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-Richard quedó como el bueno, Sam

¿En que momento una agresión, un abuso físico ha de ser bueno? ¿Como algo así puede ser bien visto?

Quizá no quedaría bien si hubiese sucedido con otra persona, y no conmigo.

Tomas me miraba atento, esperando una reacción, cualquiera que fuese pero lo único que pude hacer fue llorar.

Después de su agresión no paso mucho como para que todos se pusieran en contra mia. "Puta. Perra. Fácil. Muerete" ... Fue él quien desató aquella colusión contra mi, llevándome al intento de suicidio. Y digo "desató" porque no lo provocó. Yo desencadene aquella situación por mi actitud, por lo que al final toda la culpa es mía... Pero mía no es la culpa que ese chico no aceptara un NO, como respuesta.

-Hora de tu examen, Samantha. ¿Como te encuentras? -Preguntó de repente una enfermera que acababa de entrar al lugar. Vestía de blanco, su cabello atado en una cola de caballo, sus rasgos eran finos y no se veía de mas de treinta años.

-Bi-bien -Me sequé las lágrimas con el puño, intentando pasar desapercibida, sin embargo la chica era más atenta.

-¿Este chico te está dando problemas? -Señaló a Tomas desafiante.

-No. Él no ha hecho nada.. -Y nunca lo haría

-¿Nada? -insistió ella- Imposible que llores por nada. Algo te ha dicho.

Pero antes que Tomas o yo pudieramos defender algo, ella hablo de nuevo.

-Sal de aquí -Dijo, mirando a Tomas.

Tomas no fue capaz de decir nada.

Pero yo si.

-¡¡No!! -grité, sintiendo mi garganta rasposa. Ambos quedaron sorprendidos, quizás demasiado para mi gusto.

-Sam.. -gimió Tomas a mi lado, preocupado.

-No permitiré que saques de este lugar a la única persona que tengo en el mundo... -le susurré, con un nudo en la garganta. -Él es lo único que tengo -ahora mis palabras rozaban la súplica- Por favor...

La enfermera analizó la situación. Quizás se le ablando más el corazón, de lo que ya lo tenia. Ella no merecía mi grito ya que solo trataba de protegerme, pero no había otra forma de impedir que se lo llevara porque aun no puedo moverme del todo bien.

-Tranquila Sam -dijo él-. Todo esta bien...

¿Todo estaba bien?

...

Cada paso que daba iba siendo mucho más simple después de los meses. He cumplido ya tres meses en la clínica, prácticamente estoy mejorada físicamente. La musculatura volvió, puedo caminar tranquilamente sin un descanso cada 5 minutos, y pues, puedo decir con sinceridad que Tomas ha sido mi mayor apoyo.

Aunque..

No ha venido mucho. Retomo sus estudios apenas notó que podía sola con todo esto. Estoy contenta por el, pero no puedo evitar tener un malestar en el estomago cada que me imagino a alguna chica coqueteando con el. Porque, ¿como puedo competir con una chica física y mentalmente sana? Ya que, obviamente tambien he estado tratándome con un psicólogo.

Ellos creen que podría intentar el suicidio nuevamente y es por esa razón que aun no me dejan salir de aqui.

Como extraño la luz del sol sobre mi piel... La libertad.

Sentí un celular sonar desde las afueras de la habitación, seguido de un taconeo hacia mí, la puerta se abrió mostrando a la misma enfermera que meses antes había gritado. Aun no podia mirarla a la cara, vez que entraba yo miraba al piso como un cachorro regañado, o en mi caso, arrepentido.

-Tienes una llamada -no la veía, pero su voz era alegre.

Estire la mano y cogí el teléfono.

La enfermera giro en sus zapatos, chasqueo los dedos para llamar mi atención mostrándome entonces su mano abierta. Cinco minutos. Luego de eso, salio de la habitación con rapidez.

Acerqué el celular a mi oído y hablé:

-¿Hola?

Un suspiro hizo cosquillas mi oído.

-¿Quien es?

No se oía nada, hasta que, como si mi peor pesadilla se estuviese haciendo presente, alguien habló del otro lado del teléfono.

-Me alegra que despertaras.

Su voz, tosca y grave, me creó un malestar inmediato. Sentí nauseas, un dolor intenso broto en mis sienes y me sentí incapaz siquiera de moverme o de hablar.

-Espero que nos veamos pronto -continuó. -Me gustaría mucho..

Mi sangre ardió, pero el miedo era mucho mas fuerte. Una vez mas, me sentí frágil e incapaz de detenerlo.

-Estoy esperando por ti.

Las lágrimas recorrieron mis mejillas sin esperar mucho tiempo. El sollozo era incontrolable. El pecho oprimido y mi mano temblando sobre el teléfono, era todo lo que salia de mí.

-Siempre.

La pesadilla de volver a ver a esa bestia se hizo una realidad. Richard, volvía a por mí.

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Me demore cuatro días escribiendo esto y exijo mi estrella 💔 :'c
Espero les guste, gracias por seguir aqui

Eres mi desafío - TERMINADO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora