad tha maurram mi ghairmle –la voz de Lucy sonaba serena, con una entonación tan perfecta que me sentí enormemente orgullosa de la joven híbrida–. Gadtha maurram mi agrraidh ort'le –mientras hablaba, se hizo un profundo corte en la palma de su mano derecha, la cual empezó a extender por la corteza del árbol más viejo del bosque; empecé a notar contra mis sentidos como el bosque despertaba a la orden dada, como el viento empezaba a agitarse con fuerza, enviando sus palabras por todo el lugar.  Viendo como Lucy cerraba los ojos, absorta en lo que estaba consiguiendo, pronunció las últimas palabras del ritual con voz ronca–. Hailbagthu bheil a' bairt, agus gldaham as port-eln gu Yaräin.

(Con respeto os llamo. Con reverencia os pido, que aceptéis mi sangre como ofrenda, y abráis el portal hasta el Paraíso)

En el mismo momento en el que su voz cesó, el viento y el murmullo del bosque también. Mi corazón empezó a latir desbocado al sentir un extraño cosquilleo por el cuerpo, a la vez que se me ponía el vello de punta. Mordiéndome el labio con fuerza, repetí una otra vez el ritual en mi mente, sintiendo un profundo vacío en mi interior.

¿Y si no había dicho las palabras correctas?

Me sentí casi desesperada al ver que no ocurría nada; los ojos de Lucy, temerosos y profundamente cansados, viajaron hasta mí durante unos instantes, hasta que un jadeo asombrado salió de su garganta al ver como la sangre que había dejado sobre la corteza del árbol desaparecía.

No pude contener una enorme sonrisa cuando, segundos después, el árbol empezó a brillar. En ese instante, los recuerdos de casa me embargaron. 

El portal estaba abierto.

–¡No os retraséis más! –les dije al momento, cuando vi como ambos se miraban asombrados– ¡Debéis avisar a mi madre! ¡Recordad las palabras que os dije! 

Cuando el brillo del árbol empezó a titilar, ambos se cogieron rápidamente de las manos y con una rápida despedida, se introdujeron en el portal. Al instante, el brillo se volvió cegador; segundos después, todo despareció.

Con el corazón apretado por la preocupación por ambos pero asombrada por lo que aquella niña había conseguido, me eché a reír por todo lo que aquello significaba, y descubrí maravillada que aquel mundo guardaba más sorpresas de las que esperaba.

Alejándome rápidamente de aquél lugar que todavía portaba el olor de mi hogar, guardé los recuerdos felices que tenía de Yaräin en lo más profundo de mi corazón para darme fuerzas para lo que venía.

La guerra. La sangre.

La muerte.

Hola hermosas.

Quería pediros vuestro consejo sobre lo que he escrito aquí, más concretamente, sobre el ''idioma'' de las hadas. Espero que os haya gustado porque a mí me ha divertido mucho crearlo.

Un beso enorme para todas/os. 

Si os ha gustado, comentad y compartid. Os adoro. 

FAYE || LB#4 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora