17. La puerta de las almas

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Me alejo de la sala, entrando a otra habitación y Crash se sienta a un costado de la pared, mientras silba, entonces le sonrío.

—Melocotón.

—¿Sí? —Ladea la cabeza.

—¿Me estás haciendo otra escena de celos?

—No, solo me aburro, además estoy muerto, no importa mucho lo que yo haga.

—¿Cómo va lo de la puerta de las almas? —Apoyo mi espalda en la pared y me cruzo de brazos.

—Pues todos los días hago fila y nada, vuelva mañana me dicen —Mueve la mano.

—Te cansaste de hacer fila, porque parece que me sigues mucho —opino.

—Ya entendí, hago mal tercio ¿Pero que quieres que haga? Sigo esperando una puerta que no se abre, ver cincuenta veces las mismas películas en el cine o hablar con mi novio vivo, que por suerte es clarividente. No tengo muchas opciones ¿Sabés?

Me río.

—¿Cincuenta veces?

—Sí, ya me sé de memoria todas las películas actuales, ya parezco cinéfilo, leería cómics pero no puedo tocar las hojas para cambiar las páginas —Alza las manos —¡Es frustrante!

—Viaja por el mundo —Levanto un dedo.

—Ya lo hice.

—Oh —Me lamento —no se me ocurre otra cosa para que hagas.

—¡¡Tener mucho tiempo libre es aburrido!! —se queja.

—Ya, ya, seguro pasará —Me río —¿No te cansas de decir lo mismo?

—¿Y tú no te cansas de que Tarik te rechacé?

—Touché.

—Ya agotan, ¿Cuando viene la acción? —Se cruza de brazos.

—¿Dónde quedaron tus celos?

—¡Esto es una relación libre y necesito ver porno! —Levanta un dedo y me río —¿Qué? —pregunta ante mi reacción.

—¿Desde cuando es una relación libre?

—Pues desde que me morí, obvio —Saca la lengua —¡Dah!

—Paso el tiempo hasta que te vi como fantasma, no había perfeccionado esa visión todavía, fue muy extraño verte de nuevo. Es más, hasta para mí es raro aún mirarte, así que no bromees con eso.

—No bromeo —Frunce el ceño —es la verdad ¿o acaso terminaste conmigo? Te recuerdo que no.

—Tienes razón, me equivoque, es una relación libre —Alzo las manos y luego las bajo al reprendelo —pero te hará mal ver lo que hago, no deberías.

—Yo decido que es lo que me hace mal y lo que no, ¿o acaso tú vas a controlar mis emociones?

—Yo solo digo, además no olvido que tienes tus momentos y eres un depresivo, así que luego te irás al rincón a deprimirte y no quiero eso para ti.

—No —Hace puchero.

—Sí, claro —exclamo con sarcasmo y luego me surge una duda —. Tengo una curiosidad, ¿Un fantasma se excita?

—¡¡Eso no te lo voy a decir!! —Desaparece.

Me río.

—Ay que malo.

Más allá de los ojos #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora