28 - {II}

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Canción en multimedia: Magic Shop - BTS 🎵🎶


Jungkook no tenía apetito, pero de todas formas masticó lentamente su bocado de pasta mientras veía fijamente la canasta de panecillos frente a él como si las perfectas rodajas de pan de ajo fueran de las cosas más interesantes que había visto alguna vez en su vida.

La tranquilidad del lugar se le hizo tan inquietante y escalofriante que no podía hacer más que encogerse en su sitio. Las aguas mansas significaban cosas malas para él. En su casa, comer en silencio era indicativo de una guerra campal que estallaría en cualquier momento; sin embargo, no estaba seguro de que las cosas funcionaran igual en ese lugar.

Miró a Taehyung. El chico enterraba su tenedor en la pasta penne* que Han Woo había traído para el almuerzo, mientras la mujer, con una expresión impenetrable, se servía con mucho cuidado un poco de vino en la copa de cristal. Nadie decía nada. Ellos estaban ignorando deliberadamente lo que había ocurrido tan solo unos minutos antes.

—Entonces, Jungkook, ¿dices que tienes diecisiete años? —Han Woo carraspeó y le miró; Jungkook ni siquiera podía sostenerle la mirada, porque esa mujer lucía como si pudiera tragarlo en cualquier momento y vomitarlo después—. ¿También perteneces al equipo de baloncesto?

—No —respondió luchando por lucir un poco menos aterrorizado—. Prefiero la natación. Pero... el baloncesto está bien.

—¿Y qué planeas hacer cuando te gradúes? —inquirió la mujer—. ¿Estás interesado en entrar a la universidad?

No era una pregunta de cortesía. De hecho, aquello se sentía como un terrible interrogatorio, apenas iban en la segunda pregunta y él ya había olvidado su nombre.

—Mamá —Taehyung la interrumpió—. ¿Podrías pasarme los penes, por favor?

—¿Los...?

—¡Panes! ¡Quise decir panes! ¡Ugh! —Taehyung cubrió su cara y literalmente gritó hacia sus manos, vencido por la frustración—. ¡Al menos podrías decir algo, mamá!

—Bueno, ¿y qué se supone que deba hacer? —replicó Han Woo crispada hasta la última pestaña y, para ser honestos, Jungkook no pudo evitar sentirse mejor, incluso aliviado. Ah, gritos. Su pan de cada día en casa. Era algo con lo que podía lidiar. —Sabía que estabas escondiendo algo, pero no pensé que fuera descubrirlo tan rápido. Y... de esta manera.

—¿Y por eso tienes que someternos a esta tortura? —alargó Taehyung en un tono lastimero—. Escucha, mamá, ni siquiera puedo decir que no es lo que parece porque definitivamente es lo que parece pero... no es como, todo lo que parece, ¿me entiendes?

Su madre alzó una ceja y le miró de una manera inquisidora, haciendo que Taehyung mirara a su regazo con un poco de vergüenza. Sí, ni siquiera podía recordar cuándo había sido la última vez que su madre le había visto la manguera, así que estaba bastante mortificado.

—¿Desde hace cuánto sales con mi hijo? —Han Woo giró hacia Jungkook.

—No estamos saliendo. —Se apresuraron a decir ambos, como si la sola idea los aterrara.

—¿Esto es consensuado?

—Uhm, defina eso. A veces solo quiero ver películas, como hoy, y de repente puf, Taehyung está...

—Oh, por favor, que no puedas controlarte no quiere decir que...

—Nuh-uh. Esto no hubiera pasado si tú no...

—¿Ahora es mi culpa? Hijo de... —Taehyung cerró la boca y miró a su mamá, quien le devolvía una mirada mortífera. Política de cero groserías en casa. Cierto. Pero él estaba tan frustrado; no sabía cómo más sentirse. ¿Asustado? Maldita sea, sí. Su mamá prefería las muertes lentas y dolorosas, algo así como que la venganza es un plato que se come frío. Él no podía evitar sentirse inquieto mientras Han Woo escaneaba una y otra vez a Jungkook, como si su cabeza estuviera poniendo en orden todas y cada una de las evidencias encontradas.

¡Capitanes! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora