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Jungkook frunció el ceño con confusión, preguntándose por qué en este mundo Taehyung había raptado a un hobbit y ahora lo arrastraba hacia ellos entre chillidos y pataleos. Él a duras penas podía mantenerse en pie; su estómago se sentía revuelto y la cabeza también le daba vueltas. No, no era su cabeza; más bien, era el mundo el que estaba girando. ¿Por qué estaba girando?

—¿Dónde conseguiste a ese elfo doméstico? Quiero uno —declaró atontado, viendo los enormes ojos de la criatura mirándolo con furia—. Hola, Dobby, hol-¡Ay, sin morder! Elfo salvaje.

—¡Le diré a mamá que estabas borracho! —le acusó Daejin con un tono agudo y fastidioso—. No te dejará ir a la salida de curso, ni te dejará salir con Eunha ni te dejará jugar Overwatch.

—Dobby parece molesto. ¿Quieres un calcetín? ¡Toma, sé libre!

Taehyung le dio un golpe a Jungkook para impedir que se quitara los zapatos porque maldición, estaba tan mal que ni siquiera podía reconocer a su hermana. Seguro que se iba a meter en serios problemas cuando regresara a casa.

Un momento, pensó consternado. Si Jungkook era castigado, no iría a la salida y eso significaba que Taehyung... Ah, no, ¡eso sí que no! 

—¿Y tú qué haces aquí, Daejin? —le recriminó mordaz a la menor—. Supongo que a tus padres les hará gracia saber que te escapaste de casa.

Ante la mención de aquel nombre, Jungkook pareció reaccionar. Sus ojos mostraron una nube de confusión, sorpresa y luego decepción. ¿Entonces no tendría nunca un Dobby?

—P-Pues —replicó Daejin mirándolo—, ¡qué te importa! Guacamayo teñido —escupió molesta y luego soltó un alarido de dolor cuando Taehyung apretó su mano de forma brusca—. ¡Ay, bueno! Mis papás no están en casa. Salieron a cenar así que seguí a Jungkook —explicó a pucheros.

—Tengo que llevarte a casa —declaró Jungkook arrastrando las palabras; tanteó torpemente sus bolsillos, buscando su celular—. ¡Son las seis de la mañana! —exclamó horrorizado al ver la hora. Taehyung le arrebató el celular de las manos y le dio la vuelta—. Ah, son las nueve. ¡Pero si solo ha pasado una hora...!

El pelirrojo profirió una maldición. Genial, dos Jeon haciendo berrinche. ¿Venían en promoción?



[♥]



Taehyung no estaba seguro de cómo habían terminado las cosas así. En primera instancia, tenía que haberse quedado en aquella fiesta en lugar de acompañar a Daejin y a Jungkook a casa. De esa forma no estaría viendo cómo el capitán de equipo de natación vomitaba su estómago en la taza del baño mientras Daejin llevaba ya tiempo quejándose de dolor en el estómago. Seguro que había probado de la comida chatarra de Taemin o de paso se estaba enfermando de solo ver a Jeon, que era lo que estaba pasando con Taehyung.

—¿Debería llamar a un médico? —cuestionó el pelirrojo con genuina preocupación—. Es que no puede ser muy sano que vomites tanto. ¿Cuánto bebiste, imbécil?

—Me duele —se quejó Daejin entonces, llamando su atención. De alguna manera se sentía como una mamá soltera y desesperada con dos hijos enfermos. Si prestaba atención, podía sentir los síntomas de la menopausia apareciendo.

—¿Todavía te duele? —La pequeña de cabellos negros agarraba su estómago como si en cualquier momento fuera a salir disparado por su boca, lo cual sería un problema tamaño Rusia. Estaba ovillada en la cama de Jungkook, meciéndose como si así pudiera aliviar el dolor. Taehyung pensó en los peores escenarios. Quizá Daejin había probado alcohol en la fiesta; algún patán le habría ofrecido trago de dudosa procedencia y ella había bebido. Quizá estaba intoxicada y empezaría a vomitar y luego tendría que llevarla de urgencias por un coma etílico. En urgencias, con la suerte que se cargaba, seguro Daejin iba a morir y entonces los médicos llamarían a la policía. Iría preso, su mamá estaría muy decepcionada y lo dejaría allí. Sería extraditado y en las cárceles de América seguro que no apreciarían su belleza y Gucci no lo contrataría. ¡O peor aún! Si iba preso, no podría jugar nunca baloncesto de forma profesional, nunca sería reconocido y nunca sería millonario. Miró a Jungkook con angustia. A ese paso, tendría que llevarlos a los dos. Mejor que empezara a pensar en un nuevo nombre.

¡Capitanes! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora