Epílogo

78.4K 10.4K 14.9K
                                    



Canción en multimedia: Different way - Lauv 🎵 🎶




El olor a caldo lo hizo gruñir en sus sueños porque su estómago rugió furiosamente.

Taehyung abrió los ojos un poco, viendo un humeante vaso de ramen instantáneo frente a él. Su boca se hizo agua, pero cuando estiró su mano para tomarlo, le fue arrebatado con toda la crueldad del mundo.

—Maldad absoluta —gimoteó. Tenía mucho sueño como para levantarse pero mucha hambre como para volverse a dormir, y eso era frustrante.

—Levántate, oso perezoso. —La voz de Jungkook lo obligó a abrir los ojos apenas un poco, pero su ceño estaba fruncido y había un puchero en su boca.

—Te quitaré la llave de mi departamento, así no podrás interrumpir mis sueños.

El pelinegro frunció el ceño.

—No tengo una llave de tu apartamento. Tu madre me abrió la puerta y ya se ha ido a su trabajo. ¿Olvidaste lo que haríamos hoy? ¡Levántate! —repitió el pelinegro con impaciencia.

Eso hizo que Taehyung gimoteara más contra las sábanas. Estaba tan cansado. De verdad tan cansado. La universidad era como una patada en el trasero a sus horas de sueño. Ni siquiera estaba seguro de haber dormido más de veinte horas esa semana, y ahora que podía dormir sin interrupciones, solo quería volverse uno con su cama.

Pero no, no podía olvidar que le había prometido al entrenador Yoongi ir a la escuela cuando hiciera las convocatorias al equipo. Su entrenador lo mataría. Ex entrenador, tuvo que recordarse.

—Ya va, ya va. —Arrastrando sus pies, Taehyung fue hasta el baño para lavarse la cara y cepillar sus dientes. Al regresar, lo primero que hizo fue tomar el ramen y devorar una buena cantidad de fideos, suspirando con satisfacción por el delicioso sabor.

—Ni siquiera un beso de bienvenida —resopló Jungkook, indignado. Taehyung y sus mejillas llenas como las de ardilla le devolvieron una suave sonrisa de disculpa.

—Gracias. Muero de hambre.

—Lo sé. Tu madre dijo que habías llegado ayer a eso de las cuatro y te desmayaste en la cama —El pelinegro sonrió—. Las personas ordinarias dicen "te quiero", pero yo te traigo ramen.

—Aigoo —Taehyung sonrió, codeándolo, aunque luego frunció el ceño—. ¿Cómo que "te quiero"? Ámame —ordenó con un mohín de disconformidad.

—No puedo amar a alguien que prefiere al ramen antes que a mí —declaró Jungkook con una sonrisa y Taehyung soltó un quejido de fastidio, lanzándose sobre su espalda en un abrazo incómodo y pegajoso.

—No es nada personal. Es que, bueno, tú no me quitarás el hambre —Él sonrió contra su oreja después de dejar un beso en su cuello y Jungkook jadeó ofendido.

—Eso ha herido orgullo de maneras que no puedo explicar. Y tratas de actuar dulce y tierno, Kim Taehyung, eres tan cínico.

Estaban a principios de febrero. La graduación se sentía como un recuerdo lejano, pero solo había pasado un par de meses. Tirar el birrete fue una sensación extraña; de su garganta salió un grito de emoción, sin embargo, no podía negar que por dentro se sentía sobrecogido.

Esperar los resultados de la admisión a la universidad fue otro dolor de cabeza. Tal vez, si no hubiera sido por Jungkook, que siempre estuvo a su lado, recordaría la espera como una pesadilla. Cuando aceptó el cupo al programa de fotografía, se sintió pasmado. Todo lo que conocía sería reemplazado por algo nuevo, y aunque eso le asustaba, en cuanto puso un pie en la universidad en su primer día de clases formales, tuvo que tomar aire y ajustarse los pantalones porque ese era el camino que había escogido y daría lo mejor de sí mismo, siempre, como un capitán en la cancha.

¡Capitanes! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora