Capítulo 12

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Me despierto lentamente y siento algo pesado estar sobre mi cintura haciéndome sentir incómoda. Frunzo el ceño y abro los ojos pesadamente y miro en dirección a mi cintura, cuando veo un brazo tatuado sobre mi cuerpo y mis latidos empiezan a aumentar.

No me acordaba de que ayer me quedé en casa de Brayden a dormir con él.

Mierda, necesito irme de aquí, ni si quiera sé qué hora es.

En el momento en el cual voy a levantar su brazo para salir de su agarre, noto como se remueve y lentamente aparta su brazo de mi cintura levantándose del colchón quedando sentado mientras que se frota los ojos y después me mira de reojo.

—Buenos días.
–murmura con voz ronca.

Hacia tanto tiempo que no dormía con él, mejor dicho, que no dormía absolutamente con nadie, que se me hace rarísimo estar en una situación así.

Trago en seco y murmuro un 'Buenos días'.

—Voy a ducharme, si quieres te llevo a casa. Puedes desayunar lo que quieras.

—No, creo que voy a llamar a un taxi o a Arthur. No quiero molestarte.

—Que va, no lo haces. Déjame llevarte, no es molestia.
–dice mientras se levanta de la cama y camina hacia la puerta del baño de la habitación.

Resoplo cuando le veo entrar y desparecer por la puerta del baño.

Miro a mi alrededor y veo mi bolso encima de la mesita de noche, rebusco en el buscando mi móvil y al encontrarlo, miro la hora; son las diez.

Me levanto de la cama, me coloco bien la ropa aunque está arrugada y no hay remedio y agarro mi bolso saliendo de la habitación hacia las escaleras y después al comedor.

A los diez minutos aparece Brayden únicamente en unos pantalones deportivos de adidas negros, con el torso descubierto y su mirada puesta en el suelo hasta que da conmigo y me mira.

Trago en seco. Estoy nerviosa.
¿Por qué? No lo sé.

—¿Has desayunado algo?

—No, no me apetece, pero gracias. Es tarde, me gustaría ir a casa.

Brayden se detiene a mitad del pasillo y me mira fijamente, asintiendo con la cabeza.

—Había pensado en bueno... ir a desayunar a algún sitio. Así podemos hablar, hace tiempo que no nos vemos ni hablamos... y bueno, ¿Qué opinas?
–dice nervioso desviando la mirada hacia otro punto y después hacia mí de nuevo.

Me quedo callada pensando, trago saliva.
¿Debería de aceptar e ir con él a desayunar?

Se me hace tan raro estar enfrente de él, hablando tranquilos, después de un año lejos sin saber nada uno del otro.

Quizá esté bien y podamos hablar sobre algunos temas, pero tampoco me apetece sacar temas del pasado para seguir haciéndome y haciéndonos daño.
Supongo que podemos hablar como amigos, como amigos con una historia detrás.

—No me parece mala idea...
–murmuro.

Brayden medio sonríe; —Voy a vestirme, ahora vuelvo.

A los pocos minutos aparece Brayden ya vestido, con unos vaqueros negros rotos, una camiseta negra de manga corta dejando ver sus brazos tatuados y unas deportivas negras también.
Me mira y hace un gesto con la cabeza apuntando hacia la puerta principal, agarrando unas llaves y saliendo antes que yo por la puerta esperándome en ésta.

Entre nosotros y el destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora