4. Entre rejas

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Salgo del geriátrico, luego de abrazar a mi abuelo y pasar un buen rato con él. Mientras camino miro la hora y me da tiempo para ir a un lugar más, antes de dirigirme a un trabajo que conseguí hace poco.

Llego a la casa de esta persona y como no la veo, doy la vuelta hacia dónde está su cochera ¡Bingo! Lo encuentro afuera.

—¿Esa cosa todavía funciona? —le digo a Seyn que está debajo de su auto, intentando arreglarlo al parecer.

Él se desliza para salir y me sobresalto cuando sale sin remera de allí.

—¿Ha... Haces fanservice o qué? —Me sonrojo y se ríe al levantarse del suelo.

—Se me mancho la remera con la grasa del vehículo —al fin me responde —y deja de mirar —me reprende y luego pregunta —¿Qué haces aquí? —Camina hasta el capó de su vehículo.

—Cómo quieres que no mire con esos buenos músculos que tienes —Voy a babear en cualquier momento —. Y no te quejes, que tú eres el que anda de exhibicionista.

—Este es el patio de mi casa, no ando de exhibicionista —Rueda los ojos —y ya sé que estoy bien guapo, no necesito que me lo digas ¿Qué haces aquí? —repite su pregunta.

—Raro que no estés persiguiendo a Darren Wein —Miro a todas partes ignorando su insistencia —¿O dónde lo tienes secuestrado?

Hace una carcajada.

—¿Tú quieres que él me maté? No puedo andar de acosador siempre.

—¿A qué seguro sabés dónde está y todo eso? —Me cruzo de brazos y lo miro en modo de acusación.

—Bueno, sí un poquito —Bufa y luego frunce el ceño —. Pero eso no te importa —Me señala —y respóndeme de una vez ¿Qué haces aquí? Se me va la paciencia.

—¿Qué no te puedo visitar? —Muevo los hombros —¿No somos amigos acaso?

—Yo no soy Darren —Enciende un cigarrillo —yo no cambie, no soy amigo de nadie.

—Sé nota —Me río.

—Entonces porque no te vas por ahí, y dejas de molestar —Exhala el humo.

—Te diré algo —Señalo el cigarro —si "tu mariposa" te ve fumando, se enfadara.

—¿De qué lado estás? —se queja.

—Sinceramente del mío, no seré egoísta como tú, pero también soy rencoroso, así que aprende la lección —Me giro enfadado.

—Oye Tarik, no te enojes, no me sale ser amable, y lo sabés.

Me doy la vuelta y lo miro.

—¿Dónde quedo tu respeto? Fui tu jefe alguna vez y sé perfectamente que ya no hay nada entre nosotros, pero en la pandilla, somos todos una familia y la familia se cuida entre sí, no importa quién o como sea ¿Entendiste?

—Fuerte y claro, jefe —Sonríe.

—¡¿Y así cómo me enojo contigo?! —me quejo —¡¡Eres un bipolar!!

—Algo así —Se ríe y luego se pone serio —Hablando de la pandilla ¿Qué hay con Joel?

—Nada, sigue en la cárcel.

—Espero que no juré venganza o cosas por el estilo —bromea. Me quedo pensativo y él frunce el ceño —¿Por qué el silencio?

Muevo la cabeza y reacciono, así que sonrío.

—Mi hermano estando entre rejas no puede hacer mucho, olvídalo.

Más allá de los ojos #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora