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El lunes por la mañana, todo parecía normal para Jungkook. Excepto por las clásicas decoraciones con corazones porque se acercaba el día de San Valentín.

Sus compañeros del equipo lo molestaron un poco por haberse lastimado el pie en el grupo de baile, pero nada fuera de lo común. Podía caminar, al menos, y más importante aún, podía nadar. Él estaba en perfecto estado.

—Pueden irse a clases, antes de que suene el timbre de la primera hora —dijo el entrenador Kim dando un par de palmadas—. No olviden que esta semana tendremos nuestro lavado de autos. Traeré el mío y tendrán que dejarlo impecable, ¿de acuerdo?

¿A-Autos? Jungkook vio a todos asentir y se dio una palmada en la frente. ¡Lo había olvidado! Aunque al principio estuvo de acuerdo con la idea y todas aquellas propuestas del consejo estudiantil, ahora tal vez no estaba muy emocionado por utilizar su uniforme de natación para lavar autos frente a todos. De solo pensarlo quiso abrazarse a sí mismo.

—¡A-Ay, mi pie! —Dramáticamente, se lanzó de espaldas al suelo mientras tomaba su tobillo y giraba sobre sí de un lado a otro con una expresión de absoluto sufrimiento—. ¡Duele, duele! Lo siento, chicos, les he fallado. Yo administraré el dinero. —Abrió un ojo, esperando haber causado compasión entre sus amigos y entrenador. Solo encontró lindas caras de póquer observándole. Bueno, tal vez eso de ser dramático no le quedaba a él.

—El miércoles después de la última clase en el parqueadero, Jeon —sentenció Seokjin. Oh, él no perdería la apuesta contra Yoongi de ningún modo—. No me hagan perder contra el entrenador Min ese día.

—Tranquilo —Yugyeom colocó un pesado brazo sobre su hombro—. Te protegeremos de las fanáticas locas y como recompensa, tendré una buena tarde de Play en tu casa. Espero que compres comida.

—No te invité a mi casa —replicó Jungkook con un mohín. Todos se dispersaban ya hacia la primera hora de clase y ahora los dos caminaban lado a lado hacia su respectivo salón a tener una muy motivadora clase de literatura.

—Me estoy invitando, es lo que hacen los mejores amigos. Le avisaré a Mingyu para que lleve sus controles. Y comida —repitió el castaño—. Creo que tengo hambre. Uhm, ¿a quién puedo robarle comida? Oh, mira. ¡Youngjae!

Jungkook vio a su amigo alejándose por el pasillo al tiempo que veía a Hoseok caminando junto a Taehyung en la dirección contraria. Pero solo fue eso, verlo, porque sin duda el peligris ni siquiera miró en su dirección. Comenzaba a creer que a ese cabeza hueca no le habían enseñado modales en casa.

—Taehyung —Lo llamó antes de poder cerrar su bocaza. El par de amigos se giró hacia él, tal vez igual de sorprendidos. Se tomó un par de segundos en hablar y cuando lo hizo, estuvo muy decepcionado de sí mismo—. H-Hoy tenemos práctica de teatro.

—Sí, lo sé —dijo Taehyung con obviedad—. Mañana también.

Unos segundos después, él había retomado su camino, así sin más.

El pelinegro soltó una risa nasal. Ser "cuidadosos" no implica ser ignorado, no para Jungkook.

Con un bufido, se dio la vuelta y su cuerpo chocó con otro por la fuerza de su movimiento. De inmediato, sus manos volaron para sostener a la chica que ahora le miraba sorprendida y risueña.

—Lo siento, Eunha —se apresuró a decir el pelinegro, asegurándose de que ella no tuviera ni un rasguño—. No te vi.

—Tranquilo, Jungkookie, solo venía a preguntarte cómo estabas. Con tu pie —aclaró la pelinegra—. El entrenador Kim me dijo que te habías lastimado mientras bailabas.

¡Capitanes! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora