Estamos en medio del lago, ya ha pasado casi una hora desde que tuve mi crisis extraña. Stefan no realizó más preguntas sobre lo que me pasaba y mentalmente se lo agradecí, ni siquiera yo tenía las respuestas para eso.
El viento roza mi rostro y cierro los ojos para disfrutar. Estoy relajada y sin pensar en cosas negativas, ella dejó de susurrarme incoherencias en mi cabeza y ya casi ni recuerdo lo que me pasó. Odio que siempre tenga estos pequeños vacíos en la memoria.
—Debo decirte algo —volteo a mirarlo y le sonrío.
—Adelante —suspiro. Hace unos minutos he visto que está demasiado serio y sumido en sus pensamientos, siempre sucede lo mismo, a veces está radiante de felicidad y luego parece que sus pensamientos lo llevan a terrenos oscuros que causan que su buen humor desaparezca.
—No soy lo que crees.
—Me he dado cuenta —sonrío—. Al principio pensé que eras un interesado mimado, lleno de frialdad y con la autoestima más alta que nadie.
—Pero... —frunce el ceño—, realmente soy así.
—Lo sé —me río, él niega con una sutil sonrisa en sus labios, algo es algo.
—Tengo miedo, estás arriesgando demasiado por estar a mi lado, ni siquiera eres consciente de eso. Antes de conocerte no sentía nada por nadie, ni empatía, ni dolor, ni remordimiento, por eso jamás me arrepentía de todo lo que hacía. Y créeme, Emma, hice demasiadas cosas horripilantes —desvía su mirada hacía el lago—, quiero advertirte.
—No deberías hacerlo, no me importa quién eras, solo importa quién eres —me enderezo y agarro una de sus manos entre las mías.
No me importa su pasado, no me importa el pasado de nadie. Jamás he juzgado a una persona por lo que pasó o lo que hizo, sino por lo que es y lo que hace, el presente lo define todo.
Siempre me han enseñado que por muy mal que la pase, jamás eso debe justificar el daño que hago. Sé que cometí un error catastrófico hoy del que me siento totalmente arrepentida, pero soy consciente, puedo solucionarlo, puedo pedir perdón, y puedo mejorar como persona.
Todos cometemos errores, lo importante es saber qué hacer para corregirlos, supe la personalidad de Stefan y su poca empatía hacía los demás desde el primer día que lo conocí, era algo que gritaba a leguas solo con mirarlo.
Además, jamás podría juzgarlo, yo he hecho cosas peores, como mentirle.
—Emma, he mentido en casi todo —esas palabras me ponen en alerta, suelto su mano como si me quemara.
No, no, no.
— ¿A qué te refieres?
—Jamás lo hice sobre mis sentimientos, pero si en muchas otras cosas.
—Stefan, deja los rodeos y háblame claro.
—Te mostraré, y cuando lo haga, dejarás de querer tenerme a tu lado...
—Por favor... —bufo—, deja de ser tan dramati...
Mis palabras se entrecortan cuando lo noto.
La piel se me pone de gallina, el corazón empieza a latirme enloquecido y el terror se apodera de cada célula de mi cuerpo. Los ojos de Stefan empiezan a cambiar de color a un ámbar.
Pego un grito ahogado y me alejo hasta lo que más puedo.
¿Qué está pasando? No, no, no, empiezo a pensar, pero el miedo no me deja. El dolor de cabeza aparece con fuerza tanto que mi visión empieza a ser borrosa.
—¡No! ¡¿Qué hace?! ¡¿Por qué lo arruina así?!
—Emma, todo tiene explicación, no te asustes... dejame... —sigo retrocediendo cuando él intenta acercarse a mí.
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Tentando al Ángel | 1.0
Fantasy//TERMINADO// Dos almas. Una maldición. El hijo favorito de Lucifer encontrará su tentación en una de sus víctimas, y desde ese momento todos sus planes quedarán destruidos. ¿Podrá Stefan cumplir con su propósito o desatará la furia del infierno por...