Escapémonos (Adrien Agreste/Chat Noir x Tu)

23. Componiendo

POV Adrien.

Llegamos a mi casa y bajamos del auto. Al entrar, subí a mi cuarto con Bella y puse mi celular reproduciendo la música con el parlante detrás de la puerta, la cuál cerré con llave. Se supone que me tocaba clase de piano, pero ese truco de mi celular y el parlante siempre funcionaba.

Me senté en el piano, y Bella algo incómoda se sentó a mi lado.

--Tranquila, Bella. Yo no muerdo, a menos que quieras que lo haga.--dije mirándola coquetamente para luego hacer un gruñido de gato.

--Ya basta.--dijo entre risas.

--Y eso que ni siquiera está transformado. ¡No se que le pasa ultimamente!--exclamó Plagg, sacando Camembert de un pequeño cajón.

--Bueno, dejémos de charlar y comencemos con la canción.

--Si, tienes razón.--afirmó Bella.

Nos quedamos en silencio unos minutos, sin hacer nada.

--No se me ocurre.--habló Bella.

--¡Vamos! ¡No es tan complicado! ¡Es sólo una canción!--me animé.--Mira, piénsalo así Bella: es como un poema pero con música.

--Pero no tan poético.--aconsejó Plagg mientras tragaba su queso.

--Entonces si invento algunas frases que rimen... ¿Funcionará?

--Por supuesto que sí, y es aún más fácil si te inspiras en algo.

La miré detenidamente. Estaba pensando algo, y yo tenía muchas ganas de ayudarla.

--¿Por qué no escribes algo en las notas de tu celular por mientras? Ya sabes, para ordenar mejor todas tus ideas.

--Es cierto.--contestó.

Pero al usar su teléfono se volteó, como si intentara esconder algo ahí. Me intrigaba saber qué tenía, aunque al mismo tiempo no quería interrumpir su privacidad. Desgraciadamente, no tuvo la misma suerte con Plagg.

--¿Por qué lo escondes? ¡Déjanos ver!--interrumpía mi kwami.

Bella se movía discretamente para que Plagg no viera su teléfono, que finalmente terminó cayéndose de sus manos. Los dos iban a recogerlo, pero yo lo hice antes.

--¡Vamos, Adrien! ¡Revísalo!--decía Plagg.

El celular, con bajo brillo, estaba en las notas. Ignorando a Plagg, estaba por entregarlo, hasta que leí algo de lo que tenía en sus notas.

--¿Qué es esto?--susurré.

No podía creer lo que había leído. Mientras escuchaba a Bella y Plagg debatir con los "No" y los "Si", seguí leyendo, aún sin poder creer que...

Bella escribe un montón de poemas.

Dejé de leer rápidamente, y luego miré a la chica y el kwami aún con mi cara de sorprendido. Ellos ya habían parado de discutir, pero yo, algo culpable, finalmente le entregué el celular a Bella.

--A-aquí tienes.--dije, incómodo y enrojecido. Bajé rápidamente la cabeza.--Lo siento mucho, yo... no debí leer tus notas sin preguntarte primero.

--¿Qué decía?--preguntó Plagg.

--No importa, Adrien.--dijo ella, algo apenada.--Seguro ya sabes que...

No logró decir nada más después de recibir mi cálido abrazo. No quería soltarla, no ahora. Claramente todos esos poemas y esas rimas lo decían:

Ella me ama tanto como yo.

--¡¿Alguien me va a responder lo que decían esas notas?!--gritó Plagg, provocando que nos soltáramos.