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Canción de multimedia:  Send It - Austin Mahone Ft. Rich Homie Quan 🎵🎶




Su estadía en Suwon no fue exactamente una experiencia llena de adrenalina y diversión.

Además de disfrutar del sol frente al lago de la cabaña que los padres de Hoseok habían alquilado, escuchar hasta tarde historias alrededor de una fogata, y cocinar como nunca lo haría en su casa, Taehyung podía decir que esos cuatro días habían sido muy largos, por no decir eternos.

La familia de Hoseok no era el problema. Ni siquiera lo era Hoseok. Solo... Taehyung había crecido, así como su amigo, y las mismas cosas todos los años ya no le eran tan divertidas. En el pasado, los Jung no visitaban la cabaña en Suwon; en realidad, a la madre de Hoseok le pareció una buena idea cuando se dio cuenta de que Taehyung estaba solo. Sin su padre y su madre siempre en el trabajo, el chiquillo de doce años que jugaba con su hijo pasaba sus días de verano encerrado en casa, con un impresionante artefacto de aire acondicionado y una aberrante soledad.

Eso es. Caridad.

En algún punto de la historia, Taehyung empezó a verlo así. Por eso no podía estar más agradecido cuando la noche cayó. Por fin. Al día siguiente viajarían de regreso a Seúl, así que sus cosas ya estaban empacadas y su maleta reposaba lista a los pies de la cama que le habían asignado.

Taehyung cerró los ojos con un suspiro mientras se reclinaba contra el barandal del pequeño balcón. Las puertas estaban abiertas de par en par, una cálida ventisca de verano acariciaba su rostro. No pudo evitar preguntarse qué estaría haciendo Jungkook en esos momentos. Había mencionado que viajaría a Busan; quizá caminaba por las playas o quizá estaba cenando con su familia. No es como si él le hubiera prestado atención a su conversación con Eunha, de todas formas.

Y es que hablando de cenar y familia, los Jung debían estar ahora en el comedor de la cabaña, disfrutando entre ellos. Taehyung había dicho que no tenía hambre, pero era una horrible mentira: su estómago no dejaba de hacer sonidos extraños. Solo que él no quería ser un estorbo allá abajo.

—¿Sigues despierto? —La puerta se abrió unos minutos más tarde y el olor a carne asada hizo que su boca se volviera agua. La pregunta fue una formalidad por parte de Hoseok, pues apenas y darían las siete, pero de todas formas Taehyung asintió—. Traje esto para ti. Si quieres.

—Uhm... No tenías que hacerlo —Por supuesto que sí tenía que hacerlo. Ni más faltaba. Se estaba muriendo de hambre y él y su bocota orgullosa no podían decir una miserable verdad—. Pero gracias.

Taehyung recibió el plato y se sentó en la cama, empezando a devorar la carne al igual que un muerto de hambre que nunca ha probado algo más delicioso que eso, mientras Hoseok reparaba en la maleta ya lista y las cosas del peligris, como si el chico estuviera desesperado por largarse de allí cuanto antes. Hoseok bufó y se echó sobre la cama restante en la habitación. No podía decir que las cosas entre ellos habían mejorado, pero ninguno parecía estar haciendo un verdadero esfuerzo más allá de la cortesía y la excusa de que «habían sido amigos por un largo tiempo».

—Intenté decirles que no viniéramos, pero no hicieron caso. Yo sé que no te gusta venir —dijo el mayor con su mirada fija en el techo—. No vine aquí por ellos, de todas formas. Vine aquí por ti.

Taehyung masticó con lentitud mientras pensaba en algo que decir. Sí, Hoseok tenía toda la razón. Tal vez por eso había aceptado ir a Suwon, aunque no era su deseo. Tal vez ese era su último esfuerzo para retomar una amistad abandonada y lo cierto era que no se había esmerado tanto, más allá de obligarse a sonreír toda la noche en la fogata el día anterior.

¡Capitanes! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora