20. Oh, yeah. Soy la hermana guay

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De un momento a otro siento como me pasa el brazo por la espalda, teniéndome totalmente controlada.

Suspiro e intento pensar en otra cosa. Es un gesto al que ya debería de estar acostumbrada, ya que creo que es con el único de todos mis amigos con el que soy cariñosa, pero por algún motivo ahora no significa lo mismo. Siento como todos los nervios se me ponen en alerta, y lo único que quiero es huir de ahí.

Presiono los labios e intento concentrar mi atención en otro punto. Fijo la vista en Íñigo, y la paso rápidamente a Javi, y después a Vanessa. Dios, no puedo atender a nada.

Siento de nuevo su mano sobre mi cintura y protesto interiormente.

—¡Aquí está el terror de las nenas!

Salto en mi sitio al escuchar la voz de Oliver. Poso la vista en Cris y me doy cuenta de que su impresión fue la misma. Se aparta y niega con la cabeza con gesto cómico.

—Ya estabas tardando en llegar —murmura mi amigo entre dientes. Achino los ojos, intentando entender qué puede estar ocurriendo aquí, pero casi al momento Cris se incorpora y le estrecha la mano con el gesto amable de siempre.

¿Será que me estoy imaginando cosas que no son? Vaya día que llevo.

—Toda una fiesta en tu honor, estarás en una nube, ¿no? —pregunta, acercándose a mí. Le regalo una sonrisa a la vez que le quito importancia.

No soy mucho de fiestas sorpresa, aunque ser la protagonista es algo que me agrada más de lo que me gustaría admitir. Bah, estoy encantada.

—Y además ahora soltera otra vez... ¿tienes ya alguno en tu campo de visión?

La pregunta de Oliver me deja repentinamente en fuera de juego. Quiero responder que no, pero mis ojos buscan a Cris de una forma que me deja alucinada. Trago saliva, sobre todo al apreciar como mi amigo se tensa y aprieta los labios.

—Déjala tranquila, pesado —me protege, acercándose a mí. Pasa una de sus manos por detrás de mi cintura y me aprisiona contra él—. ¿No ves que aún acaba de librarse el friki depresivo? Necesita respirar el aire de la soltería un poco, digo yo.

Oliver estalla en una pequeña carcajada antes de asentir.

—Por supuesto, no hay nada mejor que la soltería. Yo soy un experto en la materia, por si necesitas algún curso intensivo. —Me guiña un ojo con coquetería antes de separarse de nosotros.

—No le hagas caso —me dice Cris, como si realmente el coqueteo tan directo de Oliver hubiera provocado algo dentro de mí—. Es un poco idiota.

—Tiene que intentarlo, yo lo entiendo. ¿No ves que estoy muy buena? —Doy una vuelta sobre mí misma, como si fuera una súper modelo.

Espero robarle una sonrisa cómplice a Cris, pero me sorprendo al darme cuenta de que no es así. Se queda paralizado tal como si hubiera dicho la mayor barbaridad del mundo. ¡Dios, qué soso es!

No importa que lluevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora