40. Reclamo de habilitación

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Tarik

Vuelvo de hacer un pequeño trabajo de repartidor de panfletos para una tienda de ropa, el cual fui contratado por un corto periodo de tiempo, pero me sirve para no involucrarme tanto con Eustacio. Y hablando del acosador, antes de llegar al galpón, visualizo su coche negro. Ya es muy tarde para que venga ¡Es de noche! En serio, no quería admitirlo, pero este tipo supera a Ace en demencia ¿Quién se queda tanto tiempo a que llegue alguien? Se está volviendo obsesivo.

—¡Hola! —me saluda como si nada bajándose de su vehículo.

—Disculpa, pero ¿Sabés que hora es? —le aclaro —Es muy tarde para que me visites. Es más, ya te vi hoy.

Insoportable.

Se mantiene sonriente y me observa callado, hasta que después de un rato habla. Mejor, ya que esto se estaba volviendo incómodo.

—Pensaba en ti.

Corrección, esto es lo incómodo.

—Gracias, pero no gracias. No necesitaba saber eso —Bufo y se ríe —¿Qué es lo gracioso?

—Hablaba de las peleas —Camina al rededor de mí, a una distancia prudente, aunque aún así, su mirada no me gusta en lo absoluto —pero de todas formas lo otro no está tan alejado de lo que pienso de ti.

—Si te soy sincero, no quiero saberlo y sobre el trabajo, podemos hablarlo cuando sea el día, así que con permiso —Avanzo intentando esquivarlo pero se pone en mi camino —. Te lo advierto, tengo límites para todo y te estás pasando —le advierto enojado.

Lo admito, tengo paciencia, pero esto se está yendo de las manos. Sé que el tipo es peligroso, tiene sus contactos y todo eso, sin embargo lo que hace se está yendo a los extremos. Su interés pasó de acosador a controlador.

—¿Qué tiene de malo expresar mi interés por ti? —Apoya la mano en su pecho, lo que me provoca un escalofrío.

Levanto los dedos.

—Primero, no eres mi tipo. Segundo, no me mezclo con los de tu calaña, pero tuve que aceptar tu oferta de trabajo, porque personas como tú, terminan asesinando a gente como yo. Tercero y no menos importante, no me gustan los acosadores.

Frunce el ceño, pero le dije la verdad, así que al parecer se mueve de mi camino. Avanzo pero me agarra del brazo, entonces cuando lo miro sonríe.

—Nos vemos el día de la pelea y por cierto, yo que tú revisaría tu casa —refiriéndose al galpón —oí que hubo un reclamo de habilitación, no sé si se podrán seguir quedando allí, me preocupan.

Más allá de los ojos #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora