60. Mirada despierta

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Ace

Regreso al clímax, donde el ambiente se centra en lo placentero. Motivado por las acciones, beso al pequeño saltamontes y prefiero seguir a mis instintos, abandonando las cuestiones complejas de los pensamientos. Porque de eso se trata el sexo después de todo. De sentir y olvidar lo demás. De gozar y unirte al otro sin pensar en nada que lo arruine. Así que sigo a mi intuición y me acomodo entre la piernas de Tarik, poniéndome el preservativo.

El que calla otorga ¿no?

Tiro de su bóxer, dejándonos a ambos desnudos. Agarro el lubricante del compartimiento de la cama y sonrío.

—Sabor a frutilla —Mancho mi boca con el gel y se sonroja.

—¿Gastas dinero hasta para que tenga sabor? —Me observa raro y me río.

—¿Qué? Es divertido, en la cama hay que probar de todo —Me relamo los labios —. Para que se sienta bien y rico.

Utilizo mis dedos en él y obtengo el efecto que quiero. Estoy contento porque la mirada pérdida de Tarik ha desaparecido, esta es más despierta y el pequeño saltamontes, se encuentra lleno de vida. Hice bien mi trabajo, su estrés se ha ido muy lejos y a cambio le regalo placer.

—Bueno, creo que ya es momento de tomar lo que quiero —Lo abrazo.

—¡Cállate y haz lo que tengas que hacer! —me reprende y me río.

—Ese es mi pequeño saltamontes —Lo beso, entonces me uno a él en el proceso.

Oh cielos, es mejor de lo que imaginé.

Me muevo sobre él y nuestros cuerpos se complementan. Noto el toque de sus dedos en mi espalda y lo disfruto. Tantas sensaciones agradables. Las sábanas se revuelven al compás de nuestros cuerpos y el momento se convierte en especial.

Tarik

Las mantas terminan rodeándonos, dejando de estar recostado en el colchón, para encontrarme sentado y besando a Ace, entrelazando nuestras piernas.

Mentiría si dijera que no se siente bien, con sinceridad mi cuerpo lo disfruta.

Rato después, la situación acalorada termina y quedamos acostados en la cama, cubiertos por las sábanas hasta nuestras cinturas. Estoy de espaldas hacia el adivino y él me abraza apoyando sus labios en mi nuca.

—Eso ha sido, fantástico —susurra en mi oído y se me eriza la piel.

—Sí —contesto cortante —y ya se acabó.

Hora de volver a la realidad. Sinceramente no quiero lastimarlo, es un buen amigo, pero hay cosas que nunca cambian. Tengo que partir. Debo ocuparme de algo más importante. Mi abuelo.

Más allá de los ojos #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora