24. El "no" fantasma

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Ace

Sigo aquí, en el edificio Razieli, en una de las habitaciones de aquí, estoy parado de espaldas a la puerta y mirando hacia la camilla, aún sorprendido. Crash está ahí, inconsciente, no es cómo si estuviera vivo o algo, pero es como si lo fuera.

Miro a Blake.

—¿Estás diciendo que sigue siendo un fantasma? —Observo  a Darren y luego vuelvo a visualizar al vampiro —Pero ustedes lo ven, sería imposible.

—No es que sea un fantasma —me responde el científico —es otro proceso, los fantasmas comunes no pueden tocarse y ni verse, mi teoría es que tiene el mismo componente que las voces, o sea ellas se lo inyectaron a propósito.

—No debería malpensar esto ¿cierto? —exclama Darren avergonzado —Es un momento serio —Hace una mueca.

Blake se ríe.

—Perdón, debí haber usado otras palabras —Se vuelve serio el vampiro y sigue explicando —. Cuestión, no creo que pueda teletransportarse, o sea viajar a la puerta de las almas, si su forma es como la de las voces. Se hizo corpóreo y antes no lo era, ya no es sólo energía.

—En definitiva, puede hacerse invisible y cruzar paredes, además de hacer lo de un vivo —Ata los cabos sueltos el restaurador —como tocar.

—No creo que pueda comer, no lo necesita —lo corrige Blake.

—Me están mareando, y yo soy el inentendible aquí —opino —¿Y ahora qué? Esto quiere decir que no irá al paraíso ¿Cómo se lo diré cuando despierte? Era su sueño y se destruyó.

—¡Lo arreglaremos! —grita el restaurador levantando su puño masculino —Soy la perfección y no dejaré que esas malvadas se salgan con la suya.

Sonrío.

—Que linda florecita.

Momento después, estoy a solas con Crash en la habitación y observo como descansa. Me quedo mirandolo un buen rato, hasta que mis ojos hacen un leve movimiento, cuando él abre los suyos.

Mira para todos lados, se sienta en aquella camilla, toca la sábana confundido, entonces se sobresalta cuando su mano desaparece y vuelve a aparecer.

—¡Ay! —grita y se hace invisible, entonces traspasa la cama cayendo al suelo, volviéndose corpóreo otra vez —¡¿Qué está pasando?! —exclama asustado.

Me inclino y le ofrezco mi mano, para ayudarlo a salir de allí. Se arrastra por el piso y se vuelve a sentar en la cama, pero esta vez, solo a un costado, sin taparse.

—Las voces te convirtieron en algo así como en un "no fantasma" —explico.

—¿Qué quieres decir? —Mueve la mano y mira el tatuaje en su palma —Tengo que irme, pero no puedo —Intenta desaparecer pero no le sale —no me gusta —opina —¿Qué pasa?

—Lo siento, no podrás ir al paraíso.

—¡¿Qué estás diciendo?! —Se sorprende angustiado —Te... Tengo que ir.

—No puedes, ya no.

—Estás mintiendo —Sus ojos se humedecen —. No puedo quedarme aquí.

—Lo arreglaré, no llores.

—¿Que dices? Estoy muerto, no puedo llorar —Se toca la cara —¿Qué? No —Se levanta, corre a la puerta, se choca con esta y se asusta cuando le sangra la nariz —no, no está bien —Se mira las manos manchadas que tiemblan —¿Qué está pasándome?

Camino hasta él y le agarro las manos, la sangre se desvanece.

—No lo sé, pero lo arreglaré.

—¡¡No digas mentiras!! —Corre a la pared y la traspasa.

—No hagas eso, te puedes golpear.

Voy hasta la puerta y lo sigo. Lo encuentro tirado en el suelo y me doy cuenta que esto, no será para nada fácil.

Más allá de los ojos #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora