18 - {II}

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Jungkook esperó con paciencia a que la puerta se abriera.

Mucha paciencia. Esperó un minuto. Sesenta largos segundos que se transformaron en ciento veinte porque pensó que había contado muy rápido, pero no funcionó. La puerta seguía cerrada.

Dio un pequeño suspiro y se recostó de espaldas al frío metal; entonces, por obra de la gravedad, su cuerpo siguió derecho y cayó sentado de culo a los pies de un peligris que le miraba como si fuera algún extraño acosador.

—Hey —saludó mientras se levantaba torpemente, sacudiendo el polvo de sus pantalones y recobrando la dignidad.

—Hey —contestó Taehyung, ido—. Escucha, sé que arreglamos esto hoy, pero será mejor que te vayas. No es un buen momento, mamá está histérica y menopáusica y puede regresar en cualquier momento y...

Jungkook olisqueó el aire y esnifó un fuerte olor a alcohol, justo cuando veía los orbes del otro capitán brillar por las lágrimas.

—¿Estuviste llorando? —le interrumpió en voz baja y sorprendida.

Taehyung negó e, inevitablemente, limpió la esquina de su ojo.

—No —Pero su voz sonó rota y cansada—. Ugh, qué te importa si lo hice o no. Solo... déjame solo, estaré bien.

Intentó cerrar la puerta y la mano del pelinegro se lo impidió. Por largos segundos, en los que Jungkook se quedó mirando su mano, como preguntándose qué mierda acababa de hacer y por qué lo había hecho, nadie dijo nada.

—Tienes razón, no debería importarme —farfulló—. Pero sí lo hace. Tú no... estuviste bebiendo, ¿o sí? El entrenador Min te echaría a patadas del equipo y esta competencia entre tú y yo no tendría sentido.

—Incluso si yo no fuera capitán del equipo, Jackson lo sería, y si no, Mark, Jihoon. Cualquiera —replicó Taehyung de forma hostil—. No soy nada especial.

—No es verdad. Esto es divertido porque eres tú —Jungkook se alzó de hombros—. Quiero decir, eres tan temperamental e impulsivo; parece que tienes los cables cruzados o algo así y a veces realmente siento que podrías saltarme a la cara con una motosierra, pero supongo que esa es la parte divertida de la competencia.

Taehyung apretó los labios, recordándose a sí mismo que debía cancelar el pedido de la motosierra de juguete por Amazon. Luego, miró a cada lado del pasillo y se quedó observando la puerta en diagonal, a la mirilla; tal vez era su imaginación pero la vieja chismosa de la señora Byun podría estar allí, acechándolo, espiándolo, solo para luego echarlo al agua con su mamá. Esa que siempre lo molestaba por poner la play-list de Mean Girls demasiado alto.

—Entra —ordenó a Jungkook con recelo. El pelinegro medio asintió antes de que Taehyung tirara de su hoodie hacia el interior y luego cerrara la puerta detrás de él.

Jungkook se sintió asqueado por el fuerte olor a alcohol, en especial porque la primera y única vez que estuvo borracho hizo cosas estúpidas que involucraban a la prima de Taemin y a Eunha gritando gentiles cosas sobre irse a la mierda cuando intentó explicarle lo inexplicable.

—En serio huele asqueroso —se quejó.

Sin esperarlo, Taehyung caminó hasta el sofá y se abrazó las rodillas para enterrar la cara en el hueco entre sus piernas, desanimado.

—Mamá estaba bebiendo y ella... dice cosas feas cuando está así —murmuró ahogado contra sus propios brazos—. Ella odia el baloncesto porque le recuerda a papá y además... es una exitosa abogada que espera que su hijo le siga los pasos. Obviamente cree que ha hecho algo mal conmigo.

¡Capitanes! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora