37. Cocinando placer

671 99 51
                                    

Hago un camino de besos a través del cuerpo del pequeño Crash, mientras sigue cubriéndose la cara con las manos.

—Cuanta tensión, te haré un masaje.

Agarro su muñeca y lo levanto, ambos quedamos arrodillados en el sillón mirándonos. Toco su rostro despacio, observando y sintiendo cada poro de su piel.

—Sigues siendo tan suave cómo te recuerdo.

El melocotón continua callado, pero ahora me mira, ya no evita verme a los ojos. Acerco mi boca a la suya y lo beso, acto seguido lo abrazo.

—Eres malo —confiesa lo que provoca que me ría —¿Así cómo me puedo resistir?

—No es necesario que te resistas —susurro en su oído y veo como la piel se le eriza.

—Ha pasado tiempo, ni pensé que volvería a hacerlo —Mira hacia abajo avergonzado —quizás debas buscar a otra persona.

—No puedes persuadirme, melocotón —Paso mis manos despacio por su cintura, deleitandome con su tacto —. Tú no te me escapas.

—Hablas de Tarik ¿cierto? —dice en un tono sombrío —El sí se te escabulle.

—Yo no lo traje a la conversación, esos son tus celos hablando cuando no deben —Le agarro la barbilla, alzando su cara —. Que mal, arruinan el ambiente ¿Dónde quedó eso de "relación libre" que dijiste?

Me mira frunciendo el ceño, aunque sus mejillas están rojas.

—Es... es complicado.

—Ya veo —Hago una pausa —no te confundas más y vamos al cuarto —Sonrío.

—No me manipules.

—Justo hoy me dijeron manipulador, entonces debe ser cierto.

—No... no quise decir eso —Baja la vista intentando disculparse.

—No te preocupes, sinceramente no me afecta, porque es la verdad —Lo acerco hasta mí —. Te voy a demostrar lo bien que manípulo tu cuerpo.

El calor se siente en el ambiente, mis manos se han encargado de eso. Ahora la pregunta del milenio es ¿Hará falta usar preservativo con un casi fantasma? Teniendo en cuenta que estoy enfermo, mejor sí. No vaya a ser que se me pegue algo de la voces a mis queridas partes o que circule ectoplasma por algún lugar indebido.

—Tengo tu favorito —Saco del compartimiento secreto de mi sillón un lubricante y me relamo los labios —sabor durazno.

—No, no es cierto —expresa acalorado, alzando y cerrando sus puños en dirección a sus mejillas, recostado de nuevo debajo de mí, aunque ya sin nada puesto.

Mojo mis dedos con la sustancia grasosa y los apoyo en mis labios.

—Que rico ¿Quieres comer?

—No me hables de esa manera tan seductora —dice tímido.

—Es que soy muy bueno en el arte de las palabras —Me inclino hacia él y lo beso —pero también con las manualidades.

Hago un buen trabajo con mis dedos y el pequeño se me excita. El mejor preparado para el melocotón necesita un toque más. Ciento que estoy cocinando placer. Me relamo los labios, entonces agarro el preservativo, del mismo lugar de donde saque el lubricante. Intento no deshacerme de mi pantalón, porque aún tengo la tarjeta de Eustacio en mi bolsillo, así que simplemente muevo la tela para bajar un poco el bóxer y dejar salir toda mi virilidad fuera, acomodar el condón y acto seguido unirme a Crash.

Ha pasado tiempo y a pesar de eso se siente como si hubiera sido ayer. Las sensaciones, el placer, en todos los sentidos posibles de las palabras. Más con el movimiento del sillón, lo admito, quería el cuarto, pero no voy a decir que fue una mala elección, porque no lo ha sido.

Eso no quita que hay que probar la cama.

A la mañana siguiente, cubierto por las sábanas con Crash en mi pecho desnudo, al cual le escucho la respiración mientras duerme, veo como desaparece y aparece en su estado de "no" fantasma, mientras se mantiene en el mismo lugar. Levanto la tarjeta que está en mi mesita de luz, no estirando mucho el brazo para no despertar al melocotón y uso mi celular para llamar a Xia.

—¿Mi chica rebelde me puede averiguar un código? Oh y de paso ¿Te comunicaste con Eris o Aradia? Antes de encontrar a la Reina Madre de las brujas, preferiría hablar con las brujitas primero.

Más allá de los ojos #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora