–¿Alguna vez te has sentido incomprendido? ¿De esas veces en las que necesitas estar solo porque sabes que si alguien se te acerca la vas a herir al punto de desconocerte? ¿Sabes lo que se siente hacerle daño a alguien que amas? ¿Tu pareja o tu familia?
Se cruzó de piernas sin dejar de hablar
–¿En esos momentos te miras al espejo y te sientes vacío?
Asentí, con la garganta apretada.
–Tal es el vacío que no puedes siquiera sonreír, no puedes verle algo bueno a tu vida, crees que sobras en el mundo. Y lo único que quieres es llorar y sacar todo de adentro, pero ni siquiera eso puedes lograr. ¿Verdad?
Preguntó la mujer, vestida de punta y taco mirándome directamente a los ojos.
Y era verdad, todo lo que decía. Tanto que quisiera agarrar sus palabras como si fueran mis emociones y lanzarlas lo más lejos posible.
–¿Intento de suicidio? –Preguntó, aunque simplemente quería asegurarse que lo que decía el papel era cierto. Y al asentir, ella dio un suspiro arreglándose los lentes–. No pudiste con tu vida
–No podía con nada –solté–. Y aun no puedo.
Era una mujer cuarentona, pero con un perfil que daba confianza. No me costaba decir lo que quisiera frente a ella, porque no sentía que me juzgaría.
–¿Y Tomas?
Se me erizaron los vellos de los brazos al oír su nombre.
–Tomas... –mire el piso mordiéndome la mejilla por dentro–. El se merece alguien mejor
–¿Crees que no lo mereces, Sam?
–Creo que estaría mucho mejor con cualquier otra muchacha. Que esperarme por dos años solo arruinó su vida, y no quiero seguir arruinándola.
Una campana sonó junto al cuerpo de la mujer, ella dio un salto despertando del trance y llevo su mano a la campanilla para apagarla.
–Ya terminó la hora aunque no es necesario que te vayas Sam, quiero seguir hablado de esto
Ya me había puesto de pie
–Lo siento, pero preferiría irme, ha sido una larga conversación y creo que necesito tiempo para seguir –le dije, colocándome al hombro una pequeña cartera.
–Entiendo –susurró con una mueca de desilusión–. Nos vemos la próxima semana.
–Adiós, y gracias doctora.
Adiós Sam, que estés bien y cualquier cosa me llamas ¿sí? Puedes confiar en mí. –tenía sus piernas aun cruzadas acercando su torso al despedirse.
Le dediqué una sonrisa y salí de la habitación.
Era la primera vez que visitaba a esta psicóloga, me la recomendó el doctor hace unos días cuando fui a una consulta con él.
Resulta que de a poco estoy controlando mis emociones, pero no de forma positiva, ya que las veces que siento que me voy a salir de control intento mantenerme sola y eso provoca que no pueda enfrentar cualquier problema, y como segunda cosa, que decaiga en la soledad.
Tomas ha sido la única persona fuera del área profesional con la que he compartido, eso no puede ser muy bueno.
Después de el alboroto que arme por la foto con Claudia, me dedique a evadir el tema y aunque Tomas quisiera conversar de ello me negaba rotundamente. Era mejor.
–¿Cómo te ha ido en la sesión? –Preguntó el, abriéndome la puerta del auto.
–Bastante bien gracias
–Te tengo una sorpresa –cerro la puerta cuando me subí, rodeó el auto para luego subir con una enorme sonrisa. Parecía ansioso.
–Ya no me están gustando las sorpresas
–Lo se
Condujo hasta el centro de la ciudad. Es viernes así que mucha gente paseaba por los alrededores para terminar el día, no eran mas de las seis de la tarde.
–Mm, Tomas no sé si estoy preparada para lidiar con la gente
–Descuida –espetó colocando su mano sobre mi rodilla–, nadie nos molestará.
Eso espero...
Comenzó a bajar la velocidad frente a un restaurant bastante curioso. Desde afuera se podían ver decoraciones de huesos falsos y cabezas de animales.
–¿Me llevas a un matadero?
Tomas rió fuertemente.
–Está ambientado en la era antigua –apagó el auto luego de estacionarlo, desabrochó su cinturón y se acercó a mi para sacarme el mío. Rozo mis piernas hasta llegas a mi cintura, no dejo de mirarme a los ojos en todo su trayecto y no podía evitar sentirme atraída. Tanto, que me lanzaría sobre él en este mismo momento.
–Será mejor que vayamos luego –susurré, mirando hacia otro lado.
–¿No hay caso verdad? –colocó sus dedos en mi mejilla y me obligó a mirarlo a los ojos. Estaba tan cerca que su respiración me calentaba–. Eres una chica difícil Sam
–Ahora si lo soy, pero antes del accidente me hubiese acostado contigo desde hace mucho.
Tomas vaciló un momento, sus gestos llenos de ternura me derretían.
–Me gustas mas así.
No pude evitar sonreír.
–Vamos –desabrochó mi cinturón besándome la mejilla.
Bajé del auto, Tomas me esperó y cuando estuve a su lado me tomó de la mano. Tuve una sensación placentera, muy sana.
Caminamos juntos hasta el restaurant y allí nos dirigimos hacia una mesa muy linda que se encontraba al exterior, como en una especie de jardín. Era ovalada, de cristal, sobre ella un adorno con flores naturales hermosas de color rojo, y arriba de nosotros, una sombrilla transparente que dejaba ver los árboles, pero sin que cayeran hojas sobre nosotros. Al costado, sobre las paredes que rodeaban el enorme lugar había huesos y animales tallados en madera. Era bastante hermoso la verdad.
–Buenas tardes ¿Qué van a desear?
Un mesero había llegado rápidamente hacia nosotros con una libreta donde anotar.
Cuando iba a pedir el libro donde tendrían que estar todas las comidas que tiene el lugar, Tomas me interrumpió.
–Aun no, estamos esperando a alguien mas
Tanto el mesero como yo, nos miramos extrañados y luego fijamos mirada en Tomas.
–¿A quien esperamos? –le pregunté, confundida.
Pero cuando el estaba por responder se quedó mudo hacia la entrada del lugar.
–¡Gracias por esperarme! No fue mi intención la demora
Cuando voltee a ver quien era mis ojos se abrieron como platos.
–Hola Samantha –dijo, de pie junto a mi con su mano estirada para que se la estrechara–. Tanto tiempo, amiga.
Claudia parecía muy natural, tanto que quise golpearla lo mas fuerte que podía en la cara... con una silla.
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Capitulazo!!! Falta tan poco para las 1000 lecturas *-* muchas gracias!!!! Esto es para ustedes <3
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Eres mi desafío - TERMINADO ✔
Teen FictionSoy una perra. Una que no le importa nadie y de pronto sin darme cuenta, llega un chico a acabar con esa rutina. Me enamoré de él y él odia las chicas como yo. Pero, ¿realmente crees que esa es la historia? Mi historia es más que eso. Rankings ✔ ...