Entramos en mi habitación, lo pensé bien y prefiero mantener esta conversación con él en privado que en un pasillo en el cual nos puede interrumpir cualquier curioso.
Cierro la puerta al entrar y me abrazo a mí misma, tengo rabia, nervios y decepción, no quiero derrumbarme, pero me está costando mucho no hacerlo. Cierro los ojos y respiro hondo, cuando los abro veo que Stefan se dirige a mi balcón y lo sigo unos pasos atrás, y luego me coloco a su lado, apoyando mis brazos en el muro mientras observo la hermosa vista que nos regala la noche.
La imagen de la luna estando en su punto más alto y su reflejo iluminando las aguas del oscuro rio son una imagen tranquilizadora para mi mente, me encantaría volver a visitar ese lugar, volver a sentirme como en casa, volver a recordar a mi padre como se debe. A veces siento que hasta recordarlo está mal, así me lo ha hecho ver mi madre. No me deja ir al estudio de mi padre, no me deja conservar ninguna cosa que tenga que ver con él, cuando lo nombraba ella me regañaba diciendo que estaba muerto y se largaba. Es más, sé una forma de entrar al lago sin necesidad que ella me dé la llave, pero no me he atrevido por el simple hecho de no desobedecer, además, no me dejan ni un minuto sola.
Suspiro y miro de reojo a Stefan, está concentrado en la vista mientras yo me concentro en él y en cada una de sus facciones. Definitivamente este chico llega cuando mi vida es un caos; sé que le atraigo, esos sentimientos son demasiado evidentes para mí sin tener que leerlo si quiera. Pero, atraer, gustar y amar, son tres cosas completamente diferentes que pueden ser tanto buenas como malas.
Él provoca algo en mí que todavía no descifro, algo complicado, algo que me saca de mi zona de confort, algo desconocido. Pero, aunque sienta algo no puedo permitirme a exteriorizarlo hasta que no sepa cuáles son sus intenciones, no creo que él pueda interesarse realmente en mí en tan poco tiempo de conocerme.
Stefan se ha convertido en una especie de escape a ratos, cuando estoy a su lado me desconecto de todo a mi alrededor, no existen problemas, no existen reglas, no existe nada más que nuestros ojos chocando y las mil sensaciones que despierta en mi cuerpo. Pero no puede convertirse en mi escondite, y mucho menos si no lo conozco lo suficiente como para confiar en él. Hay tantas preguntas, tantas palabras que deben decirse, tanto de todo...
Cierro mis ojos cuando el viento choca en mi rostro dándome una sensación de tranquilidad; la disfruto y desearía sentirme así para siempre. Luego los abro solo para observar el viento mover su cabello y la luz de la luna reflejándose en su piel.
—Deja de mirarme de esa manera —voltea su rostro, ahí va otra vez su mirada hipnotizante junto con esa bellísima sonrisa que le marca dos preciosos hoyuelos.
— ¿Cómo te estoy mirando? —sonrío con ternura haciéndome la tonta.
—Tu mirada... brilla cuando me miras —sonríe, pero su sonrisa es diferente a la mía, adquiere un tinte de tristeza y eso me preocupa. Estar conmigo lo hace feliz, pero también lo entristece, no lo quiero leer porque estaría mal, pero mis presentimientos siempre son acertados. Si experimenta esas emociones conmigo y se intercalan de forma tan rápida puede significar que hay algo de arrepentimiento... la cuestión es ¿De qué?
— ¿Por qué me dices que no te intereso para luego decirme que sí? ¿Estas dudando o fingiendo? —necesito zanjar este tema lo más rápido posible. Tengo tantas personas falsas merodeando mi vida y no necesito más.
—Ninguna de las anteriores —habla con seriedad, con determinación, en ningún momento aparta su mirada o muestra nerviosismo—. Sé lo que siento —dejo de respirar apenas sus palabras hacen eco en mi interior—. No debiste haber perdido el control con esos dos —cambia abruptamente el tema.
—Debiste dejar que les diera su merecido —gruño, sigo sin poder creer lo que vi ¿Cuánto tiempo han estado engañándome? Es en lo único que puedo pensar, la ira se apodera de mi e intento cerrar los ojos para tranquilizarme nuevamente, estoy a punto de ir y sacarlos de mi casa como basura.
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Tentando al Ángel | 1.0
Fantasy//TERMINADO// Dos almas. Una maldición. El hijo favorito de Lucifer encontrará su tentación en una de sus víctimas, y desde ese momento todos sus planes quedarán destruidos. ¿Podrá Stefan cumplir con su propósito o desatará la furia del infierno por...