42. En la mente de Crash

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Regreso a casa, entonces al entrar me sorprende ver a Crash sentado en el sillón con las luces apagadas y cubriéndose con una manta, mientras observa a la nada.

—Me asustas —Me río y enciendo la luz del living —. Creí que me esperarías en el baño o estarías durmiendo.

—No soy tu objeto sexual —me aclara viéndome de mala manera, diría que hasta parece una mirada asesina.

—Tranquilo, yo no dije eso —Camino hasta él y me siento a su lado —¿Estás enojado porque me fui de repente?

—No, estoy enfadado porque se me están metiendo cosas a la cabeza.

—Pues si no me dices cuáles, no te voy a lograr entender.

—Tú porque no las oyes —Mira a la nada —no las escuchas.

Quedo pensativo y entonces me doy cuenta, agarro su mano rápido, observando el tatuaje en la palma de su mano.

—No puede ser ¿Las voces?

Se suelta de manera abrupta.

—No toques —Hace una pausa y me responde —. Son pocas, dos, tres y opinan, me ponen de malas, me amargan más de lo normal.

Tendría sentido, Blake dijo que Crash tenía el mismo compone de las voces y por eso podía materializarse, entonces para hacer eso, enviaron a algunas para vigilar el trato, por esa razón él es un no-fantasma. Es más, a ellas les conviene que mi novio sea depresivo, influencian y manipulan mejor a ese tipo de personas. Seguro cuando lo agarraron se dieron cuenta de ello, son demasiado listas, no pierden oportunidad.

—Melocotón, ¿y qué te dicen?

—Muchas cosas.

—No me gusta hacer esto pero... —Sonrío y pongo la mano en su hombro —. Permíteme.

Siento el dolor en mis ojos cuando intento entrar a la mente de Crash y entonces las escucho.

"Tic toc el reloj".

Me hablan, saben que estoy oyéndolas.

"¿Sabés lo irritante que es estar aquí?"

"Será mejor que te apresures".

Cuando mis ojos comienzan a sangrar, suelto a Crash. Bajo la cabeza respirando agitado y me río.

—Es cierto, son solo tres, tres irritadas voces porque se separaron del resto.

Y de Rein.

—Hicieron su sacrificio por la causa —El melocotón desvaria, pero tiene sentido.

Así nos vigilan, sobre todo a mí y su maligno trato.

Más allá de los ojos #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora