—Una cerveza —pide Cris tan pronto el camarero se nos acerca.Le hago un gesto para que nos traiga dos iguales. Me dejo caer de espaldas en uno de los sillones y lanzo un fuerte suspiro.
—¿Qué? ¿Quién ganó? —pregunta Oliver, haciéndose el graciosillo, elevando las cejas con guasa.
Veo como se lleva una cerveza a los labios y me siento tentada a robársela. ¡Me muero de sed!
—Andrea —dice Cris, torciendo los labios.
¿Por qué miente? Le dirijo una mirada que él no tarda en responderme, acompañado de una de esas sonrisas que me dejan tonta perdida.
Con esa sonrisa no puedo discutir.
Cuando dejan los botellines encima de la mesa me apropio de uno con una rapidez brutal. Tanto que Cris se aparta hacia atrás, como si lo fuera a arrollar. Bueno, nunca se sabe, mejor que se ande con cuidado.
—Madre mía, esto va a quedar taaaan bien —expone Beka, remarcando el comparativo más de lo normal—. Voy a añadir también imágenes del tercer tiempo aquí en el bar.
Se ríe, y los demás lo hacemos con ella también.
—Nena, eso es en rugby —la corrijo rápidamente. No quiero que se le pase por la cabeza añadir eso al vídeo o tal vez todo eso no se quede todo como una broma entre amigos.
Beka, desconfiando de mi palabra, clava la vista en los chicos, quienes me dan toda la razón con un pequeño movimiento de cabeza.
—Algún día aprenderé lo que es un fuera de juego, y en ese momento os vais a comer todas vuestras burlas. —Intenta amenazarnos, aunque muriéndose de vergüenza. Se tapa la cara con ambas manos y suspira—. El deporte no es para mí.
—No te preocupes. Yo de moda no sé nada y aquí sigo —la consuela Íñigo.
Mi amiga se intenta tapar con una servilleta diminuta, que solo le tapa la nariz. Es imposible no disfrutar como enanos con un grupo de amigos tan diverso.
El camarero deja sobre la mesa las dos cervezas y me apresuro a pagarlas antes de que Cris se me adelante, aunque me alegra darme cuenta de que ni intenta pagar la cuenta.
—¿Qué tal por Barcelona? —pregunta Oliver, intentando sacar un tema de conversación.
Comienzo a toser como loca. Hasta tal punto que Cris e Íñigo se acercan a auxiliarme. Le quito importancia con un pequeño movimiento de mano.
—Bien. Yo estuve la mayor parte del tiempo en la conferencia; y Andy quedó con una amiga.
Y también nos besamos.
—Que peñazo. —Suelta Oliver de sopetón.
A este hombre todo le parece un peñazo.
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No importa que llueva
ChickLit«Seamos amigos» recuerdo sus palabras a los cinco años y sí, en ese momento comenzó nuestra tonta relación infantil, que con los años solo se fue perfeccionando. Juntos para todo, inseparables. En eso nos terminamos convirtiendo. Por mucho que lo...