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Canción en multimedia: Rainbow - Sia ❤️





—Jungkook, necesito...

Kyung-shim se detuvo a mitad de frase al verlo pasando una camiseta sobre su cabeza. El pelinegro la miró de vuelta, no muy interesado en lo que iba a decir, sino más bien en terminar de alistarse y reunirse pronto con Taehyung.

—¿Saldrás? ¿Otra vez? —preguntó su madre—. Sales todos los domingos.

—Bueno, eso es porque todos los domingos Taehyung tiene sus terapias. Lo acompaño —explicó con obviedad mientras tomaba un par de calcetines y zapatos del clóset—. Ah, sí, en caso de que no te haya contado, él se lesionó.

—¿Eso es lo que haces?

—Sí. Y haría lo mismo por Yugyeom o Mingyu, así que no tiene nada que ver con la obra de teatro que estás armando en tu cabeza —Jungkook se detuvo un segundo y luego lo consideró mejor—. Bueno, sí; Taehyung me gusta, esa es la diferencia.

—Baja la voz —siseó Kyung-shim, tensa—. Tu padre está en la tercera planta; podría escucharte.

—¿Y qué si me escucha? Ya estoy cansado —alargó Jungkook, dejando caer sus hombros luego de terminar de ponerse los zapatos—. Cansado de que me hagas sentir como que yo soy el malo aquí, mamá. De que me hagas sentir que yo soy el problema.

—¡Estás siendo un problema ahora mismo!

—¡¿Cómo podría?! —exclamó el menor de regreso—. ¡Sigo siendo yo! ¡El mismo de hace un año o el de hace dos!

—Te lo digo. ¿Qué crees que haga tu padre cuando se entere?

—¿Cuando me entere de qué? —El aludido asomó su cabeza tras la espalda de su esposa y Jungkook lo miró con angustia—. ¿Por qué están gritando? ¿Se puede saber qué pasa con ustedes dos últimamente?

El menor tragó fuerte y los miró a ambos. Allí estaba. Sentía que ese era el momento, o no sería nunca. Sentía la mirada de su madre, esa mirada de no-te-atrevas. Pero sentía también que ya no podía cargar con ese peso. Parecía que toda su vida se resumía a ese preciso instante y conforme su valentía aumentaba, también lo hacía el miedo. Eran dos fuerzas que ponían a correr su corazón a mil y lo hicieron sentirse helado de repente, tembloroso.

—Cuando te enteres de que en realidad me gustan los hombres, papá. —Él susurró, pero no estaba seguro de haber sido escuchado. Su voz sonó como un débil silbido y el tamaño de sus cojones disminuyó considerablemente rápido. Jungkook solo estaba allí, petrificado frente a sus padres, y ellos lo estaban también.

Todo parecía congelado hasta que Jungkook sintió que no podía soportarlo más y corrió hacia ellos, pasando por en medio y bajando las escaleras a toda prisa. Cuando llegó a la puerta de la calle pudo respirar tranquilo. Entonces se alejó, y no miró atrás.



[♥]



—Se está tardando un poco, ¿no? —murmuró Han Woo y Taehyung solo pudo estar de acuerdo. Jungkook de alguna manera lograba siempre llegar a la hora que decía, pero no había recibido ni siquiera un mensaje de su parte.

Su madre dejó la cocina y se reunió con él en el sofá, suspirando. Su atención fue captada por una cajita de color lila que desentonaba junto a sus caros adornos de cristal en la mesa bajo el televisor; no recordaba haberla puesto ahí, así que preguntó:

¡Capitanes! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora