TOBÍAS.
A pesar de que ya había estado en Yaräin, sabía que jamás podría observar el palacio de Fryana sin que mi respiración se entrecortase.
Tras haber conseguido subir una empinada colina, se pudo ver el palacio en la lejanía. El palacio estaba construido entorno al árbol más grande que jamás había visto, uno al que llamaban el Núcleo, el inicio de todo. El árbol se extendía en todas las direcciones, con ramas tan grandes que servían como base para los hogares y raíces que surgían del suelo como puentes; sabiendo que aquella vista maravillaría a Lucy miré a mi hermosa compañera que sonreía ampliamente y bebí de su imagen extasiada al ver aquella belleza, sintiendo como su alegría golpeaba a todos.
La hada líder, que había conocido hacía muchos años, escondió una sonrisa al notar la inocente felicidad de Lucy. Al ver como la tensión desaparecía de las hadas que nos seguían, supe al instante que ya no éramos considerados una amenaza.
O al menos, no Lucy.
El camino hacia el palacio fue más largo de lo que recordaba, y estaba seguro de que las hadas habían estado confundiéndonos para que no supiéramos el camino de entrada, sin embargo, a cada paso que dábamos, el poder en el aire se intensificaba, como un cálido bombeo constante sobre mi piel. Cuando llegamos a un estrecho sendero de pequeñas piedras de colores claros, sonreí sabiendo que cada vez estábamos cerca.
Tras abrirnos paso por la arboleda, mi vista se perdió en el cielo, buscando el final de las altas ramas del Núcleo. Habían pasado largos años, pero la sensación de aquel poder latente que vibraba contra mi piel, era tan intensa que jamás podría olvidarlo; al llegar a la base del árbol, donde las raíces se habían abierto lentamente como si fuera una gran puerta, sentí como aquella sensación se incrementaba hasta volverse asfixiante.
El aire empezó a escapar de mis pulmones a la vez que mi sangre ardía. Lucy, al instante, dirigió su mirada hacia mí al notar como la rabia y la impotencia se mezclaban rápidamente en mi interior.
–¿Tobías? Tobías, ¿Qué te ocurre? –la voz de Lucy sonaba desesperada mientras se acercaba a mí, agarrándome el rostro mientras yo seguía luchando por respirar– ¡Dejad de hacer eso, lo vais a matar!
Las hadas se miraron unas a otras, tan sorprendidas que le dejó claro al instante que ellas no tenían nada que ver.
Empecé a sentir como mi vista se nublaba y sin poder evitarlo, caí de rodillas al suelo. Lo último que pude ver a través de mi visión borrosa fue la figura de una esbelta mujer rubia apareciendo a través del árbol Núcleo, y, a pesar de que la rabia me embargó hasta el punto de gruñirle, lo último que pude hacer fue maldecir su nombre.
–Fiwa, hija de...
LUCY.
Observé con terror absoluto y los ojos llenos de lágrimas como Tobías caía en la inconsciencia.
Al instante, miré a la mujer a la que Tobías había intentado maldecir antes de desfallecer y le enseñé los colmillos en señal de amenaza a la vez que un profundo gruñido escapaba de mi garganta.
–¡Qué le has hecho! ¡Dímelo!
Me levanté con la rapidez que las últimas semanas de entrenamiento me habían conferido y me lancé contra ella; sin embargo, a pesar de que intenté agarrarle del cuello, la hada pudo esquivarme con agilidad, sin alterar su rostro. La fina tela de seda que vestía se agitó entorno a su esbelto cuerpo.
La hada era hermosa, con unos huesos finos y una mirada verde tan clara que era casi imposible que fueran reales. Una pequeña cadena de plata colgaba sobre su frente, con un pequeño diamante en el centro. Con una pequeña sonrisa y posando su mano en el pecho, me miró como si supiera un gran secreto sobre mí y se acercó como si no hubiera pasado nada.
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FAYE || LB#4 ||
VampireCuarta historia de LOBO BLANCO, espero que la disfruten. Todos los derechos reservados, no se admiten copias o adaptaciones de ningún tipo. Gracias. Después de cuatro siglos de vacía existencia, Raoul creía que lo había visto todo. Con el paso de l...