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Canción en multimedia: Egotistic - Mamamoo  ❤️





Estaba feliz. Demasiado feliz.

Ni siquiera sus amigos quisieron cuestionar su enorme sonrisa de conejo el lunes en la mañana. Tal vez era imaginación de Yugyeom, pero parecía que Jungkook daba brinquitos al caminar.

La escuela estaba movida ese día. Además de la visita de la escuela de Incheon, habría una conferencia para los profesores acerca de pedagogía o algo por el estilo que Jungkook no se había molestado en leer, así que, además de estudiantes, pelotas de baloncesto y profesores yendo y viniendo, había estudiantes llevando enormes ramilletes de flores que el director pensaba colocar en el auditorio como decoración.

Cuando vio el pequeño cuerpo de Eunha perdiendo la batalla contra el enorme arreglo de margaritas y claveles, Jungkook no lo pensó dos veces para apurar su paso y ayudarla antes de que alguien saliera lastimado; prácticamente le arrebató el ramo, sonriente, y dijo:

—Déjame ayudarte —Sus ojos se volvieron dos finas líneas. Ese día era un muy buen día.

—Gracias —Eunha suspiró y estiró sus brazos, agitándolo para hacer el calambre más llevadero—. Hoy estás muy feliz —señaló luego, contagiándose un poco.

—¿Feliz? Sí. Emocionado. Muy emocionado. O algo así. Mi fin de semana fue bueno —No había otra manera de describirlo; se sentía como un niño después de una sobredosis de azúcar—. ¿Adónde llevamos esto?

—Al auditorio —respondió ella, tomando su brazo para evitar que girara hacia el lado contrario—. Es bueno escuchar eso. ¿Hiciste algo interesante?

—¡Sí! Quiero decir, sí. Yo... Uhm —Y se detuvo, dándole una mirada de reojo a la pelinegra. Bueno, mierda. ¿Qué pasaba por su cabeza? Él no podía ir por el mundo simplemente gritando sus chocoaventuras como si fueran cualquier cosa; en especial porque Taehyung podría matarlo si lo hacía. O su padre. Cualquiera de los dos, no era un buen destino. De repente, jadeó angustiado. ¿Acaso tenía un cartel en la frente que decía que ya había metido la salchicha en la dona? Tal vez por eso sus amigos se reían tanto de él esa mañana. Sí. Esa mañana, vio su piel más brillante y su cabello más suave. ¿O la piel más suave y el cabello brillante? De todas formas, ¿no era eso lo que pasaba con las embarazadas?

—¿Tú...? —Eunha le miró curiosa y sostuvo la puerta del auditorio para él. Aunque era muy temprano y normalmente no habría nadie en el lugar, esa mañana estaban los presidentes de clase, el Consejo Estudiantil y un par de profesores además del director. Seguro vendría algún afamado orador.

—Nada —se apresuró a decir—. Sí, estoy feliz. Muy feliz.

El ramo por poco cae de sus brazos cuando sintió un fuerte golpe en su hombro; un segundo ramo entró en el auditorio y detrás de este, los cabellos plateados de Taehyung brillaron antes de que la dura mirada del chico se posara sobre él y siguiera su camino hacia la tarima como si nada, sin siquiera disculparse o mirarlo una segunda vez. Más que el dolor en su hombro, Jungkook sintió algo en las entrañas.

—¿Qué pasa con él ahora? —murmuró Eunha mirando la fina espalda de Taehyung inclinándose para dejar el arreglo de flores en el suelo—. ¿Ustedes siguen discutiendo?

—No. Sí —Jungkook sacudió la cabeza—. Estamos en tregua, quiero decir. Por lo de la obra, eh, sí, tú entiendes —balbuceó con torpeza, pero solo se ganó una mirada de recelo por parte de Eunha.

¡Capitanes! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora