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Por favor, lee la nota del final ❤️



Taehyung no podía recordar la última vez que se sintió tan incómodo dentro de la escuela. Tal vez era su imaginación, pero cada chica allí le miraba como si todas supieran lo que había ocurrido con Eunha en el centro comercial.

Metió sus libros en el casillero con un estrépito. Tal vez sería mejor si dejara de joder a Jungkook —y a Eunha—; es decir, si quería ser el mejor capitán, mejor que se interesara en su equipo y no en hacerle la vida imposible a la novia de su archienemigo.

—Ellos no son novios —Se recordó en un murmuro. Aunque vamos, no le importaba. Eso fue lo que le dijo a la Jeon chiquita cuando ella trató de convencerlo para hacer que Eunha saliera de la vida de Jungkook. El chico no era del todo un adefesio y tenía derecho a hacer su vida con quien quisiese.

Daejin le dijo que era un tonto y que el tinte lo iba a dejar calvo.

Y sí, Taehyung reconsideró varias veces ese fin de semana que iba a cambiar su color de cabello.

Suspiró y decidió ir a clases antes de que se le hiciera tarde. Su salón ya se estaba llenando cuando llegó, pero este se veía vacío dado que había un pequeño tumulto de chicos en una de las esquinas, dejando así a unas cuantas féminas haciendo mala cara a su dirección.

Taehyung, curioso, se apresuró hacia la montonera de testosterona y supo de qué iba el asunto cuando se escurrió entre los codos y los siseos de sus compañeros. Sehun sostenía en sus manos el celular, siendo el centro de la función, y estaban viendo... contenido adulto.

—Tan asqueroso —Alguna chica dijo, pero ninguno de aquellos heterosexuales chicos le prestó atención. Y eso que ni siquiera estaba viendo el vídeo, porque no se trataba de una apoteósica chica con cabello largo y un tipo con exceso de anabólicos. Esos dos hombres allí en la pantalla estaban haciendo... bueno, un espectáculo, siendo tan ruidosos que incluso con volumen bajo Taehyung podía escucharlos. Sus gruñidos eran toscos y roncos.

El pelirrojo quiso estar de acuerdo con ella... pero no pudo.

Sintió curiosidad. Además de sentirse descolocado por ver a un mastodonte —porque ese hombre no podía medir menos de dos metros— recibiendo —¡por atrás!—, quería saber si su cara roja y dientes apretados se debía al placer o al dolor. Porque mierda, eso debía ser doloroso.

Taehyung no era virgen, claro que no. La madre de Sun Li se la llevó de vuelta a China después de encontrarlos juntos, pero lo habían intentado por detrás un par de veces, solo para confirmar lo obvio: aquello era un orificio de salida.

Sin embargo, Sun Li era pequeña y delicada. El hombre en la pantalla no lucía para nada frágil, mucho menos femenino. Taehyung mentiría si dijese que ver aquello no sacudió algo dentro de él. Lo hizo sentir... incómodo. Inquieto.

—Vaya, caballeros —silbó alguien fuera del círculo, y para su sorpresa, Taehyung vio que era Jisoo. Cuando los ojos del pelirrojo se encontraron con los de ella, la chica solo chasqueó la lengua—. No soy quién para criticar, pero me intrigan sus gustos.

Con aquellas palabras los chicos se dispersaron, alegando que no harían algo como eso nunca mientras fuera su elección. Jisoo bufó mientras siseaba y entonces solo fueron ella y Taehyung, quien aún no terminaba de comprender por qué se sentía tan ansioso después de ver el vídeo.

—Eres vicepresidenta del Consejo Estudiantil —dijo él—. Tu deber es evitar esta clase de inconvenientes.

—No lucías muy ofuscado.

¡Capitanes! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora