Capítulo 31: Me he enamorado de ti

2.3K 178 3
                                    

Emma

— ¡Deja de defenderla! —le chillo a Leonard; ya estoy perdiendo la paciencia, estoy desconcertada, furiosa y preocupada.

Estoy sosteniendo la mano de mi madre mientras le coloco un paño tibio en la frente; lleva más de una hora en este estado y ya estoy planteándome si llamo a un doctor o no, sin importarme que Leonard se niegue rotundamente a que la examinen, no entiendo que le pasa. Todo este tiempo ha estado regañándome por insensata y no me ha dado respuestas coherentes sobre el comportamiento de Clarissa.

Y, aunque mi madre esté inconsciente no dejo de pensar en Stefan, no sé cómo comunicarme con él y necesito hacerlo, si se aleja de mi por culpa de mi madre, jamás se lo perdonaré a Clarissa; ya ha intervenido mucho en mi vida, no quiero que arruine lo único bueno que me ha pasado.

—Emma, es tu madre —vuelve a justificarse con lo mismo mientras hace que mi madre huela algún tipo de infusión que mandó a traer con una de las sirvientas.

—Lo sé, lo sé... ¡Joder! ¡¿Cómo se me va a olvidar?! Pero eso no justifica como se ha comportado con Stefan —gruño, no quiero gritarle, pero ya me está agobiando—. ¿Por qué la defiendes tanto aun sabiendo que se equivocó?

—No se equivocó... —vuelve a atacarme con lo mismo—, le mostraste a ese chico quién eres en verdad, y estabas haciendo dios sabe qué con él.

—Conexión biológica natural —me burlo un rato al ver su expresión furiosa—, No importa lo que digas, nada es excusa para que haya actuado como si fuera de la era prehistórica. Caramba, esto no es la noche del demonio.

— ¡Ya basta! —me levanto enojada dejando el trapo en su frente.

—Entonces explícame —le espeto—, no hay razón para que actué así.

—Su único trabajo es protegerte, ella hace todo lo posible...

—Por protegerme es que estamos en esta situación, por protegerme he pasado toda mi vida escondida fingiendo ser el títere perfecto de todos. Ni siquiera puedo conocer a las sirvientas de esta casa porque las despide a cada rato, solo porque teme que descubran mi secreto algún día ¡Eso es psicótico!

—Emma, simplemente no te juntes más con ese muchacho y ya...

— ¿Estás jugando? ¿Te contagiaste? No lo dejaré porque a mi madre le dio un ataque. Al fin he conocido a alguien que me quiere sin importar como luzca; le gusta mi forma de ser, le gusta la verdadera yo.

—Las reglas de esta casa son únicamente para tu bienestar, despedimos personal constantemente para que no averigüen de más y no te encariñes con personas que al final te darán por la espalda. Tú sufres por cada persona que quieras, es mejor no aumentar esa lista.

—Déjame informarte que todas las personas que mi madre trajo a mi vida me han dado por la espalda; Brad, Vanessa, Susana... ¡Ah! y ahí acaba la lista, no conozco a nadie más.

Estoy enojada, frustrada, amo a la mujer que está acostada en la cama, pero me extraña su comportamiento, y hoy parecía desquiciada, y Leonard no ayuda, solo insiste más y más en el tema, en que tengo que comprender a mi madre, aunque ella jamás me ha comprendido a mí.

—Leonard, esto me está enloqueciendo, ha sido una semana demasiado rara.

—No puedo explicarte.

— ¡Tú sabes todo lo que está sucediendo y aun así solo te quedas callado! No quiero que me sigan tratando como a una niña.

Gruño y vuelvo a sentarme al lado de mi madre. Estoy harta de esto. Él se sienta en el otro extremo y sin querer me concentro en como la mira, pasa el tarrito con la infusión debajo de su nariz y la tristeza es evidente en su semblante.

Tentando al Ángel | 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora