Capítulo 17: No importa el amor

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Me siento completamente sola, aburrida y con ganas de incendiar todo el lugar. No son pensamientos bonitos, pero bueno, que se puede esperar después de todo lo que me ha sucedido.

Noto varias miradas hacía mi y fulmino a cada una de las personas que lo hace, no necesito seguir fingiendo, no más. No soy consciente de cuánto tiempo pasa, solo revuelvo la pajita de mi bebida, no soy experta en licor, así que no sé que es lo que me dieron, lo único seguro es que es mi tercera copa y me siento cada vez más relajada.

De repente siento unos brazos rodearme y respingo del susto, estoy a punto de insultar a quién sea, cuando me doy cuenta de que es Vanessa. Su sonrisa es lo primero que capta mi atención, luego me permito detallarla, está hermosa. Tiene su cabello ondulado, un maquillaje cargado pero hermoso y un vestido largo verde esmeralda pegado a sus curvas.

— ¡Te asusté! —ríe y se sienta a mi lado—, ¿Qué estás bebiendo?

—No lo sé —me encojo de hombros.

— ¡¿Es alcohol?! —abre sus ojos como platos, ella obviamente ha bebido antes, pero jamás en reuniones sociales donde le prestan atención de todo lo que te llevas a la boca, no es bien recibido que una menor de edad beba.

—Si —respondo cortante.

— ¿Estas bien? —pregunta preocupada.

—No, pero lo estaré —bebo un poco por la pajita y no le quito los ojos de encima—. ¿Y Stefan?

—Debe estar por ahí, me recibió como todo un príncipe, vine con mis padres, Susana y su familia en la misma limusina, si vieras la cara que puso cuando vio quién me recibía, estoy segura de que mojó su ropa interior —ríe a carcajadas mientras mantengo mi semblante serio—. ¿Ocurre algo?

Sí, mi madre quería casarme con un idiota que no quiero, y tú estás saliendo con el único chico que me ha hecho sentir más que cualquier otro.

—Terminé con Brad —sorbo por la pajita, ella queda blanca como el papel.

— ¿Estás bien? ¿Te duele? ¿Cómo te sientes? —agarra mis manos entre las suyas.

—Si, no y bien —respondo únicamente.

Escucho a lo lejos como llaman a Vanessa, ella voltea y hace una seña antes de dirigirse a mí.

—Son mis padres, debo ir, pero ya vuelvo —me acaricia sutilmente el brazo antes de irse—. Deja de beber y fingir que estás bien, a kilómetros se te nota la ira y tristeza.

Me da un beso en la coronilla de mi cabeza y sale corriendo, inmediatamente alguien más se sienta en el taburete dónde estaba Vanessa hace unos segundos, volteo con los ojos entornados y no relajo mi expresión de fastidio.

— ¿Estas bien?

—No, y odio esa pregunta —bufo—. No deberías dejar sola a tu cita —señalo con la cabeza hacía donde se encuentra Vane.

—Ella puede cuidarse solita.

— ¿Por qué la invitaste? A mi no me convences con eso de que fue para contrarrestar los rumores que están surgiendo de ambos —voy directa al grano—. A ti te conviene que te relacionen conmigo, más publicidad para tu apellido.

—Upa, no pensé que tendrías la autoestima tan alta —se burla

—Aprendí del mejor —le sonrío—. Dime.

—Quería ver tu reacción —su respuesta me deja pensativa, no necesito sacar muchas conclusiones en mi cabeza, él solito me da la explicación que quiero—. Ver si te ponías celosa.

Tentando al Ángel | 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora