23. Prueba con la calaña

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Tarik

Oigo a Francisco roncar y abro un ojo mirando el reloj, que ya está para reciclar más que para ver la hora, y me levanto rápido del colchón inflable gritando.

—¡¡¿Ya es el mediodía?!!

—¿Qué? —Sale Jav de debajo de las sábanas de su colchón.

—¡¿Por qué nadie me despertó?! —Me revuelvo el cabello.

—Porque esto está cómodo —Se abraza Lon a su bolsa de dormir.

—¡¡Lo siento!! —grita Pedro, otro miembro de la pandilla.

Miro a Francisco.

—¡¡Tú deja de dormir!! —Lo pateo y se cae de su almohadón.

—¡¡Ay pero jefe!! —se queja.

—¡Seguro ya perdí el trabajo, hace horas debí haber estado allí! —me lamento y comienzo a agarrar mis cosas —¡Rápido, rápido! —Me apresuro preocupado —¡Más les vale que se comporten mientras no estoy! —les advierto y salgo de allí lo más veloz que puedo.

Cómo supuse, estoy despedido. El jefe me mira con mala cara cuando llego y directamente me echa. Sabía que tarde o temprano lo haría, pero nunca pensé que sería por quedarme dormido. Bueno, al menos me salve de seguir usando el sombrero con el muñequito en la cabeza. Salgo de la tienda y antes de cruzar la calle, un coche negro frena en frente de mí. La ventanilla se baja y visualizo a Eustacio.

—¿Me estás siguiendo? —pregunto ya que esto se volvió acosador.

—No, solo te vi salir —Sube los lentes de sol sobre su cabeza.

—Disculpame, pero estoy ocupado —Me giro sosteniendo la tira de la mochila con fuerza en mi hombro.

No vaya a ser que me estén por robar, con estos tipos ya ni se sabe. No es que parezca que yo tenga dinero, pero la gente está loca en estos días y te sacan hasta lo que no tienes. Y menos me voy a fiar de personas como Eustacio, que viene de esa zona peligrosa, a la cual no debería ni haber ido esa vez que necesitaba dinero.

—Espera un segundo —Se baja del coche y se pone en mi camino.

—¿Ahora vas a admitir que me estabas siguiendo? —indago porque la verdad me está poniendo de malas su actitud.

Se ríe.

—Solo quiero hablar contigo.

—Si es sobre las peleas, no estoy interesado, quizás en otra ocasión ¿Me dejas pasar?

—Bien, lo admito, si te estaba siguiendo, pero porque tienes talento y el talento no se puede desaprovechar —Me guiña el ojo —¿Sabés el dinero que podrías ganar? No necesitas aguantarte que te traten así, en trabajos como esos.

Hasta escuchó la conversación que tuve con mi exjefe, este sí que es un acosador.

Frunzo el ceño.

—Tu trabajo es insalubre y ya estoy grandecito para meterme en líos como esos.

—¿Acaso terminaste mal en la pelea que tuviste la última vez?

Miro hacia un costado pensando.

—No pero...

—¿Ves? —me interrumpe —Con tu talento ¿Quién podría lastimarte? Nadie.

—Me halagas pero —Alzo la vista para mirarlo —mi contrincante también terminaría herido.

—Si tú eres el ganador, es imposible que lo lastimes de más, sé que no lo harías, estoy seguro de ello.

—Cuanta confianza —opino no muy convencido de lo que me está planteado.

Alza la mano.

—¿Qué dices? ¿Aceptas? ¿Qué tal una prueba? No estaría mal para empezar ¿verdad?

¿Una prueba? No me fío pero, la verdad estoy desempleado y estoy seguro de que lo sabe, además de que ya ha insistido mucho, decir que no me traería problemas con los de su calaña, no veo otra que aceptar. Termino por estrechar mi mano con la de él.

Más allá de los ojos #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora