Capítulo 34

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Abro la puerta de la casa de mi padre, caminando hacia el salón donde me encuentro a Susane ordenando algunas cosas del salón y me mira en el momento que nota mi presencia.

—Hola Susane, ¿sabes si Alle está aquí?

—Pues creo que si, le escuché hace un buen rato llegar con Aleksey. Puede que esté en la habitación de invitados.

Asiento con la cabeza respondiéndole con un gracias mientras camino hacia las escaleras caminando por el pasillo hasta llegar a la habitación.
La puerta está cerrada.

Suspiro y acerco mi mano hacia la manivela de la puerta y abro ésta encontrándome con Alle sentada en la cama con su móvil sobre su oreja y con mirada triste la cual está clavada en el colchón.
A los pocos segundos se da cuenta de que alguien a entrado a la habitación, su mirada viaja hacia la puerta encontrándose conmigo y su mirada se clava en mi, frunciendo el ceño ligeramente y cortando la llamada.

Doy un paso hacia el interior de la habitación y cierro la puerta tras de mi.

—¿Qué haces aquí?
–dice mientras se levanta de la cama cruzándose de brazos.

—¿Por qué te has ido?
–pregunto dando unos pasos hacia ella.

—No me sentía cómoda, quería irme. Ahora contéstame tú, ¿para qué has venido?

—Quería verte y saber dónde estabas.
–digo encogiéndome de hombros.

—Ya has visto que estoy aquí, puedes marcharte. Tu hermana te estará echando de menos.

—¡Joder! ¿Puedes dejar de decir comentarios así? Mi hermana está con sus amigos y le da exactamente igual si estoy o dejo de estar en su fiesta. Me importas tú joder y la he cagado como siempre, y no pienso irme hasta que arreglemos esto.

Se queda callada mirándome fijamente por largos segundos que parecen minutos. Suspira y camina de vuelta a la cama sentándose en la orilla de ésta, dándome la espalda.

—¿El qué se supone que debemos arreglar? ¿Que hayas insinuado o mejor dicho, haberme dicho que si me quería tirar a tu hermano? ¿Que te de rabia que hable con tu propio hermano? No entiendo de dónde sacas esos celos e inseguridades pero porque hable con él no va a pasar nada, yo no soy de las que van siendo infieles y yo no soy la que fue infiel y por eso lo dejamos.

Frunzo el ceño y aprieto la mandíbula.

¿Qué cojones me está intentando decir con ese mierda de comentario?

Solo sé que he venido aquí para intentar arreglarlo y que no estemos otra vez mal, pero no está saliendo como yo planeaba. Estoy empezando a alterarme y no quiero enfadarme más de lo que ya estoy.

—¿Qué mierda insinúas?
–digo con rabia, apretando la mandíbula.

—Que tú no tienes ningún motivo para estar celoso e inseguro, tú me pusiste los cuernos con no sé cuántas chicas y te lo perdoné, volví contigo y yo si te dejo hablar con otras chicas. ¡No soy celosa, no soy insegura y sin embargo tú no tienes ninguna puta razón para estarlo! ¡Por dios, Brayden, date cuenta de lo loco que es todo esto!

No. No me está gustando esta situación.
No me gusta que nos estemos gritando mutuamente y no me gusta cómo va a terminar esto.

Tomo aire y cierro los ojos por unos segundos intentando calmarme y controlarme.

Contrólate Brayden, no digas nada que no debas.

Joder, joder y joder.

Me doy la vuelta caminando hacia la puerta abriendo ésta de mala gana, pero su voz hace que mi cuerpo se detenga antes de que consiga poner un pie fuera de la habitación, deteniéndome.

Entre nosotros y el destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora