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Canción en multimedia: Marina - Life is strange 🎵 🎶





—Está bien, está bien. Puedo hacerlo solo.

Taehyung sacudió un poco sus brazos, instando a su madre y a Jungkook a soltarlo. No era un niño chiquito. Tenía los bastones, así que arrogantemente pensó que podía caminar por su cuenta; sin embargo, en cuanto dio el primer paso, un corto grito de dolor abandonó su garganta al sentir el tirante dolor desde su rodilla hasta sus vísceras y Jungkook fue el primero en llegar a su lado con un jadeo angustiado, tomando su brazo nuevamente.

—Con cuidado, idiota.

—Estoy siendo cuidadoso —siseó el peligris entre dientes. El médico volvió a corregir el cómo tomaba los bastones ortopédicos. El mango a la altura de la cadera, el "reposa-codos" irónicamente apoyado dos dedos bajo el codo, y los bastones debían moverse a la par que su rodilla intervenida, no al revés. Uno, tres. Uno, tres. La coordinación nunca había sido tan malditamente difícil para Taehyung.

—Por favor no olviden agendar las terapias con prontitud —les recordó el médico Moon antes de que, por fin, dejasen la clínica. Había sido una larga noche para Taehyung, a decir verdad. Jungkook había regresado a casa el viernes por la noche cuando no pudo prolongar más su estadía, y con su madre dormida junto a él, Taehyung tuvo todo el tiempo del mundo para acribillarse a sí mismo, cortesía de sus propios sentimientos. Ni siquiera podía decir qué sentía a ciencia cierta. O cómo debería estar sintiéndose.

Algo en su pecho lo hacía sentirse derrotado, sin ganas de nada. En toda la noche solo podía mirar su rodilla; estaba vendada, pero sabía cómo lucía la herida de la cirugía: aparatosa, grotesca, horrible. No era muy grande, pero para él, marcaba el fin de algo que podría haber sido muy grande. ¿Cómo podía algo tan minúsculo causar tantos problemas?

—Jungkook —dijo Han Woo, y el pelinegro respingó. Vaya, sabía su nombre. ¿Era bueno o malo? —Deberías ir a casa. Ayer estuviste fuera toda la tarde, y hoy sábado no sería bueno que lo hicieras también. Debes tener trabajos que hacer o materias para las cuales estudiar.

—Sí —Taehyung estuvo de acuerdo—. Yo... te llamaré cuando llegue a casa. No tienes que preocuparte tanto por mí.

—Pero... —Jungkook frunció el ceño—. No irás a la escuela en semanas. —¿Cómo iba a verlo? ¿Cómo saber si realmente estaba bien, y no era solo de la boca para afuera? Los mensajes eran engañosos. Un emoji podía disfrazar la verdadera intención de un par de palabras.

—Dios. No seas tan pegajoso; puedes ir a la casa cuando quieras. Solo enfócate en las pruebas —le recordó el mayor con severidad y Jungkook rascó su nuca, recordando la acumulada cantidad de días que llevaba sin siquiera tocar la piscina.

—¿Estarás bien? ¿Seguro? —preguntó finalmente, cediendo. Taehyung asintió varias veces y Jungkook se acercó un poco, pero se detuvo casi al instante por los aparatosos bastones y por la mirada de Han Woo, claro—. Uhm, disculpe. ¿Será que puede hacerme el favor de... girarse? Usted no quiere ver esto.

—Oh —Han Woo respingó, un poco sorprendida—. Pues cuánta exigencia. Hagan como que no estoy aquí —murmuró, girándose y enterrando su nariz en su bolso, buscando las llaves del auto.

Sin el sentimiento de estar bajo un reflector gigante, Jungkook volvió a inclinarse, cuidadoso de no chocar su rodilla o con los bastones. Quiso dejar un corto beso en los labios del peligris, pero el beso aterrizó en la comisura de su boca cuando Taehyung giró sutilmente su cara. Jungkook parpadeó con confusión y el peligris murmuró apresuradamente:

¡Capitanes! - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora